“Lo vulnerable, lo imperfecto, lo contradictorio” es el título de una obra coral que reúne textos de profesores y profesionales de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y que sirve de homenaje a José Luis Rivera Hernández, el que fuera bibliotecario de esta institución académica durante casi veinte años y que falleció en julio de 2012.
Familiares, compañeros y amigos de José Luis Rivera Hernández se han reunido en el Campus de Ciudad Real con motivo de la presentación de “Lo vulnerable, lo imperfecto, lo contradictorio”, una excusa para recordar al querido miembro de la comunidad universitaria fallecido en 2012.
Excelente profesional, afable, humilde, atento, pero, sobre todo, profundamente humano. Estos son algunos de los adjetivos que caracterizaron a Josete, según se esforzaron en subrayar algunos de sus colegas, como la directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, Esther Almarcha; el director de la Biblioteca Universitaria, Antonio Galán; el coordinador del libro-homenaje, Oscar Fernández Olalde; o el rector, Miguel Ángel Collado. Este sencillo acto de homenaje se celebró -como no podría ser de otra forma- en la Biblioteca General ciudadrealeña, la misma que José Luis Rivera Hernández llenó con su humanidad durante tantos años.
“Lo vulnerable, lo imperfecto, lo contradictorio” incluye textos de Ángel Javier Aguilar Bañón, Francisco Alía Miranda, Rodrigo María Dueñas Collado, Óscar Fernández Olalde, Antonio L. Galán Gall, Joaquín González Cuenca e Isidro Sánchez, sobre temas tan dispares como los toros durante la Guerra Civil española, la relación entre el cine y el boxeo o la obra de Agustín García Calvo, cuestiones todas que interesaron a Josete y con la que sus amigos pretenden fijar su memoria.
José Luis Rivera Hernández nació en Ciudad Real en 1957. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, ciudad en la que vivió los últimos años de la carrera tras haber completado el primer ciclo en el antiguo Colegio Universitario de Ciudad Real. Durante casi veinte años fue el alma de la Biblioteca Universitaria de Ciudad Real. La misma desde la que se le recuerda.
