La reconstrucción física que se impone con el Régimen del 18 de julio, otorgaba prioridad a los enclaves dañados por las acciones bélicas, a través del Servicio de Regiones Devastadas creado en 1938. Junto a ellos, la producción del alojamiento masivo en pueblos y ciudades estaba encomendada al Instituto Nacional de la Vivienda, creado en 1939, y a la Obra del Hogar Nacional Sindicalista. Junto a la situación de déficit crónico en la vivienda, los ideales del Fuero del Trabajo y la máxima de Franco ‘Ni un español sin hogar’, en unión de la política natalista, van a originar un empeño decisivo en la producción del alojamiento. En Ciudad Real, la Delegación Sindical trata de acometer la experiencia denominada ‘Hogar del Productor’, para ello solicita un informe de Telmo Sánchez, arquitecto provincial, que da cuenta de las dificultades para acometer el problema del alojamiento. Todo ello, formulado con la base de su experiencia anterior al frente de las Sociedades de Casas Baratas.
“En la capital y creo que en el resto de la provincia, el asunto de la vivienda, sobre todo para la gente pobre, está en embrión. Principalmente por la desidia, cuando no por el carácter regional y por la falta de ayudas e iniciativas de las Corporaciones Oficiales. Antes, la mayoría de las casas de Ciudad Real eran de los que las vivían, hasta el punto de que era raro el empleado que no poseía su casa o parte de casa, en general sin higiene; pero el aumento del elemento oficial, sobre todo, obligó a alquilar pisos que no tenían condiciones de alquiler y se daba el caso de vivir en la misma casa y sin independencia propietario e inquilino. La falta de casas fue elevando los precios, no guardando actualmente la debida relación con los ingresos de los empleados y menos de los obreros… Las corporaciones públicas, entendiendo por ello Diputación y Ayuntamiento de la capital, que son las más conocidas, no han realizado ninguna obra en este sentido. Si bien la Diputación encargó un proyecto para casas de empleados en la Huerta del Hospicio. Una Sociedad particular hizo 50 casas baratas frente al Parque de Gasset y la ayuda del Ayuntamiento fue nula y la de la Diputación muy pequeña, 2.000 ó 3.000 pesetas; no atreviéndose a oponerse a su construcción por venir el proyecto con la aprobación del Ministerio. También tuvo la Sociedad que salir del perímetro de la ciudad por la carestía de los solares que existen dentro de la misma…La casa para el obrero deberá estudiarse teniendo en cuenta dichas características y tratando de mejorar al mismo tiempo el desarrollo de las industrias locales. Las dificultades serán la rutina y el apego a lo viejo, la resistencia a toda innovación y la falta de agua y alcantarillado en casi toda la provincia”[1].
Los primeros trabajos producidos sistemáticamente en el ámbito de la vivienda, son los de Arturo Roldán Palomo, tanto para la Obra Sindical del Hogar, como para el Instituto Nacional de la Vivienda, como para la Diputación Provincial. Esta había “subvencionado al Ayuntamiento de Arenas de San Juan con el 10% del importe de un grupo de viviendas protegidas, que se construyen a través de la Obra Sindical del Hogar, en premio a que fue dicho pueblo el único que se levantó a favor de Nuestro Glorioso Movimiento Nacional”[2]. El mismo Álbum-Memoria citado, reconoce que durante los “años 39, 40, 41 y 42, por diversas causas, la principal por el aumento del coste en la mano de obra e insuficiencia de precios de los proyectos y por falta de personal… se hace muy poco”.
Entre las realizaciones hay que citar las 252 viviendas de 1939, que se ven reducidas a 154 en 1940 en la carretera de Puertollano. Más fortuna se tiene con las 36 viviendas protegidas del Grupo Vicente Galiana de 1943; o con las actuaciones de la Diputación del mismo año, sendos grupos de viviendas para funcionarios, como fueran los denominados ‘Grupo José Antonio’ y ‘Grupo Generalísimo Franco’. Las memorias redactadas para los grupos de 252 y de 154 viviendas, dan cuenta de muy diversas dificultades. “Presentado un anteproyecto de 252 viviendas y una Iglesia, la aprobación condicional del anteproyecto trajo consigo el correspondiente informe de la Oficina Técnica. Éste, las necesidades de población de Ciudad Real y los planes del Ayuntamiento de dicha población para la zona de emplazamiento, han sido los factores determinantes del proyecto definitivo tal como se presenta hoy con la modificación en número de viviendas que ha disminuido en un total de 98, si bien esta disminución no es más que aparente, puesto que a fin de no perder tiempo se solicita primeramente la protección sobre las 154 viviendas y la Iglesia… el trazado no obedece a ningún Plan municipal puesto que el futuro solar, no tiene de urbano más que la carretera de Puertollano .y la embocadura de la calle enproyecto…”[3].
