Daimiel Noticias.- La tarde del sábado amenazaba lluvia en Daimiel, pero las negras nubes no impidieron que cientos de vecinos se concentraran en la Iglesia de Santa María para bendecir a sus animales y mascotas. El frío y el mal tiempo tampoco fue impedimento para el prendimiento de la hoguera en la Plaza de San Antonio, un acto que congregó a multitud de daimieleños en torno al calor de fuego.
Entre el bullicio de la gente, los ladridos y ruidos de los animales, el Párroco Valentín Sánchez Rojas inició la bendición. En su pregón recordó a los “animales como símbolo de la salvación cristiana” y agradeció que “fueran estos quienes nos ayudan en nuestro trabajo, nos alimentan con su carne y nos entretienen con su compañía.” Un sencillo acto que reunió a un gran número de vecinos acompañados de sus mascotas y animales, para conseguir la protección durante el año que acaba de comenzar. Tras los animales se procedió a bendecir los panecillos que posteriormente se repartirían entre los presentes acompañados del tradicional “puñao” de pitos tostaos.
Una vez bendecidos, los animales junto a sus dueños echaron a andar rodeando la Iglesia, cumpliendo un año más la tradición de las tres vueltas a la parroquia. La “procesión” encabezada por los caballos y potros era seguida de los perros, gatos y algún que otro pájaro, tortuga, pez o ardilla, que desafiando al frío y alguna que otra fría gota de lluvia realizaron el recorrido. Muchos animales, pero también muchos niños que acudían por primera vez a esta bendición y miraban boquiabiertos todo cuanto sucedía a su alrededor.
Ya anochecido, concretamente a las 20:30 horas se procedía a encender la hoguera de este año. Una labor que en esta ocasión recaía en dos figuras destacas de la localidad, por una parte su alcalde Leopoldo Sierra que estuvo acompañado por Jesús Pozuelo, Mayoral del año y uno de los miembros con más trayectoria dentro de la Peña Equina Rocinante.
Sierra agradecía el trabajo desarrollado por la Peña Equina Rocinante para “mantener viva está tradición en Daimiel, una labor esencial para que todos recordemos la importancia de la agricultura, esencial para que nuestro pueblo siga siendo un referente y un potencial económico”. Por su parte, Pozuelo volvía la vista atrás para recordar cuando las vueltas eran dadas por el ganado y los animales de labranza, “tiempo en el que la vida giraba en torno al campo y donde los animales jugaban un papel fundamental”, de ahí que fuera tan importante para todos los daimieleños bendecir a sus animales.
Fueron muchos los vecinos que se acercaron al calor de esta hoguera que ardía en la Plaza de San Antón, entre ellos uno Matías Arroyo, presidente de la Peña Equina Rocinante que alababa “la acción de los dos prendedores de la hoguera” y agradecía “al pueblo de Daimiel el apoyo y la participación en la fiesta porque sin ellos no sería posible perpetuar la tradición”, afirmaba.
Una gran participación que se hizo latente con la multitud de vecinos congregados en torno a la hoguera a pesar de la desapacible noche daimieleña y que terminó las existencias de los más de 25 kilos de pitos tostaos que la peña había preparado para repartir entre los vecinos junto a la limoná y los panecillos bendecidos para festejar San Antón, como explicaba el secretario de la peña José Julián Rodríguez Soto.
El sorteo del guarrillo puso el broche a un día de fiesta, fuego y tradición en el que los animales fueron los grandes protagonistas.