Después de tratar el cómo son los partidos, y el por qué son como son, la verdad parece que no hay esperanza para el binomio “partidos políticos-democracia. Una última clave de esta cuestión nos la pudo dar Emile-Auguste Chartier, “Alain”, cuando dijo que:
“El rasgo más visible del hombre justo, es que jamás y de ninguna manera busca gobernar a los otros, sino gobernarse a sí mismo. Ello lo dice todo: siempre gobernarán los peores.”
Quizás ahí, en esta sencilla afirmación, esté la clave de todo. Alain señala cuál es exactamente el problema: los que se postulan como líderes, o como dirigentes. Los que quieren estar ahí.
Y yo lo actualizaría a esto: el problema son los profesionales de la política. Los que viven de la política. Los que cobran su sueldo del partido. Los que se ganan la vida manteniendo vivo al partido. Los que viven del éxito del partido.
En el caso que nos ocupa, los políticos profesionales, pero también los dirigentes y burócratas del partido.
Y si éstos son el problema, fácil es la solución: fuera los profesionales de la política.
De hecho, los griegos ya lo tenían, hace 2500 años, con su tridente de medidas protectoras de la democracia: rotación de cargos, limitación de mandatos y sorteo.
Es decir, el menor tiempo posible en los cargos, renovación fluida de personas en ellos y, mejor aún, si son escogidas por sorteo entre los afiliados (evitando las elecciones y su correspondiente manipulación).
Así, con estas medidas, suprimiríamos de los partidos la figura del profesional de la política. Un tiempo de servicio al partido (o un tiempo de servicio a los ciudadanos en un cargo público), y a la vida civil, a ganarse el pan como los demás.
Naturalmente, esta solución no es aplicable fácilmente. Mitchels la veía imposible: “…cuando deja de ser posible armonizar la democracia y la organización, es preferible abandonar aquella y no ésta”.
Y es que, además de que líderes y burócratas no estarían dispuestos a perder sus privilegiada posición, esta solución implica anteponer la democracia interna a la “organización” del partido, que sería menos eficaz. Esto implicaría tener peor marketing, menos influencia y, en consecuencia, menos votos. Ningún partido de los grandes lo aceptaría.
Y es lógico: un partido que anteponga la democracia a los votos, en este Sistema político antidemocrático que tenemos, está en franca desventaja con respecto a los que priorizan los votos a la democracia.
Los tramposos ganan, los honrados pierden, especialmente si la partida está amañada.
Así que, estas medidas de democracia interna, habría que imponerlas. A TODOS los partidos.
Y para eso, hay que hacer antes una revolución, derrocar la partitocracia, suprimir todos los actuales partidos, construir un nuevo Sistema político, esta vez democrático. Sin partidos o con nuevos partidos, pero obligados a funcionar de forma democrática.
En conclusión: que para “remediar esta lepra que nos mata”, sí que hay que suprimir todos los actuales partidos.
Al final, Simone Weil tenía razón.
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco
JEJEJE, pues sí. Weil tenía bastante razón.
Por cierto, que lo de Kerry cuando pensaba que no le grababan ha sido de traca. O sea, que detrás de las cámaras lo que está haciendo Israel es un genocidio y cuando ve que está la cámara grabando cambia el cuento e Israel tiene derecho a defenderse.
En fin. La partida está amañana y los honrados siempre tienen las de perder. Va a ser que aprendieron poco de los campos de concentración en Alemania o, que aprendieron demasiado y los ponen en práctica en Gaza.
Pero bueno, que me voy del hilo. Muy bueno este final con Alain. Y muy de acuerdo. FUERA POLÍTICOS PROFESIONALES.
En realidad las soluciones están ahi, y son sencillísimas de aplicar. Lo que no hay es voluntad de aplicarlas.
Está demostrado los políticos del PP y del PSOE, hacen sus políticas en función de los votos que dicha política les va a reportar.
De la misma manera tanto PSOE como PP, cuando gobiernan se empeñan en atraer a sus siglas cuando mas poder mejor, atrallendo a los caciques de siempre y otorgando a las élites económicas y financieras prevendas y privilegios dignos del feudalismo medieval.
Sin embargo este discurso de meter a todos los políticos en el mismo saco, no me gusta para nada, me recuerda al general genocida que aconsejó a su yerno: «hagame caso, no se meta usted en política.»
DeMeraEnfurecido, hay muchas cosas en este mundo que pueden no gustarnos, pero eso no las hace menos reales. Y menos ciertas.
De eso va esta serie de artículos, de que parece que está demostrado que TODOS los partidos partidos que alcanzan un cierto nivel de organización (y poder, influencia), lo hacen a costa de sacrificar la democracia.
Y no es una cuestión de opiniones, sino de análisis.
Te recomiento que, si quieres tener un mejor conocimiento de cómo funcionan los partidos políticos, leas el libro de Robert Mitchels «Los partidos políticos».
Esto pretendía ser un pequeño extracto:
http://www.miciudadreal.es/2014/07/18/partidos-politicos-democracia-error-fatal-ii/
Me parece un buen artículo pero me suscita varias preguntas, que espero alguien me pueda aclarar:
Si no hay partidos políticos, ¿Quién representará al pueblo?, y en su caso si no hay partidos, ¿cómo funcionaría todo….? No lo veo……..,personalmente no lo veo.
La democracia no es el mejor sistema político, pero SÍ es el que menos fallos tiene. El problema son los políticos, no la política, sin política sólo nos queda dictadura, y por ahí vamos mal, sean dictaduras de izquierdas o derechas.
Es necesario que existan partidos políticos, yo así lo creo, pero también veo igual de necesario una revolución política en este país, que haga aflorar nuevas caras, con nuevas ideas, tanto de derechas como de izquierdas, ya que en la democracia estamos todos.
El PPSOE, ya no vale pá ná, surgieron para darle una respuesta a la España de la transición, pero de eso hace ya mucho y ahora son partidos políticos que han quedado obsoletos y sin la capacidad de renovarse, contra todo esto PODEMOS!
ja, los partidos políticos no es lo que define la democracia. La democracia es gobierno del pueblo. El pueblo puede gobernar utilizando partidos políticos, o sin utilizarlos.
¿Quién representará al pueblo? Pues quien quiera el Pueblo que le represente. Quien quiera un partido, pues un partido. Quien quiera un representante individual, pues uno. Y quien quiera representarse a sí mismo, democracia directa.
Hoy es posible técnicamente que cada ciudadano escoja ser representado como y por quién quiera.
No es un problema de no saber cómo hacerlo. Sabemos.
Es un problema de falta de voluntad para cambiar un Sistema político partitocrático por uno democrático.
Y lo que muestran estos 3 artículos y, sobre todo, el trabajo de Mitchels, es que, entre otros, son los partidos los que no quieren cambiar partitocracia por democracia.
Los partidos políticos son parte del problema.