Multimedia.- El economista presentó anoche en Ciudad Real su nuevo libro, en un acto introducido por el concejal de Cultura ciudadrealeño Pedro Lozano, en el que el escritor y periodista Manuel Juliá puso en valor la vida y las aportaciones de este intelectual español en los últimos 60 años
Lleno de energía y lucidez, el economista Ramón Tamames presentó anoche en Ciudad Real su nuevo libro ‘Más que unas Memorias’, en el que recorre su vida, entremezclada con los principales hilos de la realidad política, social y económica de las últimas seis décadas, durante un acto presentado por el concejal de Cultura de Ciudad Real, Pedro Lozano, durante el que el escritor y periodista Manuel Juliá ofreció su visión sobre unas memorias en las que “se reúne aquella parte de la vida en la que el autor se abre al mundo, de conocerse, como decía Sócrates; y una segunda de libertad, la libertad de la razón, que es la más grande que existe, todo ello en medio de un periodo muy importante para este país”.
El libro, como detalló Tamames en una sala repleta de público del Museo López Villaseñor, está dividido en dos partes: en la primera, escribe inspirado en autores alemanes como Goethe, Schiller o Hesse, un periodo en el que “camina, aprende en distintos países, de diferentes maestros, donde me intereso por todo”, como contaba; en la segunda parte, “llega la edad de la razón, inspirada en la obra de Jean Paul Sartre, que yo leí siempre con mucho interés, ‘El engranaje’, que da mucha importancia a la estructura política y a la evolución de los políticos. Ahí ya está la Transición, con todo el desarrollo de las elecciones del 77, la democratización de los ayuntamientos, la Constitución, mis problemas y salida del PC y digo que no me atribuyo éxitos tan negativos, pero éramos 27 diputados y en la siguiente legislatura quedaron 4. Fue una fase histórica de desencanto en la lucha democrática”, reconoció anoche.
Memorias atravesadas por la literatura
Todas sus Memorias están “atravesadas” por la literatura “porque es una de las partes importantes de la vida. Y es que cuando leemos, por ejemplo ‘La Montaña Mágica’, de Thomas Mann y vemos las grandes discusiones sobre el sentido de la vida, eso nos impregna a todos, o cuando estudiamos a Thomas Hardy, nos llena de nostalgia por una vida que se ha perdido ya”, contaba.
Ya en la última fase del libro, explicó que relata “el reencuentro con las viejas ilusiones, el preparar nuevos libros, como ‘De dónde venimos, qué somos y adónde vamos’ y la cierro con mi segunda boda, porque tras 50 años de convivencia me vuelvo a casar en el Monasterio de Silos, donde el abad nos dijo “Estáis en el buen camino”, lo mejor que me han dicho en la vida…”, bromeaba.
El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Ciudad Real, Pedro Lozano, que introdujo el acto, se preguntó si había alguien en la sala que no le conociese, siendo, como es, un personaje clave en la Transición democrática. Recordó su trayectoria política y universitaria, en la que se incluyen numerosos libros y artículos sobre economía nacional e internacional, así como política, historia y ecología. Entre ellos, destacan obras económicas como “Estructura económica de España” (1960), “Los monopolios en España” (1967), su “Diccionario de economía y finanzas” (1988) y “La Unión Europea y el Euro” (1997).
Entre otras responsabilidades, recordó que ha sido consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Instituto de Integración para América Latina (INTAL), dependiente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y catedrático de la Sorbona (París, Francia) entre 1983 y 1985. Además, es catedrático Jean Monnet de la Unión Europea y miembro del Club de Roma desde 1992. Colabora con asiduidad en distintos medios de comunicación.
Lozano confesó cómo estaba disfrutando con la lectura de un libro, “con el tono tan próximo con el que cuenta una vida que asombra, llena de acontecimientos tan importantes para los españoles”.
Por su parte, el escritor y periodista Manuel Juliá recorrió algunas de las líneas de fuerza que atraviesan el libro, como las revueltas del año 56, el enfrentamiento al régimen dictatorial desde la universidad; su periodo como técnico comercial del Estado en el Ministerio de Economía de Alberto Ullastres, un momento en el que se gesta su libro ‘Estructura económica de España’ y nace una clase media que nunca había existido; habla de sus relaciones con Carrillo, “un intelectual ilustrado como es Tamames, frente a un personaje monolítico del aparato como era Carrillo”, y también aparece su papel en la creación de El País.
Para Juliá, “sus Memorias son como ese río que servía de espejo a las montañas y así siento que son muchas veces: espejo, ojo, no al estilo valleinclanesco, como esperpento que tantas veces nuestra historia ha favorecido, sino al del espejo que ilumina y centra la verdad de lo que muestra”.
En opinión del escritor ciudadrealeño, Tamames representa a la España de la Ilustración, la de Floridablanca, Aranda, Jovellanos; la España del Regeneracionismo, la de Joaquín Costa, Giner de los Ríos o Ramón y Cajal, “esa que todavía sufre los ataques de las huestes oscuras, ya sea desde la derecha con la tradición de cruel oligarquía, o estrechez mental, o desde la izquierda, con el sectarismo de un compañero silencioso de viaje”.
Tamames, al final de su intervención, reconoció que el momento que vive está repleto de “serenidad y sosiego, en el que es posible no dramatizar más de lo indispensable y pensar en el futuro: acabo de cumplir 80 años y no diré que la vida empieza ahora, pero a esta edad, la vida continúa siendo muy interesante o todavía más, porque se sabe que queda menos tiempo”.
Situación económica española: “Hay que relativizar”
En el coloquio final con el público, el economista aseguró, sobre la situación económica española, que “hay que relativizar, pues el mercado de trabajo español es un espacio no bien conocido, terra ignota. En España hay 2,5 millones de personas que trabajan y no figuran en las listas de empleados, y esa economía sumergida es la que hace posible, en medio de ineficiencias del Ministerio de Hacienda, que haya una situación distinta de la que se dice y que sea algo menos patética de lo que se cuenta”.
Respecto al futuro, “hay que hacerse a la idea de que el nivel de empleo de 2007 no se recuperará antes de 6 ó 7 años; el nivel de renta, en 4 ó 5 años y el de endeudamiento del 35%, eso nos llevará 12 ó 14 años”, afirmó, para añadir a continuación que “un optimista es un pesimista bien informado y la situación es dura, pero es el trabajo bien hecho lo que nos salvará y es la internacionalización la gran esperanza. Somos competitivos en muchas cosas, pero debo añadir que el 0,1% de crecimiento no es el final de la crisis”.