Hay que brindar con vinos y licores de Castilla-La Mancha. Las fiestas navideñas deben convertirse en la legítima reivindicación de un producto que triunfa más allá de nuestras fronteras, pese a la incomprensión que sufre en su propia tierra: La Mancha, primera región productora del mundo junto al Languedoc-Rosellón francés, es uno de los rincones del planeta donde menos vino se consume, a pesar de la envidiable calidad y variedad de los elaborados de la región.
Aquí hay de todo. Vinos tranquilos de todas las gamas, blancos, rosados y tintos, de juventud vigorosa, noble crianza o madurez equilibrada; vinos espumosos llenos de elegancia, vinos licorosos, alegres y sorprendentes; vinos renovados de variedades autóctonas y vinos novísimos de variedades foráneas; vinos envueltos en un diseño audaz y vinos que resuman clasicismo. Y también hay vinos de cepas viejas y de pie franco, vinos de altos precios y vinos asequibles. En suma, buenos vinos de Castilla-La Mancha.
Los vinos de Castilla-La Mancha, hasta hace apenas un par de décadas vetados en las clasificaciones más selectas de los principales gurús, triunfan ya entre la crítica especializada, incluso los provenientes de las denominaciones de origen más desconocidas, como puedan ser Méntrida, Almansa o Manchuela.
La revolución de los vinos de Castilla-la Mancha continúa su marcha en ventas y calidad (ojo al imparable aumento de las exportaciones, que han salvado al sector en los momentos más duros de la crisis económica) a pesar de la todavía influyente riojitis y riberitis entre muchos consumidores. Con todo, cada día se ganan nuevas batallas y cada vez resulta menos complicado encontrar elaborados con el marchamo de la región bajo DO o vinos de pago en los mejores restaurantes de la principales ciudades españolas y en muchas de Europa.
No dejen de echar un vistazo a los vinos elaborados en las nueve denominaciones de origen y siete pagos protegidos de Castilla-La Mancha. Las DO Almansa, Jumilla, La Mancha, Manchuela, Méntrida, Mondéjar, Ribera del Júcar, Uclés y Valdepeñas son ya referencias universales. También los vinos de pago elaborados en Dehesa del Carrizal, Dominio de Valdepusa, Finca Élez, Guijoso, Florentino, Casa del Blanco y Campo de la Guardia.
Licores y brandis
La comunidad autónoma también es generosa en todo tipo de licores. Para los iniciados, brandies de Tomelloso y Socuéllamos. Para los que no soportan altas graduaciones, licores de vino, el resolí conquense e incluso alguna crema de orujo más que digna elaborada por bodegas de Castilla-La Mancha. Y para seguir entre el estruendo de las celebraciones, el rico espumoso manchego.
El brandy de La Mancha es otro producto que no debería faltar en las sobremesas, o como bebida de trago largo en cualquier fiesta. De hecho, ya es conocida la tremenda importancia que tiene la producción de la uva airén castellano-manchega para la elaboración de los brandies de Jerez. Tanto, que el corazón de La Mancha se ha convertido en base de operaciones de las más importantes bodegas jerezanas, que tienen aquí algunas de sus plantas de destilación.
Espumosos
No vamos a caer en la fácil tentación de hacer caso al «pásalo» de dejar de consumir productos de Cataluña, pero prueben cualquier marca de las que actualmente se comercializan de vino espumoso manchego, elaborado según el método tradicional champanoisse con uva airén y macabeo, y comprobarán que están ante magníficos productos equiparables (y en determinados casos aún mejores) que que otros con fama internacional. No hay excusas, pues, para no brindar con espumosos elaborados e localidades como Manzanares, Tomelloso, Pedro Muñoz o Villanueva de Alcardete. Con todos ellos brindaremos por lo que, a fin de cuentas, es más importante: ser un poquito más felices.
(Imágenes: DO La Mancha)