Carmen Quintanilla Barba. Diputada Nacional del PP por Ciudad Real.- Los españoles celebramos mañana los treinta y cinco años de la promulgación de la Constitución de 1978, fruto del mayor consenso alcanzado a nivel político en la historia de la democracia en España y gracias a la cual durante estas tres décadas hemos alcanzado las mayores cotas de estabilidad.
Un año más vuelve a ponerse sobre la mesa por parte de ciertos sectores la posibilidad de una reforma constitucional que, desde el Gobierno del Partido Popular y su presidente, Mariano Rajoy, con gran acierto por su parte sin duda no se considera necesaria en estos momentos porque ni es un asunto prioritario ni es tampoco el momento.
No es prioritario porque, como no podía ser de otra manera, los esfuerzos del gobierno se concentran en seguir poniendo en marcha las reformas y las medidas necesarias para que España salga de la crisis en la que estamos inmersos y de la que, afortunadamente y gracias a las acciones emprendidas hasta ahora, se empieza a ver la luz al final del túnel. La prioridad, en estos momentos, debe ser y es por parte del Gobierno del Partido Popular, continuar trabajando para que se reduzca el desempleo y la economía española vuelva a crecer. Una prioridad que, desde luego, también es la mayor preocupación para las familias españolas.
Y tampoco es el momento oportuno porque no se da el consenso total por parte de las fuerzas políticas que debe respaldar una reforma de la Constitución, ni siquiera por parte del Partido Socialista, que es el mayor partido en la oposición, que sigue sin rumbo y sin capitán sin tener claro qué quiere reformar ni en qué sentido quiere hacer la reforma.
Sí es el momento, sin embargo, de recordar que la Constitución de 1978 es el lugar de encuentro de todos los españoles basado en los pilares de la unidad, la pluralidad y la diversidad. Es el lugar donde todos los españoles, independientemente de nuestra condición somos iguales en derechos y en deberes y donde se promueve esa igualdad desde el respeto a la diversidad, garantizando “el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.
El derecho a la autonomía, que no a la independencia porque como también recoge en el artículo 2, “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española” por lo que cualquier planteamiento de independencia o de derecho a decidir por parte de una parte de España queda, de forma clara, fuera de la Constitución en la que, además, la soberanía reside en el pueblo español, en su totalidad, no sólo en una parte de él por lo que cualquier posibilidad de reformarla debe ser decisión de todos los españoles.
Hoy, en este día tan importante para los españoles, debemos defender la vigencia de nuestra Carga Magna y manifestar que el problema no está en su posible reforma sino en la imposición y la división que pretenden llevar a cabo algunos sectores con esa reforma desde el independentismo y el separatismo en un momento en el que, más que nunca, desde el Partido Popular, apostamos por el consenso y la defensa de un proyecto de esperanza para el futuro de todos los españoles.