La casa natal de San Juan de Ávila, el doctor de la Iglesia nacido en Almodóvar del Campo un 6 de enero de 1500, ha recuperado la impronta original de su fachada. Y para celebrarlo, decenas de vecinos junto a autoridades civiles y religiosas, compartieron el sencillo acto de bendición que, en la fría noche del pasado sábado 20 de diciembre, presidió el vicario general de la Diócesis ciudadrealeña.
Tomás Villar, quien retornaba a la localidad en representación del obispo Antonio Algora, compartió el momento con el director espiritual del Seminario Miguel Ángel Angora, el párroco Juan Carlos Torres, las autoridades civiles que encabezaban la senadora Mari Carmen Fúnez y el alcalde José Lozano, así como con el arquitecto que desinteresadamente ha dirigido los minuciosos trabajos de restauración, Diego Álvarez de los Corrales.
La fachada actual data de mediados del siglo XVIII, en una de las parcelas que ocupó la vivienda oriunda de la familia Ávila Gijón y que ocupaba toda la manzana. Con la evolución de los tiempos su fisonomía y distribución varió, hasta el punto de que primero se planteó como iglesia para acabar albergando juzgados y prisión. Lo que siempre ha permanecido de cuando san Juan de Ávila era joven ha sido la cueva en la que recibió la inspiración divina que le haría decantarse por ese humilde sacerdocio tan cercano a la gente que le caracterizó.
Todo ello fue puesto de relevancia durante un acto que, como explicaba al párroco anfitrión, “toda la Diócesis vive con orgullo y con alegría porque estamos en las raíces de san Juan de Ávila”. Torres quiso recordar el papel que sus antecesores en el ministerio sacerdotal en Almodóvar del Campo, los hermanos Tomás y Leopoldo Lozano, ya hicieron “por convertir esta casa en un lugar de evangelización”, cuando hace una treintena de años coordinaron la gran reforma que se llevó a cabo para ofrecer espacios dignos a los distintos grupos parroquiales y alumnos de catequesis.
El actual sacerdote titular, que llegó a la localidad para dirigir el año jubilar que concedió el Vaticano tras la proclamación de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia, se encargó de sacar adelante la remodelación que posibilitó el acceso a la rebautizada cueva como de las penitencias desde un flamante oratorio. Este espacio, al albergar desde entonces el Santísimo, hace de la casa natal un lugar sagrado.
Torres, que tuvo un cálido recuerdo para todos los sacerdotes y los que aspiran al ministerio desde el Seminario, agradeció la implicación de todos los profesionales y voluntarios que ahora han vuelto a obrar una restauración necesaria y en la que luce con la firma de su protagonista que el digno inmueble fue su casa natal, en la que vino al mundo. También agradeció al Ayuntamiento y sus responsables el hecho de “facilitar y colaborar en las iniciativas” de este calado que promueve la parroquia, al tiempo que les animó a seguir en esa línea “porque estamos ofreciendo a este pueblo y a España entera patrimonio histórico y cultural”.
Sobre este particular, el regidor José Lozano reiteró el compromiso que la administración local considera que debe mantener porque, al margen de convicciones personales, “este legado de nuestro santo doctor contribuye a hacer de Almodóvar del Campo un referente turístico con lo que eso supone para nuestro progreso, como ya pudimos comprobar en tan inolvidable 2013”.
El alcalde se refería así a los más 20.000 peregrinos que estuvieron en Almodóvar durante el año jubilar. Visitas que, gracias a acciones como esta última restauración, habrán de mantenerse en un pueblo donde también vino al mundo san Juan Bautista de la Concepción o cuyas centenarias calles pisaron san Juan de la Cruz y la mismísima santa Teresa, cuyo quinto centenario se conmemora en 2015.
José Lozano es consciente de que también para su progreso el municipio tiene en lo religioso el gancho para seguir “atrayendo a forasteros con la inquietud de dejarse empapar de nuestros santos y conocer, por ende, nuestra variopinta idiosincrasia y rico patrimonio histórico y cultural”.
Y Tomás Villar, tras formular la bendición por la que se espera que “Cristo siga haciendo de esta casa una escuela de Evangelio para que tus discípulos difundan la buena noticia de la salvación a este mundo amado por ti”, se sumó primero a los agradecimientos por hacer realidad los trabajos de restauración. Labores que también persiguen acabar con las humedades interiores que se cebaban con el vestíbulo y el salón parroquial de la planta superior.
A partir de ahora, expresó el vicario diocesano, “en esta casa encontraréis el calor, el hogar y la fraternidad de una Iglesia unida, que quiere ser responsable ante la sociedad y hacer actual la presencia del santo para nuestro tiempo como lugar de apostolado y espiritualidad, dando frutos abundantes entre vosotros y los peregrinos, porque aunque el año jubilar acabó el peregrinaje seguirá”.
El acto, que se cerró con la visita de puertas abiertas por parte de todos los presentes, se vio engrandecido en su ecuador con la proyección sobre la flamante fachada de una presentación de imágenes e iconos en la que se repasaba toda la trayectoria del san Juan de Ávila, desde su concepción hasta su declaración como doctor de la Iglesia. Un momento que emocionó a los presentes.