J. Carlos Sanz.- Hay algo intangible en la obra artística de Emi Vozmediano que, por parte del espectador, requiere de un ejercicio de introspección, una zambullida en la profundidad del ser para aprehender parte de ese legado espiritual que a modo de aura envuelve la pintura del de Solana del Pino.
A lo largo de su trayectoria, Vozmediano siempre ha sido un rara avis por mucho que emplee el realismo para vehicular su creatividad. Precisamente, esa condición de rareza, de artista que no transita por los cauces oficiales de las galerías y las tendencias dominantes puede constatarse en la exposición retrospectiva que hasta el 30 de septiembre alberga el Museo Municipal de Puertollano.
Hacía más de una década que Vozmediano no organizaba una exposición de gran calibre en la ciudad donde reside. Ahora regresa con una selección cercana a las 60 obras donde se combina pintura, trabajos escultóricos así como sus montajes con música electrónica (el denominado Región Industrial Music). Material encuadrado en un período que abarca desde mediados de los 90 hasta la actualidad.
Mientras que en la planta de arriba el visitante puede contemplar la magistral técnica de Vozmediano en impecables paisajes urbanos y naturales, así como los bocetos realizados para el conjunto escultórico que llevó a cabo para la Hermandad Local de Donantes de Sangre, es abajo donde su obra se vuelve enigmática, se torna compleja pese a mostrar las temáticas recurrentes del retrato o paisaje.
Son obras que desconciertan a primera vista por el singular formato en que se presentan; pareciera que estamos ante pintura escultórica, la mayor parte aparece en soportes que remiten a formas orgánicas, que además tienen revestimiento en color dorado y luego está esa composición pictórica donde predomina lo circular.
El código oculto del Realismo Holográmico
Es lo que Vozmediano ha bautizado como Realismo Holográmico, una técnica donde persigue la representación elemental del universo, “de sus fórmulas geométricas y cómo se estructuran estos patrones en las formas particulares”. ¿Estamos ante una especie de geometría sagrada? Algo de eso hay en esta obra que encierra un código oculto; Vozmediano menciona la secuencia numérica de Fibonacci, la llamada Proporción Aúrea pero también saca a relucir el concepto del Mandala, el círculo sagrado en tradiciones como la hindú. “Quiero apelar a esa idea del renacimiento, ofrecer nuevas fórmulas creativas y expresivas que sirvan como catalizador al espectador para que investigue sobre sí mismo” asegura.
En base a sus planteamientos, esta obra de investigación viene a ser un espejo que el observador ha de atravesar -como hacía la Alicia de Lewis Carrol- para llegar al otro lado. Aquí topamos con la metafísica pues el artista nos invita a profundizar en conceptos tales como la interiorización, la meditación, la conciencia del Ser y la idea de la luz. Para ello, el círculo hace de pasaporte “en él subyace la conciencia pura y dura” matiza Vozmediano.
El hecho de encontrarnos ante composiciones sobre soporte circular tiene una clara intencionalidad como él mismo desvela: “a través de estas formas estoy hablando de la conciencia como el arma más potente del ser humano y desde donde se puede meditar en conceptos espirituales y metafísicos”. Una de las obras clave en esta exposición es el llamado “Huevo de luz”, un visor donde el artista juega con patrones geométricos y lo lumínico pero que camufla el verdadero leitmotiv de esta obra de investigación: que a través de la geometría y la visión “podemos llegar a la conciencia de sí mismos”.
Siempre ha habido un trasfondo de espiritualidad en la obra de Vozmediano. Estamos ante un artista íntegro que entiende el proceso creativo como un lenguaje adecuado para que sus destinatarios inicien un viaje interior. En sus cuadros de tremendo realismo subyace lo trascendente y este concepto se sobredimensiona con estas obras insólitas.
Junto al “Huevo de luz” nos encontramos con una obra en forma ovoidal denominada “Objeto de meditación número 1” que se asemeja a una sepultura. Es la obra más extraña de toda la exposición y con ella Vozmediano nos invita a reflexionar sobre la idea de la muerte pero no como fin de la existencia si no como cambio para que nuestra vida continúe transformándose. De nuevo, esa vuelta de tuerca conceptual que aparece implícita en su obra.
El círculo como visor de una realidad más profunda
Luego está el círculo que él considera un “contenedor creativo”. Una forma geométrica que para Vozmediano funciona mucho mejor que la tradicional. Confiesa que innovar en el formato redondo es atrevido y cree que toda esa obra contenida en soporte circular “responde a unos patrones realistas más potentes donde la perspectiva ahonda con mucha más profundidad”. A fe que así es pues en algunas de estas obras el espectador tiene la sensación de atravesar un portal en 3D, la volumetría se amplifica y parece que uno queda envuelto por lo representado.
Además, está el revestimiento dorado en casi todas estas obras que le confieren un aire bizantino como si estuviéramos ante iconos. Para Vozmediano, el color oro simboliza la pureza, lo lumínico, “la idea es remitir una dimensión más espiritual; me pareció que el dorado recoge esta información y se trata de un color adecuado para hablar del crecimiento” admite.
Son todos estos factores los que trazan el mensaje encriptado en su obra más experimental. Como artista en inagotable evolución aspira a lograr un nuevo “renacimiento en lo artístico donde he buscado nuevas fórmulas expresivas”. Por ello, espera que el visitante salga removido, que esta obra active en el espectador una motivación interna por reflexionar y pensar en conceptos nada habituales. “No sé hasta que punto juego con el factor sorpresa porque la mayor parte de esta obra es la primera vez que se expone al público” reconoce.
Esta exposición llega en un momento de desmoronamiento del modelo conocido, de gran fragmentación social. Vozmediano es consciente de ello al confesar que el mundo actual que vivimos gravita entre el caos espiritual, la ausencia referencial y “el no saber a dónde vamos”. Saca a relucir su faceta crítica al señalar que a la población civil “se le quiere inocular desde el poder un conjunto de ideas equivocadas” y contrarresta lo anterior con la siguiente afirmación: “sí sabemos quiénes somos y dónde vamos pero lo que quieren algunos es que estemos permanentemente confundidos y esclavizados ante el orden establecido”.
A través de su obra, ofrece un mecanismo de escape. Una huida estética y creativa “para que el pensamiento individual se deslinde de esas opciones y comience a creer que todo el potencial que somos y tenemos hemos de desplegarlo”. Su obra esconde un llamamiento a la gente “para que se rebele contra las ideas preestablecidas, para que caminen en dirección contraria”; un laborioso trabajo de liberación psicológica pues según Vozmediano “si no somos seres creativos realmente no valemos para nada. La gente ha de tomar consciencia de su verdadero poder porque el esclavo es el que piensa que lo es”.
Confía en que parte o todo de este corpus teórico sea absorbido por la gente que visite su exposición. “Si se llevan la idea de obtener su propia libertad, avanzar en su potencial, tener claro que no existen barreras para la creatividad y que la conciencia es una herramienta valiosa ya estoy satisfecho”. Él se define como un artista del pueblo, alguien que se dirige a todos independientemente de su estatus socioeconómico y de sus ideologías. “Mi mensaje es que la valía de nuestra conciencia no ha de desperdiciarse, debemos recurrir a ella, buscar dentro en vez de ir hacia fuera, llegar a esa fuerza interna porque en ella está gran parte de la solución”. Palabra de visionario.