Ante un abarrotado y emocionado salón de plenos del ayuntamiento de Argamasilla de Calatrava, la alcaldesa, Jacinta Monroy, hizo entrega de la placa de reconocimiento de Hijo predilecto a Cesáreo Mora Gaona, por su dedicación profesional, como enfermero y Juez de Paz, a varias generaciones de vecinos de la localidad. Monroy mostró su satisfacción por poder agradecer la labor de alguien que ha contribuido a escribir la historia de la localidad.
El primer teniente de alcalde, José Antonio García, dio la bienvenida a las numerosas autoridades y representantes de asociaciones, hermandades, así como del mundo sanitario, en el que ejerció su labor Cesáreo Mora, así como vecinos en general, que no quisieron dejar de acompañar a Cesáreo Mora y su familia, en el acto de entrega de la mayor distinción que concede el ayuntamiento.
Tras proyectar un vídeo en el que se mostraba la trayectoria profesional y familiar del homenajeado la alcaldesa, Jacinta Monroy, explicó que la Corporación había acordado por unanimidad entregar esta distinción, como reconocimiento de su labor tanto como sanitario, ayudando a mejorar la salud de muchos vecinos, como de juez de paz: “con su talante y capacidad consiguió que muchos conflictos se solucionasen sin necesidad de recurrir a la justicia, y con satisfacción por las partes implicadas”.
La primera edil puso en valor como “a pesar de que tal vez su destino era el de quedarse en el pueblo ayudando a su familia en las labores agrarias, el se esforzó para formarse, primero como enfermero y luego aprobando las oposiciones en Madrid. Fue un hombre que se adelantó a su tiempo con el único propósito de dedicarse a lo público, trabajar y esforzarse por los demás”.
Jacinta Monroy aseguraba que este dedicación y esta capacidad de trabajo habían hecho que Cesáreo Mora hiciese historia en la localidad porque “la historia de un pueblo la hacen las personas, y Cesáreo, con su capacidad de trabajo y su buen hacer a contribuido a poner un punto positivo en la historia de Argamasilla. Por eso es un honor otorgarle este reconocimiento como Hijo Predilecto. Como decía Don Quijote, “es de bien nacido ser agradecidos”, y yo, en nombre de todos los vecinos, tengo la satisfacción de mostrar públicamente nuestra gratitud con Cesáreo y con toda su familia, además de sus compañeros.
Por su parte Cesáreo Mora dirigió unas emotivas palabras a todos los asistentes, agradeciendo a las personas que le ayudaron a formarse para ejercer como sanitario para poder dedicarse a los demás. Mora se refirió también a su labor como juez de paz asegurando que “no es fácil en un municipio de poca población acertar siempre a la hora de solucionar mediante acuerdo los conflictos entre personas, pero siempre intenté hacerlo poniendo la balanza en su justa medida y tratando de que las partes se quedasen satisfechas”.
Mora recordó de forma especial su labor como matrón del pueblo “que me permitió asistir a muchas mujeres, alrededor de 250, en uno de los momentos más bonitos que se pueden vivir, como es la de ayudar a un niño a nacer, a llegar a la vida. Son generaciones que ahora forman parte de nuestro presente y que están construyendo nuestro futuro”.
Cesáreo Mora Gaona, Hijo Predilecto de Argamasilla de Calatrava es hijo de agricultores lo que no le impidió que pese a lo que en un principio se pudiese esperar de él y de su futuro profesional, se formase con gran esfuerzo estudiando el bachillerato en Puertollano y la carrera de enfermería en Ciudad Real, para luego aprobar la plaza como sanitario en Madrid.
Reconocimiento a Cesáreo Mora Gaona
Cesáreo Mora Garona nacido en Argamasilla de Calatrava en 1932, no ha escatimado ni tiempo ni trabajo para estar al lado de las personas que lo han necesitado. Eso si con un gran esfuerzo personal durante toda su trayectoria.
De niño trabajo en el campo con su padre al tiempo que estudiaba, y gracias al apoyo de todos los que supieron reconocer su valía, estudio enfermería, desplazándose a pie para los exámenes de bachillerato a Puertollano y en bicicleta a Ciudad real para realizar las prácticas. Incluso aprobó en Madrid los exámenes de medicina.
Tras poner una consulta en Argamasilla de Calatrava comenzó su entrega y dedicación a las personas que requerían de su trabajo, cobrase o no por esta atención. Nunca tuvo reparos para ir a asistir a una mujer parturienta fuese la hora que fuese.
Fue también juez de paz, y su labor mereció que fuese reconocido con la Cruz de san Raimundo Peñafort.