Menos de un mes después de que Vettel pusiese un escalón más en sus registros de precocidad al alcanzar sus títulos de F-1, el piloto ilerdense Marc Márquez ha destrozado los de la máxima categoría del motociclismo deportivo: Campeón del Mundo de Moto GP antes que nadie, antes que, incluso ellos.
Y ellos no podían ser otros que Kenny Roberts, “El Marciano” y “Fast” Freddie Spencer, dos yanquis en la corte de las motos de carreras que a finales de los setenta y primeros ochenta revolucionaron no sólo la forma de conducir una bestia con dos ruedas, sino que, borrando de un plumazo las leyendas sobre Agostini, Hailwood, Read, Surtees, Duke y compañía, establecieron una nueva dinastía que heredaron los Rainey, Schwantz, Lawson, Gardner y Doohan, para llegar hasta este “nen” de Cervera que, con el permiso de tanta gente ilustre se ha colocado por encima de ellos en la preponderancia de la edad, esa que lamina inexorablemente las historias de cada uno.
A Marc le bastaba un quinto puesto en el GP de la Comunidad Valenciana para proclamarse campeón, siempre y cuando el voraz Jorge Lorenzo ganase la carrera, cuestión esta que quedaba fuera de duda vista la tenacidad del mallorquín en convertir su caída de mitad de temporada en el mayor acicate para lograr su tercer entorchado. Desde la “pole” por octava vez este año, Márquez volvía a salir “de pena” y era tercero en las primeras curvas tras los dos potros desbocados en que mutaron Lorenzo y Pedrosa en esos primeros compases. A diferencia de otras carreras más recientes, cuando el mallorquín elegía tirar desde el inicio para evitar sustos y finiquitar rápidamente el GP, en esta ocasión Lorenzo eligió el cuerpo a cuerpo con quien quisiera, sabedor de que en esas “zorrerías” él sigue siendo un maestro, como advirtió hace unas cuantas carreras. 
El caso es que Jorge retuvo a un trenecito que él mismo lideraba por delante de Pedrosa, Márquez, Rossi, Bautista, Bradl… pototo y el de la moto. Las acciones, limpias pero aguerridas, significaban un sutil cebo para que el joven debutante en la categoría y aspirante al título, cayera y no sólo en sentido figurado. A mitad de la prueba Lorenzo sí empezó a poner tierra de por medio, justo cuando el futuro campeón le enseñó los dientes con una pasada que parecía ser la definitiva. El prurito personal de Lorenzo no estaba por permitir que Marc ganase el mismo día carrera y mundial y así, repasó al catalán, y se largó en busca de la bandera a cuadros. Pedrosa, por su parte, que había tenido sus más y sus menos con Lorenzo vio también la oportunidad de sacar un segundo escalón del podio a costa de la prudencia de Márquez y en una maniobra un tanto alocada para la experiencia que se le supone, adelantó a su compañero para acabar el GP en tierra de nadie.
La jornada fue completa para los españoles que coparon las tres victorias y que consiguen los tres títulos, una vez decidido el más abierto, Moto3, con la victoria sobre la línea blanca de Máverick Viñales que batió a Rins, previa caída del líder de la general, Luis Salom, que acabó entre sollozos. Conseguido el 39º título Mundial para España por parte de Espargaró, a Viñales le corresponde el redondísimo 40º, mientras que Marc dispone del 41º, que no olvidaremos fácilmente porque cuando hablemos de motociclismo de primera, a los nombres ya conocidos y cien veces citados, tendremos que subrayar que delante del marciano y el rápido está Márquez.
Juanma Núñez
