Georgina Cupido Ruiz.- Sábado, 1 de febrero de 2014. Son las dos de la tarde y una vez más las previsiones meteorológicas se equivocan, el cielo está azul. El lugar de encuentro se sitúa a muy pocos metros de la Torre Eiffel. Según la prensa francesa, más de 30.000 personas desfilamos por las calles de París para apoyar a las mujeres españolas en su lucha contra el proyecto de ley del aborto impuesto por el gobierno de nuestro país.
La mayoría somos mujeres, también hay hombres. Franceses y españoles. Jóvenes preocupados por el futuro de la sociedad en la que vivimos pero también están los que ya lucharon por sus derechos y una vez más tienen que sacar a la calle sus pancartas. Embarazadas, partidos de izquierdas, grupos laicos y feministas. Contradicciones. Fraternidad.
Desde el balcón de su casa una señora con problemas de movilidad nos saluda y se disculpa por no poder estar abajo apoyándonos pero su sonrisa y su jersey rosa nos animan a seguir caminando sin pensar en el frío.
Los franceses hacen gala de sus orígenes revolucionarios y cruzarte con un grupo de personas manifestándose no es nada raro en esta ciudad. Deberíamos aprender de su conciencia social y política.
Las perchas y agujas de tejer convertidas en símbolo crítico para mostrar la indignación y denunciar las consecuencias nefastas que puede producir en la salud de la mujer un aborto ilegal contrastan con el ambiente festivo que recorre las orillas del Sena pasando por la emblemática plaza de Trocadero.
Las banderas se mezclan, solidarias y unidas.
Queremos que nuestras voces se oigan en Madrid. «¡Mi cuerpo es mio, de ningún Estado, de ningún gobierno, de ninguna Iglesia!»
Casi tres horas después llegamos a la embajada española que nos recibe con todas las contraventanas cerradas y una barrera de unos 100 policías que nos impide acercarnos más.
La marea se paraliza y el silencio da paso a la lectura de un emotivo texto que recoge todos nuestros pensamientos .
La libertad es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera u otra. ¿Aborto sí o aborto no? Ese no es hoy el debate. Estamos aquí para conservar nuestro derecho a elegir, que es el único que nos hace libres.
Podíamos aprender slgo de los vecinos, cuando menos ser solidarios
Buen trabajo, compañera reportera.
Si Francia se constipa, Europa estornuda.
El nombre de Georgina me traslada a la infancia: conocí a dos georginas.
Que París siempre sea una fiesta para ti, Georgina.
Me alegro de que la Europa civilizada nos mande mensajes de este tipo. A ver si somos capaces de acabar con la caverna ideológica que lleva siglos instalada en España.
Hay que joderse. Siempre vamos al revés que nuestra Europa, a la que queremos aspirar, pero de la que nos alejan los Gallardones de los…
Maternidad libre, a elección de la madre y no de poderes religiosos o ideológicos!
Es que es indignante, la palabra libertad está empezando a ser algo extraño en España, y eso de verdad que asusta.
Felizmente en esa arcadia de la democracia preconizada por la columnista que al parecer es Francia, cuna de las revoluciones aderezadas de las más atávicas de la violencias como fue la revolución francesa, también hay un hueco para el derecho a la vida y su vehemente defensa:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/01/19/actualidad/1390151805_262367.html
En verdad, el debate no es «aborto sí o aborto no»; el debate es «vida humana dependiente sí o vida humana dependiente no», y las excepciones aceptables en uno u otro caso. Los argumentos eclesiales o feministas -de uno y otro lado- no son más que radicalismos; el debate sereno implica dejarse de tópicos y valorar (éticamente) qué es la vida humana dependiente, su protección y el mensaje que se envía al permitirse su destrucción.
Pero Sr. Letrado, aún a riesgo de que me llames simple ¿Qué hay de malo en dejar decidir a una mujer si quiere ser madre o no? Si es que para dos días que vamos a estar aquí a qué viene hacer lo que ha hecho Gallardón. Basta ya de disquisiciones Morales, religiosas o éticas al servicio de la curia.
Si una mujer quiere ser madre, la naturaleza le da la posibilidad de hacerlo, y si no quiere, la ciencia también le da la posibilidad de hacerlo de forma segura.
Lo demás es ruido con olor a incienso. Cuando los curas católicos puedan casarse y tener familia, que opinen. Pero mientras la curia sea un ente misógino, no puede autoimponerse patente de corso para hacer abducciones a Gallardón.
En cuanto pase esta época pepera y miserable, la sociedad volverá a votar una ley que proteja el derecho a decidir de la mujer. Mientras tanto, la tele y la radio pública seguirán echando agua bendita sobre nuestras mentes.
Mal, muy mal.
Qué pena que tengamos que ir a manifestarnos a La France. Aquí, con las leyes de orden público que están aprobando el PP sólo te puedes manifestar libremente en la ducha.
A estos que hablan de ética les daba una hija con microcefalia para que la cuidasen las 24 horas del día como mi madre a mi hermana y sin hacer trampas pagando dinero a gente que la cuide, es muy bonito el toreo de salón.
A mi no me vale que Gallardon diga que el tendría un hijo discapacitado, para creerlo me tendría que jurar que el y solo el lo cuidaría porque ahí es donde hay que ver la moral y no con las palabras que hablar es muy facil
Ciertamente deberíamos aprender de la solidaridad y seguir el ejemplo de los franceses. Porque en este país tenemos la sangre de horchata. Si al derecho a decidir!!!