Javier Fisac Seco.- Las momias, como los vampiros, sólo existen en el cine de terror para asustar a los niños, pero cuando saltan a la vida real se comportan como marionetas que, sin sentido del ridículo, de la vergüenza ni de la dignidad revolucionaria, convierten la revolución en una payasada y la miseria social no en una razón para luchar contra la política reaccionaria que nos está aplastando sino en un fenómeno de barrio marginal que no cuenta ni en sus cálculos ni en sus programas, porque no existe en el paisaje de su mundo privilegiado.
Durante las elecciones pasadas, una de las payasadas de Guerra era resumida por un periódico en los siguientes términos: “Como suele ser habitual, habló de sus demonios: de ese capitalismo que ha evolucionado de la producción a la especulación y «que ahora gana dinero con estampitas engañando a la gente»; de los «sufridos» banqueros y sus sueldos; de los ricos, en general, a los que bastaría con dejarles sin bonificaciones para que la recaudación tributaria aumentara un 30%; de las reformas, que antes podían implicar cambiar los sanitarios del baño y ahora siempre obligan a que uno se eche la mano a la cartera «porque nos van a quitar algo»; y hasta de Rouco y «esta mezquita es mía por 30 euros.”
Con la que está cayendo y no propuso alternativa ninguna a los desahucios, el paro juvenil, el paro general, a la defensa de la enseñanza y la sanidad, contra la imposición de la enseñanza clerical en la educación, como en época de Franco, la discriminación sexual en los centros, la ley del aborto, la elevación de la libertad sexual hasta los 16 años, el machismo, las declaraciones machistas moral y sicológicamente agresivas de los obispos, contra las medidas controladoras de las libertades de movimiento, de prensa y de pensamiento, contra la casta burocrática y contra la sumisión de la Comisión Europea al banco Central, dominado por la oligarquía financiera que quiere, en nombre del neoliberalismo, reducir Europa a la miseria..etc. ni una sola palabra pronunció sobre lo que realmente nos interesa. Nada dijo de la corrupción. De la suya propia. ¿Tiene memoria de su propia realidad? ¿Conoce sus propios privilegios y sueldos? Los mismos que le sitúan en el espacio social de sus caricaturizados.
De Blanqui, dijo Engels que era un socialista de sentimiento y un hombre de acción, pero que no poseía ni pensamiento socialista ni propuestas prácticas definidas como alternativas a la sociedad capitalista para transformar ésta en una sociedad socialista. Guerra ha quedado como los santos de las procesiones cristianas para sacarlo a pasear una vez al año o cada cuatro años como reliquia de lo que nunca fue ni podrá ser el socialismo.
Quiso aparentar, en su vaporosa aparición durante la transición, el papel de un socialista ilustrado, pero condenado por su impotencia intelectual a no ser capaz de escribir ni si quiera un artículo original de pensamiento o análisis político de más de 30 páginas, se construyó la imagen de un socialista descamisado, con visa de oro. Hasta que, enriquecido por los múltiples cargos que ha ostentando, sin mérito ni capacidad que avalara a uno solo de ellos, ha transformado los harapos teatrales en palacete oficial y las alpargatas por la silla gestatoria desde la que reparte bendiciones y maldiciones. A capricho.
Y como marioneta para diversión de los burdeles capitalistas, en el estado actual de la cuestión, Guerra se encuentra en el mismo estado que el compositor Aschenbach en “Muerte en Venecia”, asediado por la peste, incapaz de encontrar una salida, descomponiéndose frente a una belleza que le es inalcanzable, Tazio o el socialismo. Como Moisés, vio pero no conquistó la tierra prometida. En un empalagoso escenario barroco a punto de desplomarse, representa la decadencia de la socialdemocracia, desde que decidieron liquidar a Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y otros revolucionarios, para consolidar el capitalismo.
40 añitos sentado en su sillon solo para cobrar porque desde hace años no ha dicho ni mú. El que parecía el azote de los ricos se deshizo como una pastilla de alka seltzer en el agua. Este hombre y Felipe fueron el mayor engaño (y tambien el primero) que nos tocó vivir en esta democracia…y es que no tenemos memoria para saber que solo quieren cambios formales que no afecten en nada la economia del capitalismo.
¿No era ese el que, en un momento de iluminación, dijo aquello tan gracioso de que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió?
Y no le faltaba razón…Ni a Españistán, ni a él le conocemos ahora. Y todo esto que nos pasa, gracias a él y los suyos, entre otros.
Menudo elemento!!!
Es un personaje vintage, de rabiosa actualidad ,ahora que vuelven, si es que alguna vez se fueron, las mafias familiares y las luengas barbas. Léase operación púnica y recuérdese al famoso hermano barbudo, Juanito Guerra, y al cuñadísimo de Felipe González, de apellido Palomino. Es lo que tienen las familias: navidades aguantando al petardo del suegro y, para colmo, al hermano de la mujer pidiéndote un sinecura. Pa matarlos a todos.
Cuantioso facha en C.Real
Sí, en los tres primeros comentarios has acertado de pleno. tres fachas de narices. Conocidos trolls de la ultraderecha culiparda. JAJAJA. 🙂