Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Manuel acepta con resignación responder a unas preguntas. «Todos los años salgo en el periódico», advierte, como cansado de atraer casi más a periodistas que a clientes. «Será que esta profesión necesita afilarse -le digo-; si uno se hace a las mellas, sólo vale para untar». Sonríe condescendiente, aunque sin mucho ánimo; igual que cuando le pido que pose para una fotografía.
Empezó de joven en su pueblo natal, Brazatortas, y no recuerda los años que lleva en el oficio de afilador. O no quiere acordarse, porque la suya es una de esas profesiones en las que uno nunca se jubila, trabajando a perpetuidad en una particular condena laboral.
Cada mañana empuja su motocicleta por las calles del centro de Ciudad Real al son de su inconfundible melodía… ¡Atención, ha llegado el afilador! De precios no quiere hablar – no será por temor a la competencia – y se lamenta de la escasez de clientes. «Vivimos en un mundo de usar y tirar – le comento-, la gente prefiere comprarse un cuchillo nuevo antes que afilarlo». «No, no eso -me corrige-, es la crisis, la gente no tiene dinero». Y, aunque habrá quien prefiera comprar y quienes sean más de afilar, no le falta razón. Así que le ruego que no se esmere con las tijeras, por el bien de todos, y me despido hasta el año que viene. Manuel será noticia hasta que su cuerpo aguante.
Uno de los pocos sonidos «cásicos» que aún se pueden oir…aunque sea grabado y que al menos a mi no me molesta, no como otros entre los que destaco el de «ha llegado a esta ciudad el camión del tapicero». ¿Esto si está permitido por Sostenibilidad como el de las motos de Free Style de hace unos dias?
[…] Gª del Castillo Jerez.- No hay más que salir a la calle para encontrarse noticias, algunas tan buenas como la de toparse con Manuel, el afilador casi octogenario, que año a año, día a día, mantiene con vida un oficio callejero […]