Alejandro Laguna, secretario general del Sindicato de Enfermería en Castilla-La Mancha, SATSE.- El sistema sanitario español, al igual que la sociedad a la que atiende, está envejeciendo cada vez más y está cronificando problemas estructurales y organizativos que tienen una incidencia directa en los pacientes y sus profesionales.
Es cierto que es un sistema sanitario que ha funcionado razonablemente bien pero también lo es que, en estos momentos, no ofrece una respuesta adecuada a las necesidades actuales, y sobre todo futuras, de sus usuarios. Los pacientes actuales no son los de hace unos años, y la atención y cuidados que requieren no son los mismos.
Ante esta realidad incuestionable, existen dos alternativas. El inmovilismo o el cambio. No hacer nada o apostar por ofrecer una nueva respuesta a la realidad presente y futura del Sistema Nacional de Salud que sea sostenible social y económicamente.
Los profesionales de Enfermería apostamos por el cambio. Entendemos que hay que aprovechar y coordinar los recursos existentes hacia un modelo orientado al paciente, donde el núcleo es la persona, la atención es integral, integrada y contInua, y la gestión es compartida por el equipo a lo largo de todo el proceso vital.
Un modelo que acerca los cuidados a las personas y su entorno, garantiza la continuidad asistencial y ahorra gastos innecesarios al sistema. En definitiva, una inversión rentable para el sistema, tanto en términos sociales como económicos.
Hay que dejar atrás, por tanto, el actual modelo asistencialista en el que el núcleo es el órgano enfermo y que se centra en la atención hospitalaria según el grado de afectación. Lo hace, además, de manera secuencial, por episodios, y también de forma aislada en cada nivel, como si fuera un paciente distinto.
Entendemos que el modelo del cambio por el que apuesta la Enfermería va a poder dar respuesta satisfactoria, por ejemplo, a dos de los principales retos de futuro de nuestro sistema sanitario, como son el envejecimiento de la población por el aumento de la esperanza de vida y la reducción de la natalidad, y el incremento de las necesidades de cuidados por la cronificación de enfermedades.
Y también creemos que en este nuevo modelo organizativo y asistencial la profesión enfermera constituye, sin lugar a dudas, una pieza fundamental para la consecución de los objetivos perseguidos, porque sus conocimientos, habilidades y juicio profesional para promover, mantener y mejorar el bienestar de los ciudadanos, harán posible el entorno de cuidado seguro que todo ciudadano se merece.
Esta apuesta por el cambio es la que ha hecho que la Mesa Estatal de la Profesión Enfermera haya suscrito recientemente el Pacto para la Sostenibilidad y Calidad del Sistema Nacional de Salud, junto a la administración y otros profesionales.
Un acuerdo que hace posible un espacio de participación de todos los “actores” sanitarios (políticos, gestores y profesionales), y que, por tanto, permite a los enfermeros ser corresponsables del mantenimiento futuro de un sistema que, como nuestros pacientes, queremos proteger y cuidar.
Con el acuerdo, el cambio, ciertamente necesario, ahora también es posible. Dependerá de todos el que, además de necesario y posible, sea una realidad.