Este sábado 18 de enero, la sede provincial de la Confederación Sindical de trabajadoras y trabajadores de la enseñanza en la calle Alarcos de Ciudad Real, acogerá la asamblea constituyente de Ciudad Real Laica, el grupo provincial de la asociación Europa Laica. Por tal motivo, se convoca a las 11:00 horas a todos los socios, simpatizantes e interesados.
Al acto asistirá Francisco Delgado, como presidente de Europa Laica, Andrés Carmona, como miembro de la Junta Directiva de Europa Laica y Miguel Ángel López, como promotor del acto.
Europa Laica es una asociación que promueve el laicismo, entendido como el establecimiento de las condiciones jurídicas, políticas y sociales idóneas para el desarrollo pleno de la libertad de conciencia, base de los Derechos Humanos. Los principios básicos de Europa Laica son los siguientes:
a) El individuo, en tanto que ciudadano, es el único titular de la libertad de conciencia, que debe ser protegida por el ordenamiento jurídico. Toda fe o confesión religiosa es atributo de una conciencia individual, nunca de una entidad colectiva (pueblo, sociedad, estado o asociación). Es, pues, sólo la conciencia individual, tanto en la libertad de su fuero interno como en las actividades que ejerce en la vida práctica, la que tiene pleno derecho a ser protegida. Las entidades colectivas carecen de conciencia propia y no son, por lo tanto, sujetos de derecho en materia de libertad de conciencia.
b) Los individuos miembros de entidades colectivas poseen el derecho a que se protejan sus convicciones en el espacio propio de dichas entidades, sin más límite que los principios de igualdad de todos los ciudadanos (igualdad positiva) y de orden público sin discriminaciones (igualdad negativa).
c) Los poderes públicos, en el ámbito de su soberanía (supraestatal, estatal o intraestatal), deberán ser no confesionales y neutrales en materia religiosa. Ninguna asociación religiosa podrá recibir privilegios, excepciones o estatutos diferentes de las normas del derecho común. El Derecho Público no deberá reconocer institucionalmente las religiones.
d) Los poderes públicos deberán proteger la libertad religiosa y de culto, entendidas éstas como un aspecto del derecho de los individuos a la libre conciencia sin discriminaciones de ninguna clase, no como derechos de las confesiones religiosas como tales.
e) El instrumento básico para lograr una sociedad laica es la escuela pública, universal, no confesional y financiada íntegramente por el Estado. Dicha escuela deberá respetar y promover el pluralismo ideológico y la libertad de conciencia, cuya defensa debe ser uno de sus objetivos.
Quedan muy bien expresados los principios sobre el papel, intachables, universales, contundentes, admirables… Lo que ocurre es que todos los principios, sean los que sean y la Historia abunda en ejemplos, acaban siendo vulnerados, en no pocos casos, por quienes los sustentan y los promocionan, dejando en papel mojado y en ecos huecos lo que al final termina siendo más de lo mismo, desde el punto de vista religioso o laico, porque el laicismo no es más que la expresión de una reacción acomodaticia al gusto de los que guardan algún resentimiento a las distintas expresiones religiosas. Esto, mal que le pese al que ve ataques personales y lances de molinos, no deja de ser una opinión personal. No tardarán en llegar los que aleguen pajas mentales, cómodo anonimato e inmoralidad al que esto opina, e incluso lloverán algunos insultos que sin duda contribuirán a legitimar los admirables ( repito) principios vertidos en este artículo. Mucha suerte en el acto del sábado, y que los principios de esa sociedad laica permanezcan incólumes y no se vean eclipsados por los principios de la egolatría laica-individualista.
Juan Vigil:
Si leemos con calma sus puntos, se observan varias falacias, como que la «confesión religiosa es atributo de una conciencia individual, nunca de una entidad colectiva «, cosa que es absolutamente incierta. La profesión religiosa es colectiva, aunque parta de un convencimiento individual de pertenencia a la misma.
Sin embargo, lo más sectario de este grupo se plasma en el punto d): establece que «Dicha escuela deberá respetar y promover el pluralismo ideológico y la libertad de conciencia»; claro, muy bonito, sí, pero obligatoriamente «escuela pública, universal, NO CONFESIONAL y financiada íntegramente por el Estado» Es decir, confunden deliberadamente -y aquí la falacia- «escuela pública» con «escuela oficial».
La democracia, entre otras cosas, consiste en poder elegir; si quieres religión para tus hijos, pues que la estudien. ¿Quién es este colectivo para decidir qué tipo de educación quiero para mis hijos?
Es la misma milonga intolerante de siempre. No tiene un pase.
Si quieres educación confesional págatela. El Estado no tiene por qué pagar la educación católica de tus hijos, como tampoco tiene por qué pagar la educación hare krisna de nadie, o la satánica.
