¡El selfie o la vida!

José RiveroHay un dicho muy conocido, producido al borde del asalto de los bandoleros polvorientos, del hurto del chorizo, o de la amenaza del delincuente, consistente en amenazar a la víctima, mientras que blanden un arma. Les decían y apretaban: “¡La bolsa, o la vida!”.  A elegir: o pagas el peaje de la existencia en forma de bolsa y bienes; o pierdes esa misma existencia y serás sorprendido por el hierro amenazador. En la actualidad, estas palabras en desuso reflejan ya otras disyuntivas entre la cartera y la existencia. Justamente, todos aquellos que nos encontramos en países susceptibles de elegir, entre el dinero y el éxito económico, o la vida redonda y monda. Otras posibles alternativas de las elecciones vitales, derivan del modelo creciente de una sociedad intercomunicada al máximo, pero formada por individuos cada vez más aislados. Corazones solitarios, no con música sino con máquina de fotos.selfie01

Si hacer fotografías, como dice el fotógrafo americano Emmet Gowin, es “contar historias, fundamentalmente, contar historias”; habrá que preguntarse qué historias se cuentan en cada caso, cuando se retratan paisajes, recuerdos artísticos, grupos, acontecimientos, cascadas o espectáculos. No siempre se contará la misma historia cuando fotografiamos la boda, el suceso, el lago, la playa, el gol, o la puesta de sol; aunque haya veces, muchas veces, que lo que se cuente fotográficamente siempre sea el mismo relato, repetido con entonaciones diferentes. Hay invenciones, o pretensiones de inventar cosas nuevas, con el despliegue de nuevas tecnologías como ocurre de forma creciente con el Selfie. Como ocurrió en su día con la pintura de caballete, que sumó la portabilidad del artefacto con la solemnidad de la representación. Como ocurrió también con las primeras cámaras fotográficas, que democratizaron el retrato y lo pusieron al alcance de proletariado del siglo XX.

selfie02 Uno no sabe ya, por ello, si el Selfie es una tendencia visual determinante en las sociedades contemporáneas, o es una ocupación ociosa en las sociedades espectaculares y espectacularizadas que alardea de sus imágenes. Pero lo que sí parece cierto, es el uso creciente de tal composición visual y festiva, que crece y se expande por los universos virtuales de las redes sociales y de las nubes particulares.  La voz Selfie, por otra parte, fue nombrada palabra del año en 2013 por el Diccionario Oxford; que la definía como “un autorretrato que normalmente es tomado con la cámara de un smartphone y publicado en las redes sociales como Instagram, Twitter y Facebook”.

selfie04Más allá de ello, habrá que advertir del uso continuo y continuado de la técnica (¿…?) fotográfica del Selfie,  en múltiples universos y latitudes: políticos en ejercicio, sobre todo; actores en espera del premio apetecido; deportistas que se relajan con el móvil entre los entrenamientos, esperando la condecoración o la recompensa; parrilleros televisivos del cualquier talk-show que lucen palmito o tronco retorcido; veinteañeros retorcidos y revirados, que quieren promocionar su estampa a toda costa y a toda playa; quinceañeros venturosos y aventureros de un futuro intangible y harto dudoso, y así hasta el Papa de Roma, Francisco, que ha sido capturado en esa pose rara, de ser autorretratado por un teléfono que ejerce de mirón universal. Ser retratado, espiado y observado ¿para la posteridad o para los veinte próximos minutos?

Comentaba días pasados Vicente Verdú, y a propósito de esa práctica creciente y envenenada, que atiende por ese nombre de Selfie, algún detalle relevante en su relación posible con el autorretrato de toda la vida. “Se dice que el selfie o autorretrato a través del móvil es signo de la actual adoración a la individualidad, el culto al yo y pecados narcisistas por el estilo. Sin embargo, si el selfie es complaciente es solo un gozo muy menudo, una instantánea”. Algo olvidadizo e instantáneo, tal vez, como el café soluble. Y por ello muy estimado.selfie05

Este carácter de lo complaciente y de lo efímero, cubre réditos en redes sociales, a donde ha sido subido a golpe de samrtphone o de cosa parecida. Tales atributos leves y livianos, casan bien con la lógica excluyente/participativa de las redes sociales y su tupido entramado. tan virtual como societario, tan vanidoso como individualista. Lo que resulta más sorprendente es que ese carácter individual, egotista, juguetón y liviano quiera ser tomado como carta de naturaleza de las Nuevas Campañas Electorales y sus estrategias complejas; toda vez que “El selfie no pretende impresionar sino tan solo impresionarse”. Pero ¿a qué y a quién, impresiona?

