Puertollano: nacimiento de una contracultura para combatir la escasez

J. Carlos Sanz.- Cabría suponer que ante un escenario baldío en cuanto a salidas laborales y profesionales, en un horizonte yermo de perspectivas de algún tipo, algunos jóvenes de Puertollano deberían sentirse atrapados en una encerrona y contemplar la emigración como única llave maestra para salir del atolladero. Sin embargo, frente a ese páramo vital ha arraigado un vivero de creatividad que lleva tiempo fermentando en la ciudad industrial y es ahora cuando está alcanzando su esplendor. Una eclosión de contracultura para contrarrestar la escasez de expectativas con abundancia de creatividad.

Aunque no es exactamente un movimiento contracultural; más bien, estamos ante una corriente reticular de gente joven que ronda los treinta, con perfiles formativos dispares y que trazan alianzas de cooperación para sacar adelante, de forma completamente autogestionada, sus trabajos creativos. Encuentran su sustrato en la cultura urbana, están ligados a géneros musicales como el rap, hip-hop o reggae pero también tienen cabida otras disciplinas como el arte callejero o la fotografía. Estamos ante un colectivo emergente, que aún no tiene definición concreta, que no está cartografiado ni etiquetado pero posee un ingrediente básico en estos tiempos de constricción socioeconómica: ante la adversidad descubrir el genio.

En este reportaje aparecen cuatro exponentes de esta cultura urbana que ha echado raíces en Puertollano. Son una pequeña representación de un movimiento underground nutrido pero escurridizo a la hora de darse a conocer. Reconocen que funcionan de modo marginal, que sus propuestas son minoritarias y no casan con los gustos de la mayoría, que están predicando en el desierto porque Puertollano no es lugar para creativos o a lo mejor sí pero faltan lugares, espacios comunes donde dar visibilidad a todo esto que se está cociendo.

Dado que lo institucional no tiene ahora mismo las capacidades o voluntades para facilitarles esos espacios de creación o posibilidades de promoción, ellos emplean el método “hazlo tú mismo”, la autoproducción como santo y seña, como demostración de valor añadido, de emplear las herramientas de la web 2.0 para producir música, para elaborar una revista digital o para mostrar tus dotes como DJ o productor.

Es el caso de Buscón, King Farias, Cristian Rojas y Raphael De la Guetto. Chavales que no se amilanan ante la precariedad reinante, ante un presente rebozado de escasez y falta de oportunidades. Algunos de ellos han vivido fuera durante unos años pero la crisis les trajo de nuevo a la localidad que les vio nacer; no saben cuánto durarán por Puertollano pero tienen claro que el tiempo que se queden no es para desperdiciarlo.

Todo lo contrario, poseen un prurito creativo y sólido espíritu cooperativo. Buena muestra de ello se produjo hace poco cuando King Farias estrenaba el videoclip “Good vibes” uno de los dos temas incluidos en su nuevo trabajo “En un viaje”. En él, se sintetiza muy bien esta filosofía híbrida y colectiva que comparten estos chavales. Cada uno de ellos ha aportado algo: De la Guetto como productor, Buscón con la grabación, edición y montaje de imágenes junto a Paris Félix y Cristian realizando las fotografías de portada y contraportada de este trabajo.

Sorprende el aura de profesionalidad que hay implícita en cada una de sus propuestas. Saben lo que hacen, poseen dotes y mecanismos para elaborar productos de cierta calidad, se promocionan en redes sociales, comparten sus trabajos en la nube -a través plataformas como YouTube, Soundcloud o Bandcamp-, en cuanto se da la ocasión se dejan ver por garitos de Puertollano para dar conciertos, sesiones de DJ o sorprender al personal con el proyecto “Párate” una acción de arte callejero en las fachadas y paredes de edificios municipales que cuenta con el permiso del ayuntamiento.

Sienten que es momento de expresar, de no callarse la boca, de decir lo que piensan. Confiesan que el panorama es muy jodido, que en Puertollano tampoco cuentan con reconocimiento de la gente porque sus propuestas son minoritarias. ¿Música negra sonando en los disco-bares? ¿Reggae en La Mancha? ¿Una revista llamada Pupila Magazine que va sobre fotografía, arte en la calle y reflexiones varias? Cosas propias de bichos raros que diría la mayoría. Encima, quieran o no, les toca hacer pedagogía de sus propuestas. Ellos se lo guisan y se lo comen. Son tiempos de hacerse valer, de aportar por uno mismo, que de ti depende alcanzar cotas de expansión y viralidad de tus trabajos. Que todo ello sea fertilizante para a la larga hacer crecer la reputación.

Aunque no esconden su malestar por el escaso apoyo institucional, porque no se les facilite infraestructuras donde crear y reunirse. Luego está la vertiente de la rentabilidad, la mayoría querría ganarse la vida con lo que hace pero el actual modelo no lo posibilita. Bastante con que mantengan el tipo, con seguir haciendo cosas y compartiéndolas, adquirir cierta fama para que la misma sea tu carta de presentación y obtener réditos más adelante.

