Vicente Yestera volvió a recibir el aplauso de sus paisanos. Esta vez no fue en la plaza de toros por sus faenas como matador y como subalterno de grandes figuras. Fue en el Auditorio Municipal “La Pérgola” este miércoles tras pronunciar el pregón inaugural de la Feria y Fiestas 2014. Con porte torero supo pisar unos terrenos poco habituales para él y, sin papeles, cuajó una gran discurso cargado de recuerdos, anécdotas y agradecimientos en los que destacó su orgullo por ser de Manzanares, donde reconoció sentirse profeta por el cariño que recibe.
Con la misma solvencia con la que brega y banderillea en el ruedo, Vicente Yestera Fernández-Pacheco afrontó la difícil faena de pregonar la feria de su pueblo, según admitió. Pero estuvo certero en cada tercio, con un primero dedicado a recordar a familiares y personajes manzanareños de su infancia, un segundo sobre la trascendencia de Manzanares entre los profesionales del toro, y un último en el que antes de inaugurar las fiestas con un “¡viva Manzanares!” llegó a lo más hondo del respetable apelando al orgullo de ser manzanareño.
Inició la “faena” del pregón con sus recuerdos de infancia en Manzanares, cuando gastaba la paga del domingo comprando chuches y cromos en el kiosco de Lino, o jugando al “toro” con D. Jesús del Río en los recreos del colegio “Don Cristóbal”. Se acordó de “Huete”, popular manzanareño que aún vive y que fue uno de sus grandes seguidores, y de Juanito “Barcas”, cuyo Citroën con megafonía para anunciar festejos “era un auténtico museo”, con cabeza de toro, banderillas y carteles incluidos. Reconoció su admiración por él y su emoción cuando, hospedado en el mesón “Sancho” antes de su debut en Manzanares, escuchó los altavoces de “Barcas” anunciando su nombre en el cartel de feria.
Yestera dijo que nunca ha perdido su relación con Manzanares, pueblo que dejó cuando Caja Madrid destinó a su padre a la capital. Venía asiduamente a visitar a su familia y amigos. Y cuando emprendió su andadura en el mundo de los toros, “Manzanares se entregó de manera incondicional”, recordó. Habló después de su gran amigo Vicente López Callejas, que sigue presidiendo la peña taurina “Vicente Yestera”, la única que existe dedicada a un subalterno y que dedica un trofeo al mejor torero de plata de la feria de Manzanares.
El pregonero aseguró que en la profesión, tanto toreros como subalternos, sienten admiración por la plaza de Manzanares y por su público. “Cuando las figuras te dicen algo de tu pueblo, no veáis lo orgulloso que me siento de ser de Manzanares. Gracias a mi madre por parirme en esta tierra”, afirmó Yestera antes de decir que lleva a su pueblo en el corazón. “Creo que he aportado mi granito de arena a la historia taurina de Manzanares, y tengo la satisfacción de decir que he triunfado en mi tierra”, señaló con emoción.
Ésta continuó cuando citó a sus tíos y primos, y a amigos que son como de su propia sangre, como la familia Saga, y a “Verita” del Bar Albero. “Hoy es un día muy grande para mí, ya que me permite dar las gracias públicamente por lo querido que me siento aquí, algo que es el sueño de todo ser humano”, concluyó el pregonero, que pidió a los asistentes que disfruten de una feria de la que son protagonistas.
Vicente Yestera inició su afición a los otros en los encierros del pueblo de su padre, en la provincia de Ávila. Siendo adolescente, ya en Madrid, le invitaron a ver una corrida de toros en Las Ventas por ayudar a doblar pancartas de publicidad en esta plaza. Por entonces jugaba al fútbol en los juveniles del Real Madrid y también hizo sus pinitos en el equipo de baloncesto del Caja Madrid. Cuando adquirió la mayoría de edad se apuntó a la Escuela Taurina de la Casa de Campo. Tras una exitosa etapa de novillero, en la que ganó el Zapato de Oro de Arnedo en 1982, tomó la alternativa como matador de toros. Ante la falta de festejos, cambió el oro por la plata y como subalterno ha sido uno de los mejores banderilleros junto a grandes figuras del toreo como Ortega Cano, César Rincón, Vicente Barrera o Juan José Padilla.
