También podríamos haber empezado por “Información es Poder” pero nuestro titular de videojuego se adapta más a las interesantes propuestas tecnológicas que la Dirección General de Tráfico (DGT) tiene preparadas para “mejorar la Seguridad Vial”, dicen.
Gran Hermano
En aras de esa idea plausible de mejorar la seguridad en nuestras carreteras, la DGT está recorriendo un camino que empieza a parecerse a una propuesta “orwelliana” de control a todo “bicho viviente”, la noticia de que cuatro helicópteros más van a ser dotados del radar Pegasus que ya cuentan dos unidades en la actualidad, va por esos derroteros. En tiempos de penuria económica y cuando los presupuestos de la DGT siguen las cifras de 2013, ahora van y se gastan 640.000 euros en tecnología de vanguardia para vigilarnos desde el cielo. La opción aérea se muestra más rentable que la terrestre según un informe interno de la DGT de esta pasada Semana Santa en donde los radares de helicóptero obtuvieron una “eficacia” en multas del 16% (84 sanciones sobre 522 controles) frente un 3,49% de los radares terrestres. Otro de los “gadgets” para mejorar el control y por ende nuestra seguridad es el sistema “ecall”, un dispositivo que, instalado en el vehículo, avisaría de emergencia en el caso de un accidente… hasta ahí “chachi”, pero ¿quién me dice a mí que este “ecall” no informa de velocidad de crucero en según qué vía, en si llevo o no el cuerpo apto para la conducción o si mi acompañante es mi legítima o un conocimiento? Desde luego tantos desvelos para que nos matemos en la carretera contrastan con tan pocos para que nos muramos en las listas de espera de la Sanidad pre-privatizada. Y el tercer interés de esta voraz DGT de la señora Seguí es conocer el “who’s who” de los propietarios de vehículos de más de diez años. Se está enviando ya una misiva a los dueños de vehículos matriculados con más de diez años de antigüedad para que comuniquen ciertos “datillos” sin importancia, previa advertencia de que su coche, moto, furgoneta, camión, etc. se está convirtiendo en un arma mortal dada su vejez. Se advierte a los propietarios de que corre el doble de riesgo de sufrir un accidente mortal que de poseer un vehículo menor de diez años, ya que da por supuesto que los sistemas de seguridad de estos vehículos sobrepasan con creces los de aquellos. Sin entrar en la hipocresía general de los “sistemas de seguridad”, esos que hay que pagar independientemente de la dotación básica del vehículo y que responden a siglas que ni reconocemos ni recordamos, la DGT se olvida que muchos, por no decir la totalidad, de los poseedores de estos vehículos tienen serios problemas económicos que le impiden renovar su auto, a pesar de los incentivos PIVE que están reflotando la actividad de los concesionarios (en Noviembre un incremento del 15%)
Voracidad
En septiembre se anunciaba el dato de una caída del 12% en los ingresos por multas en 2012 respecto al año anterior. Este ejercicio no lleva mejores derroteros a pesar de la “dedicación” de los helicópteros Pegasus, y para el ejercicio 2014, el Sr. Montoro (que por cierto sigue sin renunciar a sus dietas) prevé un 2% de caída lo que en cualquier presupuesto obligaría a incrementar la partida de ingresos, buscando nuevas y apetitosas fuentes. Los radares y su mayor ubicuidad son la más mollar de estas entradas de dinero, pero un buen padrón de parque móvil nacional, agilizaría la reclamación de nuevos y originales impuestos: si muchos coches tienen quince años es porque están en cocheras, y si cruzo este dato con el catastro y me sale “x” y lo multiplico por “y” a lo mejor puedo ingresar otros diez milloncetes a costa de estos conductores rácanos. No demos ideas pero en el cuestionario que acompaña a la carta de marras se enumeran todas las circunstancias en las que puede encontrarse un vehículo y poder dar de baja a aquellos que están en una especie de “nube alegal”, esto tiene el impagable beneficio para la Sra. Seguí de que, una vez limpiado el censo de vehículos viejos inexistentes, la media de edad del parque automovilístico español mejore unas décimas y ella pueda colocarse su medalla ante su ministro-jefe y los fabricantes de autos que, en buena medida, deberán agradecer los desvelos para con su sector productivo. El siguiente paso relacionado con el artilugio “ecall” dispondría ya de un terreno allanado con el conocimiento de qué vehículos son los invisibles y cuánto habrán de pagar por su visibilidad. La parte buena del asunto es que, una vez más, los datos de siniestralidad están bajando pero, perdónenme que no los crea como no creo los de la EPA o los del CSIC o como se llame. Lo que sí sé es que nuestra A-41 vuelve a tener sus queridos badenes que tanta fama le han dado allende nuestras fronteras, claro que ese es un cometido de Fomento y no de Interior, como la DGT, que si no se iban a enterar esos procelosos saltos en los puentes cercanos al zombie-puerto de Ciudad Real.