Centro de Información Europa Directo Ciudad Real.- La Unión Europea es hoy una realidad, y cómo tal son múltiples y variados los temas que podíamos abordar sobre la misma, así como sus implicaciones en nuestra vida cotidiana. El tema económico, aún sin llegar a caer en el error de considerarlo como el argumento primordial y único, es hoy, para bien o para mal, de rabiosa actualidad, y derivado de la crisis que está viviendo Occidente en estos últimos años.
La palabra “crisis” es latina pero su origen etimológico se encuentra en un término griego que hace referencia a la toma de decisiones. Se trata de una coyuntura de inestabilidad sobre una estructura ya organizada desde el punto socio-económico, incluso político, y que por tanto requiere un análisis y una toma de soluciones. Pensar como se ha llegado a esa situación y llevar a cabo cambios estructurales para paliarla y volver a la normalidad anterior a la recesión, y esta es una de las cosas que han estado haciendo las instituciones europeas desde que el 2008. Muchos analistas ya se han aventurado a denominar a esta coyuntura económica como “Gran Recesión”. Recesión o desaceleración económica en muchos casos que se inició en Estados Unidos pero pronto se extendió al resto de países occidentales, entre ellos los Estados miembros de la Unión Europea. Es notorio en el caso de nuestro país el pesimismo ante la duración y la gravedad de esta crisis, y los grandes sacrificios llevados a cabo por la ciudadanía para salir de ella, podíamos decir que la crisis “ha golpeado fuerte” a Europa, sobre todo a los países de la zona mediterránea, algunos de los cuales han tenido que ser rescatados.
Dentro de la Unión Europea los organismos encargados de combatir los efectos de la crisis y llevar a cabo los rescates de las economías más afectadas son la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, lo que se ha venido a llamar como “la troika”. Pues bien, la troika no actúa con plena libertad sino que sus medidas deben estar sujetas a un cierto control, de hecho el Parlamento Europeo llevó a cabo el pasado mes de Diciembre un ejercicio de evaluación de estas medidas.
Dos son los informes de esta evaluación parlamentaria: por un lado uno realizado por la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios – compuesto por miembros del Partido Popular Europeo y el Partido Socialista Francés – centrado en los métodos de trabajo llevados a cabo y los resultados obtenidos; y por otra parte, otro informe, elaborado por la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales sobre las consecuencias que estas políticas han tenido en los aspectos sociales y laborales de la ciudadanía de los países en los que se han aplicado. Por tanto podríamos decir que hay un informe sobre lo realizado, las medidas aplicadas, y otro sobre sus consecuencias.
Estos informes se han de debatir en sesión plenaria el Miércoles 12 de Marzo, y volviendo al origen del significado de la palabra “crisis”, han de servir como análisis y lección de lo que debería ser un rescate futuro en caso de darse problemas financieros en alguno de los Estados miembros de la Unión Europea.
Primera lección a tener en cuenta: tanto los países que se vean fuertemente golpeados por una crisis financiera de este tipo, como el Parlamento Europeo deben coordinarse desde el principio en relación a las medidas a tomar, en el cuando y en el cómo. No se debe actuar de forma autónoma.
Una segunda lección, por así llamarlas, debe ser la necesidad de que estas medidas sean eficientes a nivel económico pero también justas a nivel social, es decir: no solo se debe crear estabilidad para los mercados y reducir el déficit, sino que a su vez se ha de invertir en crecimiento. Esto es fácil decirlo pero nos llevan al debate sobre si el mercado crea por si solo empleo y estabilidad social o es necesario tomar ciertas medidas intervencionistas para hacer esto posible, ¿cubre el mero crecimiento económico, el mercado, las necesidades básicas de la población o hay que reconducirlo para que así lo haga?
Por otra parte, no sólo se ha de invertir en crecimiento sino que este crecimiento ha de ser respetuoso con el medio ambiente, se debe alcanzar el desarrollo sostenible.
Pasemos a analizar ahora ambas aspiraciones que parecen difíciles o incluso demasiado idealistas, pero estrictamente necesarias si queremos que la economía crezca sobre bases sólidas:
Respecto el primer aspecto debemos tener en cuenta que vivimos en el “viejo continente”, cuna de la democracia, los Derechos Humanos y la revolución industrial, las crisis han sido cíclicas, y las etapas de crecimiento igual, ambas coyunturas se han alternado a lo largo de la Historia de Europa, y en definitiva de Occidente, ha habido periodos de crecimiento acelerados (como el mercantilismo, y la I y la II Revolución Industrial) que no se han correspondido siempre con etapas de bienestar social. Hoy ambos parámetros (crecimiento económico y desarrollo social) se encuentran más identificados que nunca y a su vez son complementarios (en el siglo XXI y en una democracia no se entiende crecimiento económico sin mejoras en la vida del ciudadano), y todo ello gracias a una Europa unida que trabaja por y para el ciudadano, y cuya máxima aspiración es cubrir las necesidades básicas de su población.
En cuanto al crecimiento sostenible, ¿Cuántos de nosotros no hemos oído alguna vez, o hemos tenido la idea preconcebida, de que el desarrollo y el progreso económico son incompatibles con la preservación del medio ambiente, del ecosistema en su fase natural? El crecimiento económico necesita de materias primas, ha de explotar los recursos naturales, pero esto no tiene por qué implicar siempre depredación del medio, expolio, de ahí el adjetivo de “sostenible”, ¿es incompatible la utilización de madera para la industria con la reforestación de amplias regiones?
Los que trabajamos, como Europa Directo Ciudad Real, en un ámbito de carácter rural sabemos las oportunidades que la naturaleza brinda al desarrollo económico, el ejemplo más paradigmático de ello sería el turismo rural: parques naturales, zonas de especial valor ecológico, hostelería y restauración en localidades rurales (casas rurales, restaurantes, hoteles) son una baza importante ha tener en cuenta – junto a las políticas comunitarias – para el desarrollo y la salida de la crisis en regiones como la nuestra.