Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Generaciones de ciudadrealeños y algún que otro foráneo han dado cuenta de faroles (jarras) de cerveza y bocadillos de calamares en uno de los bares con más solera de Ciudad Real. Después de décadas siendo referencia del tapeo en el centro de la capital, Los Faroles –La casa de los bocadillos– cierra al no poder asumir la subida de precio en el alquiler que han planteado los propietarios del inmueble.
Esta tarde trabajadores del bar sacaban los productos perecederos para trasladarlos al otro Los Faroles, situado la Avenida de los Reyes Católicos, en las inmediaciones del Hospital General Universitario de Ciudad Real. Este ir y venir no ha pasado desapercibido para los vecinos de la zona y la noticia se propagaba rápidamente: Los Faroles cierra.
Recientemente ha fallecido Ángel Notario Expósito, propietario del negocio y alma de este establecimiento hostelero en el que comenzó a trabajar a la edad de 16 años.
La vinculación de esta familia con el bar y la dedicación al sector de la hostelería se remonta a hace décadas. El padre de Ángel Notario ya trabajaba en Los Faroles. A mediados del siglo pasado, el anterior dueño se jubiló y sabedor de la situación familiar de su empleado, con varios hijos a su cargo, le ofreció quedarse con el negocio. Éste accedió, aunque en ese momento no podía afrontar el pago de un traspaso elevado. Pero los tratos de entonces se rubricaban de palabra y no tenían más cláusula que la honestidad, por lo que el propietario le dijo que se lo fuese pagando como pudiera, ya que confiaba en él. Y así fue.
Cuando falleció su progenitor, Ángel Notario siguió adelante con el negocio hasta que hace cinco años, por desavenencias familiares, lo dejó y emprendió una nueva aventura empresarial en la zona del Hospital. Al cabo de dos años, uno de sus hermanos, que trabajaba en Los Faroles de la Plaza del Pilar, sufrió un accidente. Ángel Notario decidió entonces volver a hacerse cargo del vetusto bar. Su mujer, Anabel Márquez, cuenta que le pesaba haberse marchado de aquella forma y que sentía nostalgia.
Desde entonces hasta que enfermó gravemente puso todo su empeño en volver a levantar el negocio. «Estuvo luchando todo lo que pudo», apunta su mujer, haciendo referencia a las «trabas» que le puso el Ayuntamiento con la pérgola. «Para Ángel era su vida. Lo mamó desde pequeño y lo llevaba en la sangre. Ha sido el único que ha estado al frente y lo ha sufrido en vida», comenta Anabel Márquez.
Recuerda que hace cinco años por esa zona del centro había muy pocos bares. «Estaba el España, Los Faroles, el Trini, ocho o diez bares como mucho, cuando ahora hay casi treinta». Este aumento de la competencia, cruzado con la crisis económica, hacía muy complicado sacar adelante un negocio en el que, al día de su cierre, trabajan siete personas, incluidos dos hijos del matrimonio.
Por otro lado, el pasado 31 de diciembre finalizaban los contratos de renta antigua tras haberse cumplido la prórroga de 20 años que concedió a los inquilinos la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994. Anabel Márquez explica que, al negociar un nuevo contrato, los propietarios del inmueble han incrementado el precio del alquiler hasta más que doblarlo, entre 2.500 y 3.000 euros, vetando además la opción de traspasar bar. «Por más que nuestro abogado ha hablado con su administradora no hay forma de bajarlo. Es por esto que al final hemos decidido cerrar. No podemos tirar. No se puede sacar ese dinero, más luego salarios, seguros sociales… es que no se puede».
Reconoce que lo más doloroso es la situación de los trabajadores. «Todos tienen sus familias y me da pena porque sé que Ángel habría sufrido mucho si hubiera tenido que afrontar en vida esta situación». Para ellos asegura que sólo tiene palabras de agradecimiento. «Han tenido mucha paciencia porque con la crisis no se les ha pagado muy puntualmente y se han portado muy bien. Se lo agradecemos de corazón, y la pena que nos da es que, aunque sabían de las negociaciones que estábamos llevando a cabo, de un día para otro se han tenido que ver en la calle».
Anabel Márquez manifiesta sentir una enorme gratitud, que hace extensiva a sus hijos, hacia los clientes de Los Faroles, tanto por las muestras de cariño que les han dedicado durante los últimos días como por el apoyo recibido en la recogida de firmas para tratar de evitar (aunque finalmente no se consiguió) que el Ayuntamiento desmontara la pérgola de la terraza.
Otro más que se nos va.
¿No estaba creciendo la economía en la Capi?
La calle Alarcos desoladora,locales y locales vacíos. El resto de la ciudad no ha corrido mejor suerte.
Desde aquí mi más sincero reconocimiento a una familia y a un bar que han formado parte de mi infancia, adolescencia, juventud, en pocas palabras ha formado parte de mi vida, siempre estarán en mi recuerdo Ata y Ángel que descansen en paz.
Siento el fallecimiento de Ángel.
Se han juntado los disgustos. Desde niño estuve allí, sentàndome en las ventanas dentro del bar y ahora 30 años después he estado con mi hijo, se pierde uno con solera.
Mi apoyo a todas las familias que por desgracia con demasiada frecuencia estàn quedando en desempleo.
