Con una gran sardinada en la Plaza Mayor – 800 kilos de la reina del pescado azul, tantos como para provocar una sobredosis de omega 3 – concluía el sepelio de doña sardina. Según datos ofrecidos por el Ayuntamiento, unas 2.000 personas han participado en el convite. Muchas para hincarle el diente y pocas, apenas un puñado de dolientes, para llorarla en sus últimos instantes antes de consumirse entre las llamas.
Antes de entregar la sardina al fuego, un cortejo fúnebre la paseaba en su carroza por las calles del centro de la ciudad. Calaveras pirómanas, zancudos y malabaristas de la compañía Guirigay, unos cuantos gatos arrabaleros y una docena de amigos y familiares visiblemente compungidos, escoltados por la charanga Los Falillos, integraban la comitiva funeraria.
La alcaldesa no ha querido perderse este evento y ha acudido a ver como se preparaban las sardinas y se hacía el reparto entre los hambrientos ciudadrealeños de todas las edades que abarrotaban la Plaza Mayor. “Toda una tradición del miércoles de ceniza en Ciudad Real», señalaba Rosa Romero.
La alcaldesa destacaba la colaboración desinteresada de las peñas de la ciudad en la organización y preparación de la gran sardinada, subrayando “que este tipo de actividades no podrían realizarse sin su trabajo y su ayuda”.
Que feo por favor el desfile si parecia mas el dia de ls difuntos que carnaval
Porqué será que siempre hay mayoría de gente para coger una sardina, un plato paella, ó un plato migas…… en lugar de participar en las fiestas?…..
Pan y circo, pero literalmente.
La imagen del señor con pinta de zombi por llevarse algo «de gratis», es reveladora de como se contenta a la plebe, y como se ganan votos.