El barrio de Pio XII es el proyecto cooperativo más importante de la ciudad. En septiembre de 1957, Rafael Rumín, en nombre de la Cooperativa de la Hermandad Ferroviaria de Acción Católica pedía permiso para construir 104 viviendas de renta limitadas (2ª categoría) en seis bloques. Viviendas de 58 metros cuadrados útiles y 82 metros construidos.El proyecto fue redactado por el arquitecto Luis Mosteiro que proyectó viviendas con muros de carga sobre los que apoyan los forjados. Para soportar las cuatro plantas los muros de ladrillo macizo tienen un pie y medio en las plantas baja y primera e igual espesor, pero de ladrillo hueco en las plantas superiores (ello implicaba ya que en el proyecto no se pensaba en fachadas de ladrillo visto). Las viviendas tienen un salón de 18 metros cuadrados, un dormitorio de 11 metros cuadrados, dos dormitorios de menores dimensiones (6,6 m2), un pequeño vestíbulo de acceso, una cocina con una despensa y un pequeño aseo de 3,6 metros cuadrados. La escalera central da acceso a dos viviendas en cada planta que tienen una doble fachada de manera que todos los espacios tienen iluminación y ventilación exterior. 13 bloques cada uno de ellos con ocho viviendas, dos en cada planta conforman esta primera fase.
Primera fase de la Cooperativa.
La Cooperativa surge como proyecto de un grupo de trabajadores que tienen la promesa de la empresa de ayudarles en un 10% inicial, cuestión que no se cumplió. En un solar de 6.121 metros cuadrados se levantan las 104 viviendas. Las obras fueron ejecutadas por la empresa García del Castillo Hermanos. De esta manera se conformaba la primera fase de las viviendas de la Cooperativa ferroviaria cuyas viviendas se terminaron en noviembre de 1959.
En esa fecha se solicitaba nueva licencia para construir la segunda fase. Rafael Rumín, maquinista de RENFE aparece solicitando la licencia de obras y Luis Mosteiro como arquitecto del proyecto. En un solar de 12.123 metros cuadrados se levantan viviendas, que al igual que las de la primera fase tienen 82 metros cuadrados construidos.
Segunda fase
En las dos fases se aporta una financiación del 25% del coste por parte de la Cooperativa y se obtiene un anticipo del INV del 75% restante que se debe ir amortizando con un alquiler anual de 3.826 pesetas en la primera fase. En la segunda fase la aportación inicial es del 20%, el INV pone el 75% restante y el 5% restante se financia con un crédito del Instituto de Crédito. La renta anual para las viviendas de esta segunda fase es de 3.969 pesetas. En caso de venta las viviendas de la primera fase tenían un precio de 76.524 pesetas y las de la segunda de 79.384.
La distribución de las viviendas es ligeramente diferente. Con veinte metros de longitud y la escalera en el punto central se organizan los bloques que dan por cada caja de escaleras, acceso a dos viviendas. En el punto de acceso se sitúan en un lado dos dormitorios y el comedor estar en el centro y en el otro el dormitorio y el aseo dejando la cocina al fondo del pasillo central de distribución interior. En julio de 1961 se entregaban las viviendas de esta segunda fase completando así un total de 304 viviendas construidas en cuatro años.
Los dos grupos de viviendas se sitúan en la actualidad entres las calles Beato P. Ayala y José Rivera.
Tercera fase de la cooperativa.
La tercera fase de la cooperativa ferroviaria construirá 300 viviendas con un presupuesto de 35.042.014 pesetas completando así en la zona un total de 604 viviendas que conforman el actual barrio de Pio XII. En este caso la demanda de fachadas de ladrillo visto se lleva a cabo construyendo el edificio en todas sus plantas con muros de carga que quedan vistos en las fachadas. Si a esas viviendas sumamos las del Grupo Lope de Vega. 
Entre las calles Juan Bautista de la Concepción y la calle Atalaya se conforma una zona de la ciudad con 56.000 metros cuadrados de superficie y más de seiscientas viviendas surgidas del movimiento cooperativo del momento. En su zona Este se construyó la zona verde del Parque de Pio XII, donde una Mikado traída en un transporte de gran tonelaje desde la antigua estación de la calle Ciruela recuerda el carácter ferroviario del barrio frente a la estación situada en el borde del parque de Gasset.
Espacios
Diego Peris Sánchez
El parque donde actualmente se encuentra la máquina del tren, durante muchos años fue un descampado al que los que vivíamos en el barrio le llamábamos «el campillo». Allí se instalaba el circo y los juegos que se celebraban por la mañana durante la Feria cuando la ponían en el Parque de Gasset. Un barrio muy tranquilo donde los chiquillos correteabamos sin peligro por las calles
Yo viví en el barrio desde principios de los 60 hasta últimos de los 70 y le llamábamos a ésa zona la explanada.
En verano íbamos a ver películas con nuestras sillas desde fuera del Cine Calatrava, hasta que hicieron la pared más alta y ya sólo podíamos ver media pantalla…