Creo que nunca en un bar tan pequeño, ha cabido tanta gente. Tengo recuerdos imborrables en ese bar con Ángel, Javi, Tomás, Toñin y Jose Mari. A todos ellos, MUCHAS GRACIAS.
Me olvidé de Jose, el mayor, que también ponía su granito de arena. Y de otros empleados como Abel, Esteban, Teo la cocinera …
«…La casa de los bocadillos- cierra al no poder asumir la subida de precio en el alquiler que han planteado los propietarios del inmueble…»
Que no se quejen que han estado abierto mucho tiempo, por no decir desde siempre con la renta antigua de alquiler, pagando na y menos…mientras que otros locales estaban pagando la renta actual de alquiler
totalmente de acuerdo. Y patrimonio seguro que han conseguido con el ahorro durante años de la renta que no ha pagado. Cuestión de suerte, si, pero también de injusticia para el propietario del inmueble.
Lástima que no sepa negociar un precio justo, a no ser que ya tenga apalabrado el alquiler con una compañía q
que sabreis vosotros, con todo lo que sufrio el dueño, y estando casi de cuerpo presente os atrevais a decir esto
NO voy a entrar ahora ni en las rentas antiguas ni en la situación económica. Los buitres deben respetar el dolor familiar y la nostalgia de los demás. Yo, como uno de ellos, escribo en memoria de Ángel y de su padre, al que llegué a conocer en mis años de incipiente juventud. Vivo en Madrid, pero voy a Ciudad Real con asiduidad. He vivido muchos años en la Avda. del Rey Santo y recuerdo el bullicio de la puerta del bar los sábados al medio día o el ambiente interior en las tardes/noches de los inviernos que dejaban el Pilar asolado y vacío. Así era Ciudad Real: entrañable. Mi recuerdo para Ángel: descanse en paz. El tiempo no has hecho perder a todos.
El bar los faroles me trae recuerdos entrañables de la infancia. Veíamos el ajetreo de los viajeros que subían a la renfe antigua y paraban para comprar el mejor de los bocadillos de calamares. En mi juventud y en las calurosas noches del verano, nuestros padres se sentaban en el bar España y los jóvenes en los faroles. Era lugar de encuentro de muchos jóvenes y una de las diversiones era presenciar los múltiples personajes típicos que paraban en dicho lugar, entre otros los «machos» que se sentían engañados por los travestis que se hospedaban en una ¿fonda, pensión, hotel? Que estaba al lado de los faroles y actuaban en la sala de espectáculos en la carretera de Puertollano (cuyo nombre no recuerdo) la Nicol? y los esperaban para montar una «trifurca» al sentir herido su ego machista. Noches de diálogo entre amigos, espectáculo y diversión en los veladores de LOS FAROLES. Una pena su cierre, por lo que representa para muchos y para Ciudad Real.
Para no variar se estan cargando todos los negocios mas antiguos que tenemos en nuestra ciudad.
Es mas, nose si sera ya noticia o no, pero se habla que en esa zona (bar falores,españa…)cierto señor de nuestra ciudad va a montar un MCDonald……no me extrañaria… jodiendo a unos para beneficiarse otros
El bar obrero al lado del bar de señoritos.La alcaldesa pija que se la suda.El habitante de esta ciudad inculto y apolítico.El empresario mano negra que lo quiere.La ciudad que cuida así sus leyendas nunca tendrá manada.
18 junio, 2015 a las 00:20
Estoy pasando unos días en Ciudad Real y no puedo olvidarme de ti, Ángel, como tampoco de quienes trabajaban contigo en LOS FAROLES.
Verdaderamente Ángel, desde la lejanía, acordarme de Ciudad Real, era acordarme de tu bar, de tus tapas, de tus bocadillos, de tus cervezas, de tu buen hacer… Sobre todo de ese modo tan peculiar y particular, por no decir único, de entender el servicio de la hostelería. Realmente creo que, y he viajado mucho, no he conocido otro camarero tan generoso y entregado, como tú. En concreto recuerdo una anécdota: Estaba una familia, sentada en una de tus mesas, acababas de servir a todos sus consumiciones. De repente, a un niño se le cayó su vaso… No tardaste nada en ponerle otro, al instante, sin reproches, con alegría, a pesar de que los padres del muchacho se oponían, pero tú, con esa generosidad y talante, repusiste ese vaso con su contenido, sin pedir nada a cambio, desinteresadamente… mencionando a aquella “vieja escuela” en la que te formaste y educaste, yo añadiría, la escuela de los hombres honestos, honrados, generosos, sensibles, empáticos, compasivos, misericordiosos e íntegros. Hoy pido a Dios que te conceda la Gloria y el Gozo Eterno y que desde allí sigas velando por tu familia, por tus seres más queridos y por quienes, como yo, hemos sentido tu partida hacia la Casa del Padre, pero que sabemos desde allí intercederás por quienes seguimos aquí, así como quienes aún seguimos en este Valle de Lágrimas, rezaremos por ti. Esperaba reencontrarme de nuevo contigo, estos días de junio de 2015, en Ciudad Real. El día que Dios me llame a su presencia, estoy seguro de que nos reencontraremos y no dudaré en reconocerte, porque los amigos de Dios se conocen siempre y porque tú, amigo de Dios, quiero que Allí seas también mi amigo. Gracias Ángel. Hasta siempre. Hasta pronto. La vida es un soplo, una sombra que pasa. Nos veremos. Recibe un abrazo. Tom.