Ciudad Real: Un estudio revela que puede utilizarse la capacidad de adopción de los machos salvajes de perdiz para preservar la especie

Dionisio Grande, ingeniero de Montes y licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad Católica de Ávila, defendió recientemente, como proyecto de fin de carrera, un estudio sobre «la capacidad de adopción, cría e instrucción de perdigones procedentes de granja por parte de machos silvestres de perdiz roja». Dicho estudio, calificado con matrícula de honor, analiza el instinto adoptivo de los machos de perdiz salvajes; instinto que este investigador ciudadrealeño ha descubierto cómo puede ser utilizado en favor de la conservación de la especie.perdices

La perdiz roja (Alectoris rufa) es una especie clave tanto como presa de especies amenazadas, como por ser la pieza de caza menor más atractiva de la Península Ibérica. Pero frente al trascendental papel que juega la especie, sus poblaciones sufren un declive importantísimo desde la década de los 70, con una pérdida continuada de sus poblaciones, probablemente como consecuencia de la destrucción de su hábitat, la intensificación agrícola, o una sobrepresión cinegética.

Fruto del descenso de sus poblaciones, unido al interés socioeconómico de la especie, ha surgido un creciente desarrollo de las repoblaciones de perdiz, con ejemplares procedentes de granjas cinegéticas, encaminadas a cubrir el descenso de las poblaciones de éstas, pero consiguiendo solo unas mejoras fugaces por no perdurar en el tiempo, fruto sin duda de ser animales no adaptados al medio silvestre.

Ante este panorama, surge este proyecto, enfocado en el estudio del instinto de adopción de los machos salvajes de perdiz, para encauzar dicho instinto en  favor de su conservación.

Para éste proyecto de investigación se capturaron machos de perdiz silvestre en el periodo posterior a la separación de los machos de con sus  grupos familiares de hembras y perdigones. Tras la captura de los ejemplares éstos fueron introducidos en diferentes «núcleos de adopción» o recintos, situados cercanos a las zonas de captura, en los que tras un periodo de aclimatación, se les aportaron perdigones procedentes de granja con una edad menor de dos semanas, consiguiéndose un 100% de adopción y cría de los mismos, después de algo menos de dos meses, éstos fueron liberados junto con sus «padres adoptivos», obteniéndose una tasa de supervivencia durante este periodo del 95%.

Tras su liberación, se ha podido comprobar, gracias al marcaje con marcas alares, que los ejemplares han mantenido los grupos familiares creados, presentando un comportamiento indiferenciable de sus congéneres silvestres. Y una vez trascurridos más de dos meses desde su liberación se han podido capturar y analizar diversos ejemplares los cuales nos han proporcionado unas tasas de supervivencia desconocidas hasta el momento en comparación a las repoblaciones convencionales.

Pudiéndose concluir que los machos silvestres no solo han adoptado y criado a los perdigones durante su estancia en cautividad, sino que tras su suelta los han seguido instruyendo, guiando y protegiendo, por lo que todo ello provoca un nuevo horizonte para «La Reina» de los campos Españoles.

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