Hay quien observa con atención las similitudes existentes entre 1982 y 2014. Y no se extraña por ello, ni se alarma. Cree que la historia a veces, se repite con formatos diversos. Y no exclusivamente formatos marxistas; ya se sabe que era Carlos Marx el que fijaba que la repetición de la historia se producía en formato de comedia, de lo que antes había sido un drama.
Básicamente, todo lo ocurrido en ese año en España, tuvo que ver con dos cuestiones relevantes. Por una parte, se sustanció el proceso contras los autores materiales del 23-F, Tejero y Milans a la cabeza, queriéndose cerrar con ello cierta provisionalidad institucional, derivada de ‘la ‘noche de los tanques en Valencia’, el amago de Golpe de Estado y las dudas sostenidas por la Corona.
Por otra asistimos al desmoronamiento real de UCD, inserta en una guerra interna de hondo calado y de corto recorrido, desde la investidura de Calvo Sotelo, en febrero del año anterior. Un partido, la UCD, inventado por los reformistas del franquismo y nucleado en torno a Suárez para dar forma y salida a la Reforma Política del Franquismo sin Franco. Un partido, la UCD, aprisionado por las circunstancias del momento y carente de proyecto visible a medio plazo; aprisionado entre la izquierda socialdemócrata y la derecha posfranquista, y preocupado del centro político, más allá de ocupar ese espacio de poder.
Un desmoronamiento presentido, por el debate sostenido entre sus ‘pater familias’, que conduciría a la postre a su extinción presurosa y a la voladura del proyecto centrista. Al tiempo que abriría las puertas monclovitas al PSOE. Que ya venía de haber superado en Andalucía el efecto Clavero Arévalo y la ambigua posición de la UCD de Andalucía, en el Referéndum reclamando la vía autonómica del artículo 151. Y ganando por goleada las primeras elecciones autonómicas en Andalucía. Como un desembarco anticipado.
Una cosa que llama la atención de aquellos años veloces, es el efecto impagable desempeñado por los medios informativos en pro de la llegada del PSOE a la Moncloa. De igual forma y con carácter antimétrico, que diez años más tarde, el denominado ‘Sindicato del crimen’, trató de forzar compromisos informativos de cara a articular el descrédito y la salida acelerada del mismo partido que fuera, en la caída de UCD, la esperanza de regeneración democrática.
Como si hubiera habido entonces, a lo largo de 1982, una extraña sintonía o un extraño maridaje entre lo que se suponía que el PSOE pudiera aportar a la gobernación y lo que el país necesitaba en su conjunto. Baste releer las colecciones de prensa, para advertir el efecto producido por el llamado, enfáticamente, como ‘Cambio’. Un ‘Cambio’ considerado entonces no sólo necesario, sino imprescindible.
Otra cosa que llama la atención es el denso silencio, sostenido entonces, sobre el papel institucional de la Corona en la repetida noche del 23 de febrero; dando por bueno que su actuación abortó el empeño del Golpe del general Armada y de los tanques de Milán del Bosch. Aunque luego se supo, que por lo menos en esos días fríos, febreriles y aciagos hubo hasta tres golpes marchando en la cocina del Palacio.
Ahora tenemos un debate institucional abierto, sobre la idoneidad de la Monarquía como forma de Jefatura del Estado, una vez producida la abdicación de su titular anterior, el rey Juan Carlos I. Y por ello, hay quien ha hablado de la ‘Segunda Transición’, para definir el advenimiento de Felipe VI de Borbón a la Corona y a la Jefatura del Estado. Aunque haya quienes, más radicales, formulen el juicio de la ‘Segunda Restauración’, y acusen a los partidos mayoritarios de ser partidos dinásticos, como demuestra ese extraño movimiento de la Fundación España Constitucional; donde cuarenta ex ministros de UCD, PSOE y PP cierran filas en momento difíciles. Momentos difíciles en lo institucional, en lo político, en lo económico y en lo territorial; que dejan ver, justamente, los déficits de funcionamiento de los gobiernos precedentes en los que han participado lo miembros de la Fundación que ahora se prestan a un movimiento raro de defensa constitucional.
Y también tenemos un partido en situación de interinidad y de bajamar, como es el PSOE. Que espera tanto su Congreso Extraordinario dentro de unas semanas, como su proceso de Primarias dentro de unos meses (siempre que no cambien y pospongan el cónclave), para designar el cabeza de cartel de las Elecciones Generales de noviembre de 2015. Y todo ello, más otras cuestiones internas y organizativas, le confieren pronósticos dudosos de futuro estable donde crecen las dimisiones de responsables federaciones diversas. Junto a esa deriva, asistimos de forma simultánea, al impulso creciente de una formación novedosa, que tras la sorpresa de las Elecciones Europeas, apunta ya en sondeos recientes a 60 escaños en las próximas Generales.
