La aparición de encharcamientos en el curso donde el Guadiana se oculta y que se ha conocido desde siempre como los ojos del Guadiana, parece que no pone de acuerdo ni a los expertos, sobre si los ojos que han aparecido son los propios del río o debido a un exceso de riego. El caso es que ahí están los ojos, buenos o vagos. Habrá que esperar a ver si la próxima estación de las lluvias otoñales son generosas y se despejan las dudas. Mientras tanto, ojos que no ven corazón que no siente. Y para lo que hay que ver…
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