Juan Díaz-Benito.– El Manzanares F.S. se presentaba en la “bombonera” con ganas de agradar a la afición, y le sobraron veinte segundos para conseguirlo de una manera completa, ya que el torrejón con su gran derroche físico, y como solemos decir por estos lares le “aguó la fiesta”.
Los inicios del partido por parte del Torrejón, ya dejó suficientemente claro cómo iba a ser el choque. El entrenador visitante inculcaba intensidad a sus hombres en pista como a los del banquillo. Apenas habían transcurridos cuatro minutos cuando los cuatro jugadores de campo que habían integrado el quinteto inicial eran cambiados por un nuevo bloque que como el anterior daba todo lo que podían en los minutas que se encontraban en la cancha.
A pesar de esta demostración de físico por parte del Torrejón, el manzanares intentaba hacer su juego y a los dos minutos Palomares, lanzaba un fuerte tiro cruzado a la izquierda del portero que se perdía por la línea de fondo. Los visitantes no bajaban la intensidad y realizaban contrataques con peligro para la portería de Tarsa, contraataques estos, que finalmente dieron su fruto tras coger un balón que Kita había llevado por el lado derecho y cuyo centro no encontró el destino adecuado, lo que provocó un rápido contrataque que culmino Pablo con el 0 a 1.
El Manzanares F.S. continuaba atacando, pero con poco acierto y los balones largos de Tarsa no llegaban con claridad a la zona de ataque. A pesar de esta poca claridad, a falta de 2 minutos para el descanso, Palomares, recuperaba un balón en el centro del campo y de jugada individual se plantaba en el área rival, en donde saco una impresionante bolea que bate a Iñaki, el cual no puede hacer nada por evitar el gol del empate.
Tras el descanso se nota en el juego local un cambio para mejor, y en donde la pelota se mueve con más fluidez. Pablo Palomares parecía que el gol del empate le había dado nuevas alas. Tarsa encontraba receptores para sus balones, e incluso se atrevía a incorporarse al ataque del equipo en una jugada puntual que terminó con un pase a De la Cuerda, el cual se saca un tiro cruzado que se va fuera por poco.
Los visitantes seguían amagando y prueba de ello es que de nuevo el autor del gol, estrellaba en el palo izquierdo de la portería local un fuerte tiro, que era el aviso de lo que unos unos minutos más tarde pasaría, y en un nuevo contraataque Cristiam, establecía el 1-2 en el marcador.
Chin comenzó a echarse al equipo a la espalda, y el mismo a falta de cuatro minutos tuvo una buena ocasión que entre el portero local y el poste fue desbaratada; pero sus ganas y su empuje dieron el fruto a falta de un minuto y medio logrando el empate a 2 goles. La euforia era palpable en los jugadores locales y en la grada, y casi sin tiempo para asimilar el empate, de nuevo Chin remataba una jugada en el corazón del área para conseguir el 3 gol que hacia soltar toda la adrenalina tanto en los jugadores como en la grada que poco a poco se había acumulado durante el partido.
Por estas tierras solemos decir aquello de… «los capachos no se lavan hasta que no acaba la vendimia» y vaya si es así, ya que en el ataque tras el saque de centro, los locales no acaban de despejar con claridad y Josivi sobre la bocina logra el empate a 3 goles que nos hizo pasar de la euforia a la desolación en tan sólo 22 segundos. Pero el deporte tiene estas cosas y el fútbol sala mucho más.
La gran fuerza física del joven equipo madrileño se impuso a la técnica del equipo local, al cual parece que aún le falta a algunos jugadores algo de tono físico, que no dudamos irán cogiendo. El ánimo debe de seguir en todo lo alto y estamos seguros que las victorias irán llegando, ya que la plantilla tiene suficiente calidad técnica y humana para sacar este proyecto adelante.
