Carlos Etxeba, autor de la obra.- El público será siempre el instrumento más preciso para saber el grado de perfección alcanzado por los actores en el desarrollo de su arte interpretativo a lo largo de toda la evolución histórica del teatro.
Por mucho que algunos críticos les vituperen desde cualquier medio de comunicación, si el público asiste y aplaude encantado durante sus actuaciones, esos actores deberán ser reconocidos siempre como grandes actores del momento.
No se sabe a ciencia cierta dónde radica su encanto o atractivo. ¿Será en la voz, en la figura, en la estatura, en el brillo de sus ojos, en la armonía de sus movimientos? Ha habido grandes actores feos, bajitos con voces mediocres y nada agraciados físicamente que han alcanzado la fama por su genio interpretativo. Dos ejemplos convincentes: Santiago Segura y Woody Allen.
El Grupo Epidauro tiene ya su público propio que lo admira y lo aplaude a rabiar y que asiste en masa a todas sus representaciones. Ha alcanzado ya un nivel muy aceptable y debe ser tenido en cuenta como un referente teatral en todas las regiones de España donde ha actuado.
En relación con mi comedia que trata de una familia aristocrática de rancio abolengo, transformada en ladrones de guante blanco especialistas en el robo de obras de arte antiguas, supuse que los actores tenían que demostrar una gran ductilidad para transformarse en unos aristócratas ladrones.
Gema Céspedes Palomares y Castor Horneros Zamora, los marqueses de Entrecajas, logran perfectamente estos objetivos, logrando transparentar en sus actuaciones la malicia y falsedad de sus actuaciones en ese mundo tan particular. Se ve que son dos actores que ofrecen siempre una garantía de calidad interpretativa en cualquier escenario en que intervienen.
María Gracia Gómez García, Madame Cocó, la Gran Duquesa de la Monserga, como ladrona de guante blanco, interpreta ese espíritu femenino libidinoso y falso que tiene que pulular en esos ambientes donde fluye el dinero por todas partes. Se nota también que tiene una gran variedad interpretativa y que siempre será un activo importante en las realizaciones teatrales de EPIDAURO.
¿Que decir de la encantadora actriz María Martínez Moreno, que supo dar a la comedia ese toque juvenil de grandes decisiones inesperadas con una perspicacia digna de mención? Otra gran esperanza para el futuro del grupo EPIDAURO.
El hilo conductor de toda la trama lo puse en un actor que tendría que desarrollar toda una gama de diferentes facetas interpretativas. Ese actor tan importante para mi comedia ha sido encarnado en esta actuación por José Sobrino Calle que interpreta a Juan, el mayordomo que soluciona todos los problemas a la familia. Ha sabido traslucir seguridad, fortaleza e ironía en ese mundo de falsas apariencias. Un momento estelar de la comedia es cuando él y el joven aristócrata inglés se enzarzan en una pelea apoteósica que el público corroboró con grandes aplausos. Sin el magnífico hilo conductor de esta actuación de José Sobrino Calle la comedia no hubiera alcanzado el gran éxito obtenido.
Hay un activo muy importante en el grupo EPIDAURO. Es Diego Rodríguez Morales que interpreta a un joven aristócrata inglés. Su papel es corto, pero sabe transparentar todo el arrojo juvenil en una descomunal pelea que atrajo los aplausos del público. Lo hace todo con gran naturalidad y sensibilidad.
José Luis Lajara Rodríguez, Ana Isabel Arcediano Ruiz y Juan Vicente Gavilán, en sus papeles secundarios estuvieron muy bien a la altura de las circunstancias.
En cuanto a la escenografía, al no poder estar presente en las representaciones, tuve siempre la inquietud de conocer cómo se había desarrollado primeramente en aquellas escenas que me parecían de un interés o dificultad especial para el desarrollo de la acción.
La primera pregunta que me hacía era cómo se había montado el cuadro, origen del conflicto escénico. Al ver el DVD observé con mucho agrado que el cuadro de la Marquesa de Entrecajas llevaba nada menos que una iluminación interior, destacándose muy bien su presencia en los momentos importantes de la acción.
Otro detalle que me interesaba, era saber cómo se había llevado a acabo la escena del acto segundo en la que se expone la copa con las cuatro perlas rosadas de Bengala y observé que efectivamente se había realzado ese momento escénico, oscureciendo el escenario e iluminando debidamente la copa con las perlas. Me pareció que era un momento lírico muy importante para destacar la importancia del desarrollo de la formación de las perlas en la naturaleza.
Los actores del grupo Epidauro tienen una ductilidad especial para saber representar las grandes y pequeñas diferencias que caracterizan a los personajes, fruto de una constante introspección, donde toda la personalidad de los personajes aflora al exterior en sus facetas de vestuario, gesticulación, voz y temperamento.
En esta representación teatral todos los actores del elenco cumplen estos requisitos y los espectadores, plenamente satisfechos, se lo premian con calurosos aplausos.