La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, participó este viernes en Manzanares en el VI Curso de la Escuela de Ciudadanos, donde afirmó que en momentos de recortes y de restricciones económicas “lo último que se debe tocar es la educación, la sanidad y los temas de carácter social”. A su juicio, es algo muy sensible y que puede producir graves daños.
Durante su conferencia, seguida por unas 200 personas en el Castillo de Pilas Bonas, explicó para qué sirve la institución que dirige, pero también habló de la mujer, de hipotecas, de las participaciones preferentes, de inmigración y de la excarcelación de terroristas y violadores tras la derogación de la “doctrina Parot”, medida contra la que mostró su rechazo.
En su conferencia, Soledad Becerril explicó todo lo que constituye en España la llamada “cultura de la queja”, algo que para la Defensora del Pueblo “se ha extendido afortunadamente” y ya no es cultura de lamentos. Por ello defendió la figura del Defensor del Pueblo, “porque refuerza el sistema democrático” y obliga a las administraciones a responder razonadamente ante los problemas que puedan tener los ciudadanos, que encuentran en esta institución el último recurso a sus problemas.
Entre los asuntos que preocupan al Defensor del Pueblo, Becerril dijo que están los educativos y asistenciales. Por ello, como temas más delicados en la actualidad, los aspectos educativos y socio-sanitarios dijo que deberían ser lo último en las políticas de
restricciones. En este sentido recordó que unos días antes había presentado en la Comisión Mixta de Relaciones con el Defensor del Pueblo (Congreso y Senado) un informe sobre el coste de los libros de texto, “un instrumento fundamental en la educación de las personas, que ayuda a construir seres humanos”, señaló en su intervención.
Tampoco pasó por alto la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que anula la llamada “Doctrina Parot”. La Defensora del Pueblo dijo que no ha sido suficiente todo lo que esta institución ha explicado con anterioridad a las instituciones europeas respecto al dolor que ha producido el terrorismo en España durante 60 años.
Lamentó que las campañas de ETA hayan tenido más peso y hayan conseguido esta derogación, “un golpe muy duro para España”, indicó Becerril, como también lo es la velocidad con la que se está excarcelando a terroristas y violadores ante la conmoción ciudadana. “Debemos acatar las sentencias, pero hay países que no siempre lo hacen. Es algo muy duro para las víctimas y para España”, añadió.
Becerril dijo pertenecer a la llamada “generación de la transición” antes de hablar de la Constitución Española de 1978. A su juicio, después de todos estos años, “se puede reformar la Carta Magna, pero con circunstancias favorables”. Citó al respecto unos límites a la reforma y el consenso de una amplia mayoría de las Cortes Generales. “Si no es así, mejor no tocarla porque la Constitución ha producido bien a los españolas y ha hecho posible la modernización de la nación”, agregó la Defensora del Pueblo, que confió en la capacidad de España como nación de superar los traumas del pasado y de enfrentarse a los actuales, aunque “ahora es tiempo de otras generaciones que tienen la voz y la palabra”.
Antes de pormenorizar en las funciones del Defensor de Pueblo, Soledad Becerril habló del papel de la mujer en la sociedad Española. Román Orozco, director de la Escuela de Ciudadanos, que hizo la presentación de la conferenciante, recordó que Becerril inició su militancia política en los primeros años de la transición en el seno de la Federación de Partidos Demócratas y Liberales, siendo elegida diputada en las Cortes constituyentes de 1977 dentro de las filas de UCD.
Becerril es una liberal en la línea definida por Gregorio Marañón, según la cual “ser liberal es estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo”. Por ello destacó su ánimo dialogante y tolerante, como demostró al contestar las incisivas preguntas de los asistentes al término de su conferencia.
Pionera en la lucha por la igualdad de la mujer, Becerril ha sido la primera mujer ministra de la democracia recuperada. El presidente Calvo Sotelo la nombró ministra de Cultura en 1981. También ha sido la primera mujer alcaldesa de Sevilla y la primera mujer Defensora del Pueblo.
Por ello, Becerril afirmó que el cambio social en la condición de la mujer es algo imparable, en todas las actividades, iniciativas y campos. “Uno de los cambios sociológicos más grandes en España en los últimos 30 años es la evolución y el estatus de la mujer”, señaló al inicio de su conferencia.
Becerril se centró en institución que ahora dirige, creada en 1983, y que emana del Artículo 54 de la Constitución Española. Explicó que el Defensor del Pueblo lo es también de los derechos humanos como instrumento para prevenir que existan torturas, malos tratos o tratos crueles. En el cargo desde hace quince meses, aclaró que no hace normas ni reglamentos y que tampoco es un órgano de administración de justicia. “Tiene magistratura de influencia y de persuasión”, señaló la Defensora, que dio a conocer el proceso de actuación que sigue a instancia de temas individuales o colectivos.
La relación con las administraciones debe ser correcta, manteniendo la independencia del Defensor del Pueblo, según Becerril, que insistió mucho en que detrás de cada recomendación que hace la institución a otras administraciones “siempre hay un ciudadano” que se ha visto desatendido, ignorado o desprotegido.
“La voz del Defensor del Pueblo no es una voz agria, ni áspera, ni está para entablar peleas” por lo que debe emitir una opinión defendiendo a un ciudadano de manera adecuada. “No somos oposición a nada ni somos gobierno”, matizó antes de abogar por el entendimiento entre las partes.
En cuanto al motivo de las quejas que llegan al Defensor del Pueblo, Becerril destacó en número las de las deudas hipotecarias y las de productos bancarios como las participaciones preferentes, un tema en el que destacó los logros conseguidos, si bien éstos fueron cuestionados en el turno final del público por un miembro de la Plataforma Antidesahucios de Ciudad Real. La Defensora, no obstante, indicó que se han conseguido paralizar muchos desahucios y ha habido muchos acuerdos con familias en riesgo de ser expulsados de sus casas.
Otras quejas muy numerosas atendidas en 2012 fueron las de los empleados públicos por la supresión de la paga extra de diciembre, un asunto en el que no ha habido avances. Según Becerril, de todas las recomendaciones que hace el Defensor del Pueblo a las administraciones, “las económicas son las más difíciles de conseguir”. Como contrapunto destacó logros en materia de inmigración, igualdad de derechos, violencia de género, o explotación sexual de mujeres.
De quienes llegan a nuestro país en situación “no regular”, la Defensora del Pueblo dijo que es un tema que está superando la capacidad de las autoridades españolas. Por ello pidió a la Unión Europea que intervenga para evitar nuevas tragedias como las de Lampedusa (Italia), procurando acuerdos con los países de origen.