Beatriz Labián Manrique. Diputada regional del PSOE.- Es inmoral reformar la ley electoral de Castilla-La Mancha de manera unilateral, con una mayoría mínima de un diputado de diferencia y con las encuestas en la mano. Esto tiene un nombre y no es democracia, se llama pucherazo electoral porque sólo responde a los intereses electoralistas del partido de gobierno y porque está diseñado con premeditación, alevosía y más pena que gloria, que diría un poeta.
Porque Dolores de Cospedal presume de ser austera y gastar menos en políticos, aunque esto solo sea un eslogan electoral, como el manido ¿BUSCAS EMPLEO? VOTA PP. Porque no se puede ahorrar en lo que ya no se gasta. Los diputados de Castilla-La Mancha no cobran desde que se les despojó de la dedicación exclusiva. Sin embargo sólo la presidenta y la Consejería de Presidencia, con 77 altos cargos, gasta más de 3,25 millones de euros anuales, mientras que el ‘ahorro’ que supone la reforma de la Ley electoral no llega a los 500.000 euros.
Incongruencias tiene la vida. Con la misma crisis y la misma herencia recibida Cospedal aumenta el número de diputados, pasando de 49 a 53, y eso que en aquel momento los diputados cobraban sueldo. Por aquel entonces el viento soplaba a favor de las gaviotas y era interesante incrementar la representación en las provincias que le son favorables, electoralmente hablando.
Pero tres años de recortes en derechos y servicios, de pitadas y manifestaciones, de sentir más cerca el calor de la policía y la guardia civil que el clamor del pueblo, esto no es suficiente para garantizar su victoria y se ponen a trabajar en una ley que, por un lado, le permita obtener más diputados con menos votos en el escenario de un resultado electoral ajustado, y, de paso, cerrar el acceso a los partidos minoritarios, que tendrán que obtener entre un 15% y un 18% para tener representación, aunque eso suponga dejar sin efecto la voluntad de 300.000 electores.
Importa bien poco a Cospedal y al PP el derecho constitucional de los ciudadanos a la participación política. En Castilla-La Mancha elegiremos un diputado por cada 90.000 habitantes, cuando en Castilla y León eligen uno por cada 30.000 ¿No es esto una injusticia para los ciudadanos?
Esto no es una cantinela, es fácilmente demostrable, porque si cogemos los resultados de las últimas elecciones europeas y aplicamos la ley electoral vigente que propusieron y aprobaron en 2012, el PP no tendría mayoría absoluta y las Cortes Regionales tendrían cinco formaciones políticas con representación. Sin embargo, si a los mismos resultados le aplicamos la reforma de la ley que fue aprobada este lunes el resultado sería bien distinto, ya que el PP ganaría por mayoría absoluta.
Cospedal quiere convertir el Parlamento de Castilla-La Mancha en el más pequeño de España, dejándolo con 33 diputados, sólo comparable a la comunidad uniprovincial de La Rioja, cuando paradójicamente somos la tercera comunidad más extensa, con más de dos millones de habitantes, cinco provincias y 919 pueblos.
Pues a pesar de todo ello, Cospedal sigue insistiendo en que se mejora nuestra representatividad. En sus propias palabras, es una ley «justa, plural, objetiva, representativa, equilibrada y adecuada» para los tiempos de crisis.
Cabe recordar que en España hay 1.268 diputados autonómicos, pero sólo sobran en Castilla-La Mancha porque a Cospedal no le salen unas cuentas que hace dos años sí le salían con 53 diputados; ahora con 33 sí que le salen. No pasa nada, los reducimos. Podría haber propuesto una reducción proporcional en todas las Comunidades Autónomas, pueden hacerlo, tienen mayoría y están en plan reformista, pero no lo hacen porque eso supondría que el PP perdería la representación en Cataluña, el País Vasco o Navarra. No le demos más vueltas, esto es sólo ingeniería electoral.
Esto es una ‘cacicada’ más de Cospedal. Perpleja escuchaba su intervención en las Cortes para defender este esperpento democrático. Nuestra presidenta teatralizaba un discurso con aspavientos que incluían echarse las manos a la cabeza porque la acusábamos de acometer un pucherazo electoral y un golpe de Estado… Todo muy creíble si no fuera porque resonaba en mi cabeza la vehemencia con la que Cospedal arremetía contra la propuesta de reforma electoral de 2007 diciendo: “Los planes de Barreda son una auténtica vergüenza que me recuerdan a los modos y maneras de Hugo Chávez» o «Un presidente que maneja la ley electoral a su antojo y en beneficio propio, en detrimento de la democracia», añadiendo que “se trataba de un golpe de Estado que un partido político diga que quiera cambiar el sistema electoral”.
Me gustaría saber cómo describiría el hecho de que sea la primera vez en la historia de la democracia que la reforma de un Estatuto de Autonomía llega al Senado con el único apoyo del PP, que a la vez ha rechazado con su mayoría absoluta los vetos y las enmiendas presentadas.
Sinceramente pienso que ni ella misma sabe cuándo miente y cuándo está diciendo la verdad. Es imposible tener tan poco pudor y tan poca mesura a la hora de mentir. Cospedal es la persona que más miente en política, no me cabe duda, en esto no iba a ser menos, para una abogada del Estado debe ser sencillo sortear los acuerdos constitucionales, pero estoy convencida de que a pesar de las trampas, no le resultará tan fácil sortear el rechazo de la calle en las urnas.