Alejandro Laguna, secretario general Sindicato de Enfermería Castilla-La Mancha.– Siempre, y ahora más que nunca, se mira con cierta incredulidad cualquier noticia que habla de firmas de acuerdos “históricos” con un glosario de compromisos a realizar por las partes implicadas. Suenan a nuevas declaraciones de buenas intenciones que finalmente duermen el “sueño de los justos” y no llegan a hacerse realidad.
El pasado 30 de julio, el colectivo enfermero y médico alcanzó con el Ministerio de Sanidad un Pacto por la Sostenibilidad y la Calidad del Sistema Nacional de Salud, que supone, en la práctica, una ambiciosa “hoja de ruta” para que los responsables públicos y los profesionales trabajen conjuntamente con el objetivo de asegurar la sostenibilidad presente y futura de nuestra sanidad.
El escepticismo y recelo de muchos es entendible. Algunos de los compromisos adquiridos vienen de antiguo y hemos escuchado en reiteradas ocasiones una inminente ejecución que no ha sido tal. Otros, nuevos y ciertamente complejos, parecen de difícil puesta en práctica en el actual contexto de grave crisis económica que vive nuestro país.
También es lógica la insistencia de los profesionales a la hora de pedir un rápido desarrollo de los compromisos puestos “negro sobre blanco” en el documento suscrito, al estar sufriendo momentos muy difíciles por la creciente precariedad de sus condiciones laborales.
Entendiendo, como digo, la incredulidad existente en algunas personas, podemos decir ya que, transcurrido poco más de un mes, uno de los compromisos del acuerdo se ha hecho realidad. Se trata de la convocatoria de la prueba de evaluación de las competencias necesarias para obtener el título de especialista en Enfermería Geriátrica. Una convocatoria pendiente desde 2005, cuando se aprobó el Decreto relativo a las especialidades de Enfermería.
Se trata de un solo paso, cierto, pero ya hemos empezado a caminar y lo hacemos en la buena dirección. Un primer paso que debe ir acompañado de otros muchos en un recorrido decisivo para salvaguardar uno de los principales pilares de nuestro actual Estado del Bienestar.
En el Sindicato de Enfermería estamos firmemente convencidos de que el acuerdo supondrá para nuestro colectivo más empleo y competencias, un mayor desarrollo y reconocimiento profesional, y una mejor situación laboral. En definitiva, que la profesión de Enfermería sea reconocida como se merece dentro del Sistema Nacional de Salud.
Y también creemos que fortalecerá nuestro sistema sanitario y mejorará la atención a los ciudadanos, apostando por una asistencia sanitaria pública, gratuita, universal y de calidad.
Circunscribiéndome al ámbito profesional, sin lugar a dudas, el contar con profesionales sanitarios más capacitados, valorados, motivados e implicados, y con los recursos necesarios, es la manera, la única manera, de que nuestro país siga siendo un referente para todo el mundo en atención sanitaria
Es responsabilidad de los actuales gestores, así como de los representantes de los profesionales, que el acuerdo no acabe en papel mojado.
Por lo que ha costado, por lo que supone y por lo que conllevará ninguna de las partes implicadas en su desarrollo podemos fallar. Lo que nos jugamos se resume en cuatro palabras, pero su importancia es incuantificable: la salud de todos.