Lo que resulta claro es que algunos (y digo algunos) miembros de las filas de esta nueva corriente de laicismo que el viento ábrego ha traído a nuestra provincia, no muestran otra alternativa que imponer su santa voluntad, bien almibarada de nebulosas razones filosóficas, en contra de un sentimiento mayoritario. Bien es verdad que las religiones u otras doctrinas sustitutivas, no deberían sentar principios irrecusables en el sistema educativo. Es bueno dar algunas nociones y dejar abiertas las vías para quien desee profundizar. Pero eso de salir de Guatemala para entrar Guatepeor, lo siento, pero no compro. Hay quienes esgrimen la antorcha del laicismo para creerse que el mundo está corrompido y que ellos en cambio son puros e inmaculados; tal vez sería conveniente una nueva graduación de sus lentes apreciativas e individuales, esto es, una acertada dosis de humildad ante el hecho de creerse en un pináculo que no deja de ser un suave montículo.
En cuanto al adalid del Estado, tú no decides en qué quiero invertir el dinero de mis impuestos como yo no decido en qué quieres invertirlo tú. ¿Te aferras al principio de pluralidad? Perfectamente, pero ello no te da derecho a atentar contra la singularidad de mi pensamiento y la de los miles que no opinan como tú. Los insultos de quienes se sienten incómodos por las opiniones contrarias también deberían pagarse, ¿Verdad?
¿Sentimiento mayoritario? Las iglesias se encuentran vacías, desoladoramente vacías, sustentadas en parte por un ramillete de viejas viudas que asisten diariamente para poder conjurar la soledad y entretener de paso el aburrimiento.
Laico:
El tan manido argumento de las generalizaciones en base a infundios. Haciendo consideración a tu nick, se te ve asombrosamente informado del número de fieles que concurren a las iglesias y de la calidad de los feligreses. ¿Acaso vas a diario a los templos o más bien te fías de las estadísticas elaboradas por quienes no van a los templos para comprobarlo? Yo que suelo ir de vez en cuando, aprecio algo muy distinto a lo que manifiestas: te invito a que vayas a comprobarlo sin necesidad de comulgar. Entonces, ¿todas las viudas que van a misa son de la calidad que describes con tanto lujo de detalles? Sólo un experto observador y concurrente a las misas hubiera llegado a semejante conclusión, a menos que hagas demagogia por el gusto de hacerla. Yo me decantaría por esta última opción. Hay más gente alegre entre la feligresía que la que pretendes. Las iglesias de Ciudad Real rebosan de gente, puedes comprobarlo cuando quieras. Ahora me dirás que en los templos inoculan un virus extraño a los fieles. No hay virus más dañino que el de la ignorancia de hablar de lo que se desconoce.
Ciudad Real contará con un grupo provincial de la asociación Europa Laica.
Falta otra asociación necesaria en esta ciudad es de apoyo a la tercera Repúblicas, suerte amigos.
Y si respetamos todos la Constitución y apartamos lo religioso de lo público de una vez por todas?
Tan complicado es que ninguna religión mande sobre la administración pública y sus servicios?
Todos tenemos derecho a creer o no, a tener fe o no, de forma individual o colectiva pero, de ahí a imponerlo en sitios como los colegios….en fin.
Apartar lo religioso de lo público es como pretender separar la cruz y la cara de una moneda. Lo religioso, lo queramos o no, nos impregna. En Navidad las administraciones, los comercios y las calles redundan de celebración religiosa. Hasta el adalid del laicismo provincial deseó unas felices fiestas en uno de sus comentarios,en esta misma publicación. ¿No es esto una descomunal incoherencia cuando se deshace en proclamas flamígeras contra el elemento religioso? Lo queramos o no, sociedad y religión van cogidas de la mano. En España se admiten todas las demostraciones religiosas civilizadas, y dentro de las mismas, por tradición fundamentalmente, el catolicismo tiene la mayoría, integrado por gentes que contribuyen con sus impuestos al bien común. Yo no he visto que desde la institución católica se les haya negado ningún tipo de socorro a las gentes necesitadas, y el bien lo hacen sin atender al grado de fervor religioso. Los mismos servicios sociales oficiales, cuando ven que su capacidad se ha rebasado, remiten a la caridad de la Iglesia. Es lo que yo aprecio en los barrios, y son los valores que yo quiero les sean inculcados a mis hijos. Lo que tú opines lo respeto, aunque yo también opino que, para evitar agravios comparativos, las clases de religión no deberían darse en la escuela, cosa que por otra parte no me molesta, si bien el profesorado de religión debería acceder a su cargo mediante un proceso tan riguroso al de las restantes materias curriculares.