La oferta tipológica que introduce el proyecto en sus diversas variantes, sistematiza ya el bloque abierto en doble crujía, que tanta fortuna tendrá en las actuaciones extensivas de los años venideros. La permanencia de viviendas adosadas en una planta responde al a adjudicación de tipos de vivienda por grupos sociales, como era norma extendida y frecuente en la adjudicación de diferente programas funcionales a los grupos peticionario. Así la catalogación que se realiza, contempla ‘La vivienda para el jornalero o empleado muy modesto’, ‘La vivienda para jornalero elevado o empleado medio’, y ‘La vivienda para empleado medio acomodado’. El fracaso en la promoción hay que situarlo en las dificultades por obtener suelo libre urbanizado fuera del casco de la población. Frente a estas limitaciones hay que señalar la conclusión de los grupos proyectados en el interior de la población.
Si Ciudad Real, podía ser vista en 1939 como “esencia delgada y vertical” (¿…?)[4], el lenguaje de estos años se caracteriza por su pragmatismo y por una avidez en la renovación urbana. Avidez que tiene perfecto reflejo en dos trabajos elocuentes: ‘El ornato de nuestra capital’ (1950) y ‘Mis dos visitas a Ciudad Real’ (1958)[5]. En el primero de dichos trabajos puede leerse entre otras cosas: “Una gran preocupación de los Ayuntamiento de la época actual es el trazado de las calles. Se aspira a que resulten perfectamente rectas y con uniformidad en la edificación. Donde existen calles mal trazadas, se procura arreglarlas. ¿Por qué no se intenta algo de esto en Ciudad Real, aunque sólo sea un ensayo? Aquí, en nuestra capital existen infinidad de esquinazos que afean considerablemente las calles, amén de curvas, entrantes, salientes, tapiales, etc., en los más céntricos lugares de la población que acusan excesiva fealdad, y que la piqueta disfrutaría con su demolición, para que la experta mano de la moderna arquitectura devolviera sobre la misma demolición los edificios bellamente edificados con arreglo a las exigencias del ornato”.
Si la opción de la renovación es solicitada como ensayo, la rotundidad de Eladio Cabañero en el segundo de los trabajos citados, no deja lugar a dudas sobre la visión del momento, avalando elprogreso desde supuestos concretos. “… me gustó más el centro, sus nuevas instalaciones, edificaciones y trazado urbano que sus reductos típicos, porque lo pintoresco es lo que va sobrando en nuestra patria desde hace mucho tiempo; más Puertollanos y menos Almagros. No hay que olvidarse de nada al desear este cambio. Por otra parte el arte está en muchos sitios y tiempos, pero en realidad sólo hay arte vivo y operante en el porvenir”.
El tránsito estaba efectuado, las viejas bases de la ordenación que operando sobre personas y cosas nos hablaban de topografía, vientos, tipos edificatorios y clima, se habían transformado en nuevos mecanismos. Mecanismos que actuando en el par producción/ consumo, introducían parámetros tales como rentabilidad, costes; repercusión. Pese a todo el ropaje verbal producido, las razones de la renovación no eran las de la ciudad “fronteriza en lunas” o las de la “Metrópolis del espíritu”[6] .
[1] Archivo provincial, Arquitectura y Obras, Carpeta 139.
[2] ANONIMO, ‘Álbum memoria. Tres años de labor provincial’. Ciudad Real 1946.
[3] Archivo provincial, Arquitectura y Obras, Carpeta 1940. Varios expedientes.
[4] ‘Ciudad Real. Juegos Florales.1939’. Composición de J.A. Ochaita ganadora de la flor natural.
[5] Ambos trabajos se publican en los Boletines de Ferias de los años citados.
[6] La 1ª definición es de J.A. Ochaita en el trabajo citado. . El segundo es un trabajo de J. Ma Martínez Val en el Boletín de Ferias de 1958
Periferia sentimental
José Rivero