Pilar Zamora Bastante. Concejala del Grupo Municipal Socialista y Candidata a la Alcaldía de Ciudad Real.- “La limpieza de la ciudad no es cosa de magia”, decía un comunicado oficial del Ayuntamiento de Ciudad Real en la Semana Santa del pasado mes de abril. Después reñía a los hosteleros y a los vecinos por sacar las basuras a la calle y se pedía “respetar los días de descanso del personal de los servicios de recogida de basura”.
Sin embargo, en estas fiestas navideñas, el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento capitalino opta por montar la bronca institucional a cuenta de las basuras no recogidas, cuando son ocho noches, lo mismo que en el mes de abril. ¿Ahora no hay que respetar días de descanso del personal?
La magia del cambio de opinión seguramente habrá que encontrarla en la cercanía de los tiempos electorales y escenifican esta comedia de “Entre basuras anda el juego” para acordarse a destiempo de vecinos y hosteleros. Pero olvidan nuestros gobernantes locales que las peleas políticas con hostilidad calculada, no pueden dar réditos electorales, incluso huelen peor que las basuras no recogidas. La madurez de nuestra sociedad está por encima de broncas artificiales y ruidos de malos gestores.
El dato objetivo sobre la recogida de basuras en la capital es que durante el año 2014 no se han recogido durante 67 noches: (4 en febrero, junio y septiembre; 5 en enero, marzo, mayo y octubre; 6 en junio y noviembre; 7 en agosto y 8 en abril y diciembre). Este convenio, con estas condiciones, fue firmado, se supone que con uso de razón, por los gobernantes de la capital y el RSU de Ciudad Real, organismo que presta servicio a 400.000 habitantes de nuestra provincia. Ratifico, acuerdo VOLUNTARIO y firmado por ambas partes.
El Ayuntamiento de Ciudad Real sí ha seguido cobrando los recibos de basura a los vecinos, en todo el año 2014, con la misma cantidad económica, como si se recogiesen las basuras esos 67 días en que no se hace. Repito, ese es el dato objetivo. ¿Cuestión de magia? No, nada de magia, sino decisión política adoptada por los que nos gobiernan, con la oposición de la Oposición.
En este artículo quiero posicionarme con cuatro compromisos, lejos de broncas anodinas y estériles, sobre mi futura gestión como Alcaldesa en torno al tema, si los vecinos me otorgan su confianza en las próximas elecciones municipales.
Primer compromiso.- La gestión de recogida de basuras la seguirá haciendo RSU, como consorcio público, lejos de hipotéticas privatizaciones como he escuchado en algunas declaraciones oficiales del Equipo de Gobierno en las últimas semanas. Los trabajadores del servicio en la capital pueden estar tranquilos en relación a su seguridad laboral, pues no habría necesidad de subrogarse en posibles empresas que pudieran resultar toda una sorpresa negativa.
Segundo compromiso.- Cambiaré el convenio actual con RSU, para poder recoger las basuras en Ciudad Real todas las noches del año. Por las mismas razones que daba nuestro Ayuntamiento en abril: retirar las basuras no es cuestión ni de magia ni de broncas. Es cuestión de decisión política y de sensibilidad hacia la ciudad de las personas.
Tercer compromiso.- Pagaré las facturas pendientes del Ayuntamiento con el consorcio RSU que suman más de un millón de euros en estos momentos. Algunos presumen de pagar a proveedores y de no tener facturas en los cajones pero sorpresivamente con RSU no se cumple con los pagos precisos.
Y Cuarto compromiso.- Publicaré en la página web del Ayuntamiento los datos económicos de la presente legislatura (2011/2014) en relación con el servicio de recogida de basuras en Ciudad Real, lo pagado cada año al RSU y lo cobrado cada año a los vecinos, para que pueda observarse la diferencia.
Evitemos polémicas y avatares, los vecinos quieren propuestas y respuestas sobre los problemas que tienen, y este de las basuras es uno de ellos. No sirve hacer ruido para confundir. Se necesita una gestión clara, responsable y rigurosa y la Sra. Romero no cumple con estos requisitos.
Pilar, lo que propones está muy bien, pero adolece de criterio de sostenibilidad y, por ende, de criterio económico. Mira algunas localidades de Euskadi lo bien que lo están haciendo.
1.- Educa a la ciudadanía para que recicle al 100% y hazlo con un argumento: más reciclas, menos pagas. Eso sí, que ese dinero sea para bajar impuestos. Mira, no es necesario tener la casa llena de contenedores, solamente uno pequeñito y acostumbrarnos a bajar al contenedor cada vez que salimos a la calle.
2.- Para ello, primero y principal debes poner una infraestructura en la que la gente pueda bajar la basura a la puerta de su casa, en su calle o muy muy cerca con todos los contenedores enterrados en el suelo. Es una inversión cara, pero te quitas la recogida que hay ahora con el camión yendo portal a portal y, además, el reciclado previo te ahorra costes impresionantes y te ayuda a vender esos residuos para ganar dinero con el que bajar los impuestos. La solución no es cómoda, pero si se sigue tirando la bolsa de la basura en las condiciones actuales, no vamos a ningún sitio. Además, con unos contenedores para orgánico que prensen in situ no hay que hacer las recogidas a diario y la basura orgánica, como bien sabes, se vende como fertilizante a los agricultores siempre que no vaya mezclada.
3.- Revisa con Nemesio el tamaño administrativo de RSU ¿Es necesario el tamaño que tiene? ¿Lo que gana RSU se aplica a que el precio de la basura sea bueno?
Todo esto que te pongo empieza por que haya voluntad y educación ciudadana, pero hasta ahora nadie se la ha currado por absoluta desidia. De hecho, solamente se tiene a automatizar para despedir personal y que haya menos costes.
Desde luego, sin apoyo de los ciudadanos todo esto es imposible y los precios de la basura no dejarán de subir, sea público o privado el servicio. Aunque, por supuesto, me quedo con el público.
Al menos ya existe un compromiso de no privatizar este servicio publico. Me encanta que Pilar vaya dando su palabra en cuestiones claves. Sin estridencias pero con contundencia.
La educación cívica medioambiental también es interesante, pero a su tiempo.