El análisis de los componentes de la Junta de Reformas Locales de 1907 de Ciudad Real, bastaría para aceptar la visión anterior; así, bajo la presencia del Obispo, se sientan el Marqués de Casa Treviño (Diputado), el Alcalde, el Presidente de la Diputación, los presidentes del Casino, del Círculo Artístico y del Círculo Obrero, representantes de la banca, de los propietarios, fabricantes y artistas.
El concurso municipal de Casas Higiénicas Baratas de 1912; la constitución de la Sociedad de Casas Higiénicas y Baratas en 1913; y la construcción en 1914 de las primeras Casas Baratas promovidas por Modesto Cabildo, abren el nuevo marco de la producción del espacio edificado. Espacio edificado con destino al alojamiento popular que surge como ‘Nueva ciudad’, o como ‘Ciudad moderna’. Ciudad moderna carente de planificación, emergente en periferias rurales con grandes problemas de infraestructuras y servicios. Problemas todos ellos, que en la práctica supondrán un aplazamiento interminable a las respuestas precisas de la ciudad contemporánea. Aplazamiento que, por otra parte, es la característica evidente y constante de todos los problemas urbanos planteados desde sus orígenes por Villa Real, luego Ciudad Real.
Desde 1900 a 1922, la ciudad espera tener su Plan de Alineaciones, como piedra filosofal de los nuevos procedimientos ordenadores del espacio. Produciéndose en 1918, la creación de una específica Comisión para la Reforma de las Ordenanzas, y en 1920 la constitución de la Junta de Solares; pero en cualquier caso la situación de la ciudad visible en el Plano-Censo de Martín Sofí de 1925, es similar a la descrita en la cartografía anterior: Un quietismo rural y bucólico, casi pictórico, mantiene anclada al pasado las imágenes cartográficas de la ciudad. Estatismo provincial y provinciano, entonado y delatado en el Boletín de Ferias de 1915, por el escrito y periodista Aviceo, alias de Isaac Antonino, en su texto ‘Lo de siempre’[1]; donde viene a exponer una vida que se repite “hoy como ayer, como mañana y como siempre”. Por ello el llamado enfáticamente, Plan de Renovación de 1924, plantea una lista interminable de actuaciones necesarias[2]: Abastecimiento de agua, construcción de Mercado, de lavaderos, de escuelas y de diferentes reformas en edificios públicos; por no hablar del problema derivado del alojamiento popular, también llamado como ‘Casas para Obreros’. El definitivo proyecto de Casas Higiénicas y Baratas, será redactado por el Arquitecto Provincial Telmo Sánchez y Octavio de Toledo en 1923, comprendiendo 220 viviendas que quieren constituirse en ‘Ciudad satélite’. El concepto de ‘Ciudad satélite’ aparece recogido en el artículo 77 del Reglamento de julio de 1922 de la forma siguiente: “Se considerará como ciudades satélites de casas baratas la reunión de estos edificios que, aun dependiendo administrativamente de un núcleo de población, por su número e importancia, por ocupar un espacio considerable de terreno, por requerir obras especiales de urbanización, necesiten establecer servicios colectivos para responder a las exigencias de la higiene, cultura, cooperación, recreo, medios de comunicación, etc., de sus habitantes”[3].
Las viviendas destinadas a ‘funcionarios modestos y empleados’ se organizan en un tejido de manzanas regulares de 65×100, 20 metros al suroeste de la ciudad, apoyándose como vía principal en la carretera de Puertollano y como conexión con la ciudad con el precario paso a nivel existente. El loteo de las manzanas contempla agrupaciones de 18 viviendas, con tres tipos diferentes referidas a las posibilidades económicas del adquiriente, más que a un modelo de tipología por grupos familiar. Y así se exponía en el programa la diversidad de formatos tipológicos: “uno para obreros de poco jornal y familia, el segundo para obreros de más jornal y familia y el tercero para empleados de poco sueldo”. El ideal de alojamiento obrero, se desarrollaba en programas de una y dos plantas, con una resolución de prontuario o de manual estandarizado. La ubicación de la ciudad satélite en terrenos ‘impurificados’ por la presencia de un estercolero del Marqués de Casa Treviño y de un cebadero de cerdos de la viuda de Mazo, supuso la no calificación del expediente. Ello en unión de la ausencia de actividad urbanizadora por parte del Ayuntamiento determinó la paralización de la iniciativa.
La regularidad de la organización en las parcelaciones extramuros, contrastaba con los mecanismos organizativos intramuros presididos por definiciones parcelarias y catastrales irregulares, heredadas de la trama medieval en las que las dificultades distributivas se unían a un concepto limitado de la higiene habitacional, evidenciando con ello cierta racionalidad imposible de ejecutar dentro del límite virtual de la antigua muralla. El fracaso de otra iniciativa de 1925, de una Cooperativa para funcionarios en las huertas del Hogar Provincial, abre en el citado Telmo Sánchez, la reflexión sobre la imposibilidad de la racionalidad organizativa intramuros. “Siendo el presente proyecto de gran beneficio para la capital puede solicitarse del Ayuntamiento la urbanización de la nueva calle cediendo el terreno gratuitamente a dicha corporación y solicitar del mismo el tendido de tuberías de agua y alcantarillado el día que se lleve a cabo el general de la población”. La propuesta distributiva de “Casas de 4 compartimentos repartidos en dos pisos con retrete y corral propio” suponía una alternativa al modelo de habitación popular de “casas de vecindad en corredor o patio, corrientes en la población”.
[1] Aviceo, “Lo de siempre”, Guía de Ferias de 1915, Ciudad Real, Cayetano Rubisco, 1915, s/p.
[2] F. ALIA MIRANDA, “Ciudad Real durante la Dictadura de Primo de Rivera”. Ciudad Real, 1980, pág. 74.
[3] INSTITUTO DE REFORMAS SOCIALES, «Ley de 10 de diciembre de 1921, relativa a la construcción de casas Baratas». Madrid 1922, pág. 60.
Periferia sentimental
José Rivero
Buenísimo. Este me ha tocado muy de cerca.