selfie03Una de esas impresiones del grupo captado por la práctica del Selfie, es la de su denotada actualidad y la de su precisa actualización contemporánea. “Somos tan modernos, que no renunciamos a las últimas tendencias, a la últimas tecnologías y a las prácticas sociales más ‘cool”, sería el correlato del grupo capturado, y por ello nos retratamos y luego tuiteamos el asunto o lo subimos a Facebook o a Instagram. Frente a la  propagación de la moda del Selfie, unos ven en ello “un solipsismo pero viene a ser casi lo contrario puesto que la Red donde se cuelga es una plaza donde los individuos se presentan como multitud y la manada de caras hace juego”.  Y esa es otra de las características destacables: todos los capturados por la instantánea telefónica publicada y colgada  “somos iguales, somos parte del mismo grupo y del mismo proyecto participamos”.

El selfie sería así un documento personal sin finalidad real o ficticia porque mientras el autorretrato requiere intención, determinación, el selfie es el azar en concordancia con la restante incoherencia del mundo”. En buena medida el Selfie, sería una muestra del creciente autismo social y de la incoherencia visual del mundo; un autismo que mejora aún las expectativas desarrolladas por la imprenta originaria, que en palabras de Marshall MacLuhan fijaba que “la imprenta es la tecnología del individualismo”. Circunstancias que ahora, podrían actualizarse como “el selfie es la tecnología del hiperindividualismo postmoderno”.

Por ello resulta extraño, y coincidente al mismo tiempo, como muestra de las nieblas morales de las tecnologías, su uso electoral. Extraño, porque en las imaginerías electorales tradicionales los candidatos en desfile y formación, debían de ostentar características de solvencia, de firmeza y de fiabilidad. De aquí el cuidado del diseño tipográfico, de la foto elegida y del eslogan de campaña. Y esta sería la muestra de extrañeza: la debilidad argumental del Selfie actual, frente a la solvencia proclamada de las campañas anteriores. La otra visión de la coincidencia, deja ver que el uso actual del Selfie, casa bien con el carácter de las campañas actuales, como puro intercambio comercial y donde la pérdida de los atributos tradicionales de todo el imaginario anterior, se desplaza en favor de las nuevas figuraciones comunicativas de mercadotecnia.selfie06

Incluso, y lo que es más relevante, la extraña diversidad de políticos, procedentes de formaciones distintas y de familias ideológicas diferenciadas, sucumben a esa autopsia del alma intelectual que lleva dentro todo Selfie que se precie. Y aparenta ser un conglomerado de una renacida Unidad Nacional, como las viejas plataformas conjuntas y combinadas de la Transición Española: Plataforma Democrática, Junta Democrática, Plata-Junta y hasta Coordinadora de Organizaciones Democráticas. Para dar cuenta más de lo que une que de lo que separa. Igual que ahora el uso indiscriminado del Selfie por parte de todos, deja ver la esencial identidad de lo que se muestra como diverso. Justamente esta extensión creciente de lo inicialmente diverso, queda unificada por el gesto tatuado por el Selfie, que iguala tendencias y ata posiciones; haciendo invisible cualquier diferencia cantada, recitada y pronosticada. De donde podría llegarse a la conclusión de la inutilidad de la elección, cuando lo elegible se iguala tanto que se confunde y superpone. Incluso podría llegarse a la conclusión de la Política como Mercado, donde se confunde la libertad de elección, con la identidad común de todos los productos elegibles.

Periferia sentimental
José Rivero

 

 

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4 COMENTARIOS

  1. Es una pena que no podamos colgar fotos, para poner los selfies de los que se han quedado sin trabajo, sin políticas sociales, sin educación de calidad, sin prestaciones. En definitiva de los cuarenta millones largos de españoles que dedican el día a día a sobrevivir en un país que no es para honrados.

    Pd: Esperando el selfie de Rosa Romero en la nueva rotonda dedicada a los agricultores por los que Cospedal se parte el lomo cada día y el de Nemesio cuando le llegue la sanción por inaugurar cosas en periodo electoral.

    • Los parados, como otros muchos colectivos, no estan para bromas autocomplacientes y autorretratadas. Se airea la gloria, la fama y el éxito; pera rara vez se muestran los pesares, sudores y fracasos. Por ello, y desde la autocomplacencia natural y sustancial del político profesional en ejercicio, todo es creíble, posible y esperable.Y retratable.

  2. 2007-2011: ¡cuatro años de selfies perdidos¡. Los potenciales selfies llegaron a los 6 millones, podría haber sido el triste legado gráfico de ZP. Sniff.

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