Ángel María Rico Navarro. Coordinador del Comité Local de UPyD.- Como hoy nos recuerda nuestra Eurodiputada Beatriz Becerra, «La violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos. Es una violencia contra las familias, comunidades, naciones y la propia humanidad, y nos exige a todas las personas, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, que actuemos contra ella».
Las palabras de Phumzile Mlambo-Nqcuka, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, enmarcan la realidad de este grave problema. Toda niña y mujer tienen el derecho humano fundamental a vivir libre de violencia. Todo niño y hombre tienen el derecho a disfrutar de la convivencia con sus madres, hermanas, compañeras en un plano de igualdad y de respeto.
Todavía hoy se estima que una de cada tres mujeres en el mundo será objeto de violencia a lo largo de su vida. Una de cada tres chicas jóvenes será obligada a casarse antes de los 18 años. Aproximadamente 125 millones de niñas y de mujeres han sufrido mutilación genital. El rapto, la violación y el matrimonio forzado son una táctica comúnmente empleada en las guerras. La trata de millones de mujeres y niñas, particularmente la realizada con fines de explotación sexual, es una de las formas de esclavitud que todavía persiste en nuestro tiempo. Todavía hoy un gran número de mujeres, sólo por el hecho de serlo, sufren sometimiento, humillación y violencia, siendo especialmente grave la violencia en el seno de la pareja. Todavía hoy muchas de esas mujeres son asesinadas por sus maltratadores.
La sociedad debe ser activa en esta lucha no sólo al conmemorar el 25 de Noviembre o cada vez que se produce un terrible asesinato, sino de forma permanente. Las autoridades públicas, a todos los niveles, tienen que desarrollar un firme liderazgo para la prevención, protección, persecución y provisión de servicios para las víctimas. Es una tarea que debe estar en las agendas políticas de nuestro país como asunto aún no resuelto.
En relación con nuestro país, para ser eficaces en la prevención la educación en igualdad es esencial. No sirve un modelo de educación «neutral», pensando que todo está hecho. Tampoco sirven modelos de «igualdad» sectarios, que culpabilizan con determinismo a los chicos por razón de su sexo y les vuelven en contra de los principios igualitarios. La educación en los valores de igualdad y respeto entre jóvenes, es indispensable para arrancar las raíces más profundas de la desigualdad. La igualdad es patrimonio de mujeres y de hombres y va a beneficiar a ambos, debiendo formar parte del paradigma de justicia en una educación humanista.
Resulta perentorio acometer en la actual Ley de Violencia de Género las modificaciones necesarias para erradicar su carácter estrictamente punitivo, asimétrico y poco respetuoso con la igualdad ante la ley de mujeres y hombres, especialmente en las faltas y formas de violencia menores y recíprocas, apostando por la prevención en especial en el ámbito educativo, en la cultura y en los medios de comunicación, para hacerla más justa y por todo ello más eficaz.
En ello tenemos que estar de acuerdo todos los partidos políticos y la sociedad en su conjunto, mujeres y hombres.
La sociedad española no puede resignarse a asumir cada poco tiempo nuevos asesinatos violentos de mujeres. Ni a que la violencia soterrada destroce a personas y a familias.
UPyD trabajará siempre para evitar que esta vergonzosa violencia sirva de arma arrojadiza para la guerra partidista. Y para que la lucha contra la violencia sobre las mujeres sea un elemento de cohesión de toda nuestra sociedad y una a los partidos y a la sociedad civil en la búsqueda de soluciones.