Lucio A. Muñoz.- Muchos autónomos, emprendedores, pequeños empresarios, gestores de pymes, etc., creemos que hemos sido utilizados como señuelo por parte del BCE para vender sus últimas medidas de expansión monetaria, cuyos auténticos beneficiarios serán, probablemente, los Estados (Administración Pública) y las grandes multinacionales.
La operación firmada por Mario Dragui consiste en el diseño de un circuito monetario sobre el que circulará más cantidad de dinero, puesto que el BCE obligará a la banca a incrementar la fluidez del crédito. Aunque es probable que esta inyección extra de liquidez no llegue a la economía real debido a que este aumento crediticio puede quedarse aparcado en boxes para ser trasvasado, finalmente, hacia la financiación de deuda pública.
Recordemos que el BCE, al objeto de luchar contra la deflación (aumentar los precios y huir de la japonización) y reactivar la economía de la eurozona ha adoptado las siguientes medidas: reducir tanto el tipo de interés que cobra a los bancos por créditos a corto como el relativo a los depósitos (que pasa a ser negativo) y conceder un macro crédito a los bancos condicionado a prestar dinero a las empresas.
No obstante, es complicado que surtan efecto estas medidas en España debido a nuestro entorno económico, definido por una intensa devaluación salarial, un proceso de desapalancamiento inacabado y una débil demanda.
¿Ha centrado el BCE erróneamente (al menos, en el caso de España) el enfoque de sus medidas? Y respecto al objetivo de reactivar el crédito, ¿conoce el BCE los verdaderos problemas de las pymes españolas?
¿La escasez de crédito en España está relacionada con un problema de liquidez, de solvencia o de una combinación de ambos factores? En la actualidad, existe suficiente liquidez para financiar los proyectos empresariales viables. Consecuentemente, falta demanda de crédito solvente por parte de nuestras pymes. Causas:
Algunas empresas se encuentran dando vueltas a un círculo vicioso en base a que necesitan crédito aunque no lo consiguen a causa de su “perfil de insolvencia”. Los bancos, con buen criterio y al contrario de lo que ocurrió en la etapa anterior ligada al boom inmobiliario, no conceden crédito a proyectos de “dudosa solvencia” y tampoco lo harán después del manguerazo del BCE.
Pero multitud de pymes, y todo el sector privado, están desapalancándose progresivamente. (El sector público, al contrario). En relación con ello, la estrategia de nuestras pymes consiste primeramente en adaptarse a un nuevo entorno-mercado, dotar de viabilidad al negocio y amortizar préstamos pendientes para después optar al crédito nuevo. (Más caro en España que en otros países de la eurozona). “Saneamiento antes que sobreendeudamiento”, una filosofía empresarial recuperada que pudo haber salvado del concurso a muchas pymes.
Igualmente, las pymes españolas están arrepentidas de haberse endeudado para adoptar decisiones erróneas de inversión (como consecuencia de las nefastas políticas económicas impulsadas por los dos últimos gobiernos del PSOE y PP) que han deteriorado sus cuentas de resultados.
Todo ello, en un contexto marcado por una presión fiscal asfixiante, una reducción radical de ventas, un consumo ínfimo y unas expectativas de crecimiento exiguas.
Y por supuesto, las pymes no exportadoras, que son la mayoría, tampoco pueden asumir un riesgo crediticio excesivo, teniendo en cuenta el peligroso marco socioeconómico y, sobre todo, la corrupción política e institucional existente en España.
Subsistir y posicionarse mínimamente en primer lugar, y posteriormente diseñar un plan estratégico ganador para optar al crédito y poder crecer, estos son los pasos que están dando muchas pymes que han sobrevivido a la crisis.
Evidentemente y por el contrario, las pymes españolas competitivas, viables, saneadas, exportadoras, innovadoras, tecnológicas etc., no necesitan las inyecciones del BCE para optar al crédito.
Ante tales circunstancias, es probable que las inyecciones de liquidez del BCE, combinadas con el recorte de tipos de interés, sirvan de plataforma de financiación de nuestra insostenible deuda pública (inflando más aún esta burbuja) y las multinacionales. Si el enfoque del BCE, centrado en políticas expansivas, no es correcto, las soluciones tampoco lo serán.
Más bien dependemos, a fin de que suba la inflación, de un alza de tipos de la Fed, de esta manera, subirían las exportaciones, vía devaluación del euro.
En relación al nuevo “Plan de Medidas para el Crecimiento, la Competitividad y la Eficiencia” del Gobierno, e independientemente que el mismo surta mayor o menor efecto, es un canto a la “cultura de la subvención”. ¿Un nuevo “Plan E”?
¿Los gobernantes políticos han creado alguna vez una empresa o, al menos, han trabajado en calidad de empleados por cuenta ajena en el sector privado? Por desgracia para los españoles, los políticos profesionales que nos gobiernan no saben que existe una vida fuera del partido y de la Administración. ¿Qué prefieren las pymes, una bajada de impuestos o subvenciones que no dinamizarán la economía?
El trasfondo de este nuevo plan económico del Gobierno responde a la obsesión política por intervenir la economía, mantener las redes clientelares (seleccionando los sectores productivos e infraestructuras sobre los que regarán las subvenciones) y mediatizar informativamente estas medidas para justificar su trabajo ante los españoles.
El Gobierno también ha diseñado, al igual que el BCE, un circuito de dinero sobre el que ha colocado 11.000 millones de euros, aunque el premio de esta carrera ya se lo han adjudicado a Hacienda. Las subvenciones no reactivarán nuestra economía y volverán a las arcas del Estado a través de los impuestos confiscatorios que padecemos.
El anterior Gobierno del PSOE y el actual del PP han arruinado a las pymes (y a los autónomos) mediante impuestos desorbitados, morosidad pública, hiper regulación, burocracia, etc. Y las subvenciones, en forma de planes económicos, no solucionarán nada.
Las pymes no quieren ayudas, únicamente desean pagar menos impuestos, gozar de libertad económica, operar en un mercado sin trabas autonómicas…
Tanto el BCE como el Gobierno español deberían reconocer que el principal problema de nuestras pymes y autónomos es el sistema político corrupto que tenemos en España.