Saben que en Puertollano no hay visos de rentabilizar sus trabajos y sin embargo, no se conforman con renegar. Tienen claro que en su historia reciente, la ciudad industrial ha sido un granero intermitente de ebullición creativa, un hervidero de colectivos culturales. No hay que retroceder mucho en el tiempo para saber lo que supuso la “movida manchega” de mediados de los 80. Una explosión fecunda de colectivos artísticos, diseñadores gráficos, escritores, creadores y un montón de grupos musicales. Casi todos cayeron a las primeras de cambio pero aquello fue nuestra particular “movida”, la constatación que en Puertollano se daban las condiciones para la aparición de una contracultura urbanitas y underground. Y sin embargo, todo ello no derivó en un consolidación de la creatividad como marchamo identitario, como elemento generador de riqueza económica para el municipio.

Transcurridos unos años, otros lo intentan en estos tiempos de marasmo. En el peor momento socioeconómico es cuando se está produciendo un estallido creativo. El espíritu contradictorio inherente en Puertollano. Acerca de esta contracultura fluctuante que cada cierto tiempo se da en la localidad, King Farias confiesa que si hace unos años tanto el rock, heavy, punk y otros estilos tuvieron tirón ahora le toca el turno a la cultura del hip-hop y el reggae, géneros que según él “han llegado para quedarse”. Aparición de géneros que para Buscón recogen el testigo de un pasado reciente donde Puertollano “ha sido un hervidero de cultura musical desde la época de la movida”.

Aunque con el influjo de la música negra De la Guetto tiene sus reservas. “Es una música que originariamente pertenece a la cultura afroamericana y pretender que esto tenga tirón es una utopía”. Hace seis meses que vino de Granada, ciudad donde se empapó de estos géneros y  descubrió el gusanillo por samplear temas y producir su música. Lo hace en un sello propio, Doctor Yeska Records, y ya ha publicado dos trabajos que avalan sus dotes de productor. Si en el primero, Back to the basics, reclama un regreso a los orígenes del rap de los 90, en Mean Beats trata de captar la atmósfera underground de Nueva York, concretamente la del barrio de Brooklyn. “Capturo sonidos y emociones provenientes del soul y el jazz y luego trato de darles el estilo de DJ Premier que para mí es la referencia en el mundo del hip-hop” apunta. Su trabajo se puede descargar gratuitamente en la plataforma bandcamp.

Al ser un movimiento urbano en construcción es complicado hacer un seguimiento. Sin embargo, en Pupila Magazine hay un intento muy honesto por radiografiar las diversas expresiones vinculadas a este colectivo. Cristian Rojas, formado en la disciplina fotográfica, lleva un año publicando esta revista en internet, a través del portal Calameo. Son ya ocho números los que han visto la luz y su intención no es otra que mostrar el arte urbano emergente en Puertollano.

Pero para todos ellos, el nudo gordiano es la acogida que la gente está dando a sus propuestas. “Estamos regalando nuestro trabajo y no se da el valor verdadero a estas cosas” afirma sin tapujos King Farias quien cuestiona en parte la eficacia de esta forma de darse a conocer. Algo parecido opina Cristian cuando reconoce que “son pocos los interesados por esto que hacemos pero hay que pelear y partirte los cuernos por sacar tu trabajo”. En cambio, Buscón prefiere ver el lado positivo, la visibilidad que las redes sociales y otros herramientas de la web 2.0 proporcionan a sus trabajos. Hace unos meses puso en marcha Gratizz Producciones, una plataforma de creación en la que demuestra sus dotes como productor audiovisual y también en otros ámbitos como fotografía y diseño.

Donde todos coinciden es al señalar el factor que hoy en día consideran crucial para lograr la anhelada rentabilidad. Hablan de ese valor añadido que es lo multidiscipinar, el saber hacer un poco de todo. Según Buscón “en la música que hacemos hay que controlar de artes gráficas, diseño, marketing y producción”. Además, ven con buenos ojos iniciativas como el crowfunding pero segmentándolo al público que verdaderamente les sigue. Y cómo no, está el bautismo de fuego que son los directos “el que la gente te escuche y que ellos mismos te digan que has de grabar ya algún disco”. Para De la Guetto “si se quiere vivir de esto hay que hacer música muy buena, destacar y adornarlo todo con videoclips o promoción para llegar a mucha gente, alcanzar una reputación y que cuando hagas bolos cuentes con público”.

Conscientes de la dificultad reinante, del contexto famélico que les toca vivir, no renuncian a lo que están haciendo. King Farias asegura que este incipiente movimiento urbano ofrece diversidad y alternativas a Puertollano, que puede servir de catapulta para consolidar una futura plataforma de creadores locales con un marcado acento en lo social “porque el reggae y el rap son músicas reivindicativas”. Cristian se afana en trasladar un mensaje de persistencia, “seguir y seguir poniéndole corazón a las cosas que hacemos”. Y De la Guetto saca a relucir el componente unitario que posee esta cultura musical, la posibilidad de crear una comunidad de personas gravitando en torno a estos estilos.

Todos saben el terreno que están pisando. Un territorio inestable que torpedea un verdadero respaldo institucional o privado. Pero este ecosistema tan hostil no les debilita; al contrario, les da alas para continuar haciendo lo que hacen por una cuestión de dignidad en unos tiempos mezquinos. Así se las gastan los integrantes de esta embrionaria contracultura puertollanense que está dando sus primeros pasos: ellos se bastan y sobran.