Hay, por ello, quien observa con atención las similitudes existentes entre 1982 y 2014. Y no se extraña por ello. Cree que la historia a veces, se repite con formatos diversos. Y no exclusivamente formatos marxistas. Ya que Marx fue desbancado del PSOE en 1979, en el Congreso Extraordinario de septiembre, tras el revolcón sufrido por González en el XXVIII Congreso del mes mayo. Aunque aún entonces era un partido republicano. Sólo un año antes, podíamos escuchar, el 10 de mayo de 1978, decir a Alfonso Guerra, tras las famosas declaraciones de González en Barcelona y el ‘abandono del marxismo’ que “no tendría sentido llegar a la Moncloa ‘a costa de abandonar a nuestras masas marxistas”. Afirmación que duró poco más de un año. Aunque en la misma rueda de prensa, de 1978, Gregorio Peces-Barba aseguró que el PSOE iba a defender su voto republicano, al llegar a la discusión del tercer párrafo del artículo primero de la Constitución. Dicho y hecho. Pero no visto.
Periferia sentimental
José Rivero
Escuché a Rubalcaba en la radio hablando en la votación de la abdicación y no me lo podía creer, lo he leído en la prensa y alucino.
Cómo se pueden extrapolar de esa manera los resultados de 1978 donde todo el mundo quería democracia a costa de lo que fuera con 2014, donde somos lo suficientemente maduros como para votar el modelo de estado que queremos y que todos nos sintamos a gusto.
Una cosa es ser responsable y otra muy diferente seguir con el discurso del todo atado y bien atado y Rubalcaba (en mi modesta opinión) hizo un discurso propio del PP, absolutamente hipócrita con las siglas que representa. Eso sí, lo barnizó muy bien con la pintura marca «hombre de estado».
Lo están haciendo muy bien todos y mejor los medios del sistema, hablando de esa manera de Rubalcaba (ABC, La Razón, La Cope etc etc lo ponen como un santo del respeto a España). Metiendo miedo a la ciudadanía y comparando la república con la bicha. Si señor, muy bien. Luego no se extrañen cuando muchos decimos que el sistema «nos da asco».
El PSOE se ha metido en un jardín de narices. Si a eso le sumamos el estado putrefacto de sus direcciones nacionales, regionales y locales da vértigo pensar la que le espera a este partido. Ah, se me olvidaba, el cáncer ya ha dado la cara en el PSC…por razones algo parecidas en un entorno diferente(traición a las siglas y a las bases).
No nos engañemos. La maquinaría en pro del continuismo borbónico y del bipartidismo político ya se ha puesto a funcionar a velocidad moderada. Cuando llegue septiembre, el sistema empezará a engrasar la maquinaria para que funcione a destajo. El republicanismo y los partidos minoritarios, emergentes , movimientos sociales serán demonizados y sus líderes mirados con lupa. Todo está atado, muy bien atado, y apuntalado por los medios de comunicación. La corrupción endémica que estamos padeciendo ( al tribunal de cuentas, órgano de vigilancia, ¿ quién lo vigila?) será considerada como un mal menor comparada con esos frikis advenedizos que osan cuestionar esta democracia sin mácula de que disfrutamos.
Como muestra, un botón. El pasado 2J, el morigerado y aséptico Javier Cercas publicaba una columna trufada de “argumentos” -no por recurrentes menos torticeros-, donde , tras declararse más republicano que monárquico, defendía ,con el celo del converso , la labor salvadora y hasta redentora que había desarrollado la corona en nuestro país y calificaba a los adeptos a la república con una larga lista de insultos, como, por ejemplo, ilusos . Viene siendo habitual que, para fortalecer y conferir una mayor credibilidad a la opción monárquica como forma de estado, los gurús del análisis político se declaren previamente como republicanos, (qué farisaicos, coño). Y lo peor no es esto. No contento con soltar sus invectivas con mucha donosura, el bueno de Cercas, tras considerar como locos a todos aquellos que cuestionan ahora la monarquía, lo justifica diciendo , en un alarde de originalidad (nótese la ironía), que prefiere “mil veces vivir en una monarquía como la sueca que en una república como la siria”, asumiendo que los que quieren una República para España están tomando Siria como modelo.
Ni que decir tiene que hay versos libres en el periodismo y alguno suelto en política, pero vienen a ser algo así como el único blanco entre cien negros del corredor de la muerte norteamericano.
El medio que alojó la opinión de Cercas, viene regalándonos con ejercicios de funámbulismo dinastico. El sondeo del martes reflejaba que el 49% de los encuestados en favor de la Monarquía, «representaban a la mayoría de los españoles». Hoy el titular, dando cuenta de la aprobación parlamentaria de la Ley Orgánica de Abdicación, suponía que «Felipe VI logra el apoyo de una amplia mayoría del Congreso». Con esos ingredientes se entiende «el papel institucional» de los medios de comunicación.
Amén, sr. Rivero, atinado…como siempre.