Daimiel Noticias.- Gregorio Díaz del Campo, que ha mostrado su respeto por todas la versiones que se han escuchado al respecto, considera que «no es lógico que aflore agua en un punto tan ilusionante para todos, mientras que los afloramientos río abajo iban en descenso». Sobre este asunto también se manifestó el hidrogeólogo del IGME, Silvino Castaño, quién afirmó en Radio Daimiel que «en su día hubo salidas del acuífero general a
los materiales del aluvial. Para eso se necesita que el nivel piezométrico de ese acuífero general esté más alto en algún punto que el límite entre las dos formaciones geológicas». El investigador ha confirmado que «sí es posible que después, si bajan los niveles del acúífero general por debajo de la base de esos materiales de relleno, pueda existir una desconexión del agua subterránea de esas dos formaciones, y la más alta descargará de forma diferida en la más baja».
El concejal de Agricultura y Medio Ambiente, Gregorio Díaz del Campo, comparte las explicaciones que han dado responsables de la Confederación Hidrográfica del Guadiana y del Instituto Geológico Minero para clarificar el origen del encharcamiento de agua aparecido en la zona donde históricamente se ha ubicado el «Ojo de la Señora». Díaz del Campo, que ha mostrado su respeto por todas la versiones que se han escuchado al respecto, ha comentado que «no es lógico que aflore agua en un punto tan ilusionante para todos, mientras que los afloramientos río abajo iban en descenso».
Así las cosas y una vez conocido los análisis de esta semana, el concejal sostenía varios factores para avalar esa posición: la época del año, el sistema de riego del pívot, el terreno de la finca y la altura del nivel de los pozos colindantes. Gregorio Díaz del Campo ha explicado que «la instalación de riego actúa como un compás, yendo más rápido en sus extremos y, por tanto, regando más en esos puntos».
Esa mayor cantidad de agua, unida a un terreno arcilloso «poco permeable» y a que las mediciones de los pozos coinciden en un descenso del nivel avalarían la teoría basada en que «no es factible que esto pudiera ser un afloramiento natural en los Ojos del Guadiana», indicó.
A partir de aquí, Díaz del Campo recalcaba que «ojalá pronto pueda manar agua en esa zona» ya que, añadía, «eso significaría que el acuífero está muy, muy recuperado». Una posibilidad con la que, entendía, «si la meteorología nos acompaña un par de años más» haría realidad «una ilusión que comparten todos los daimieleños y el Parque Nacional». En este sentido, el edil insistía en la importancia del «uso sostenible de los recursos», una concienciación que, a su juicio, el agricultor ha mejorado mostrando una predisposición ya que «ahora se consume mucho menos agua y hay mayor autocontrol».
La opinión del hidrogeólogo Silvino Castaño
Sobre el origen artificial o natural del afloramiento de agua en ese antiguo ojo también se ha pronunciado, Silvino Castaño, hidrogeólogo del Departamento de Investigación de Recursos Geológicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). En declaraciones a Radio Daimiel, Castaño ha matizado que no conoce con detalle esa zona, pero apuntaba que «es cierto que durante la primavera se han producido descargas naturales en el valle del Guadiana». Según su opinión, «lo que creo que está ocurriendo, igual que sucede en Zuacorta o en aguas más abajo, es que la saturación [de agua] del terreno, a pesar de que bajen los niveles, de que el acuífero general esté descolgado del depósito del valle, mantiene esas descargas». Se trataría de lo que en hidrogeología se conoce como «acuífero colgado, un acuífero especial que funciona un poco independiente».
En este punto, aportaba como ejemplo lo que ha observado «frecuentemente» en Las Tablas. «En las épocas de trasvase, con los niveles generales del acuífero muy bajos, Las Tablas tenían agua y por debajo estaba el terreno el seco», añadía. Para Castaño esta «es la explicación más razonable» y la que ha ocurrido en el valle del Guadiana durante toda la primavera.
De esta forma, el experto del IGME no ve una prueba concluyente que, para determinar que en un punto en concreto no haya contacto con aguas subterráneas, en sondeos próximos el agua se encuentre a varios metros de profundidad. Sin embargo, de nuevo remitía a los estudios que su grupo de trabajo ha venido realizando en el Parque Nacional. «Ha sido un fenómeno que hemos comprobado físicamente, en esos contactos en zonas saturadas de agua hemos comprado que el acuífero principal estaba seco», describía.
De cara a lo que pudiera pasar un futuro y tras visitar Las Tablas este martes, Silvino Castaño mostraba su sorpresa ante el hecho de que el Cigüela siguiera corriendo un poquito y, por ello, intuía, que aunque no llueva en otoño «este año no va a ser malo», y si llueve, decía, «va a ser excepcional». «Es posible que los ojos antiguos lloren, porque descarga ya ha habido, aunque no se haya visto», concluía.