Por tercer año consecutivo, los molinos de viento de Campo de Criptana, aquellos que Cervantes inmortalizara en su universal obra, volvían a teñirse de azul y albergaban una nueva edición de la Noche en Añil. Teatro, música y como novedad este año la incorporación de la artesanía, fueron los 
ingredientes principales de esta actividad que volvió a congregar a centenares de personas en la Sierra de los Molinos, en una noche en la que estos monumentos, a excepción de los molinos históricos, cambiaron su iluminación habitual por otra con claro predominio de este color típico en el municipio.
La concejala delegada del área de Turismo, Alicia Pérez-Bustos, declaraba que “esta noche pone de relieve lo que la cultura significa para los criptanenses, lo que se respira en el municipio a lo largo de todo el año” ya que “música, teatro y tradiciones a través de las artesanías de siempre se concentran en un lugar único”. Pérez-Bustos afirmó que con estas iniciativas “ponemos en valor el patrimonio histórico-artístico de la localidad, único en la región porque sólo aquí contamos con los únicos tres molinos con maquinaria auténtica del siglo XVI, aquellos que por su valor mantienen en esta noche su color blanco”.
La noche contempló visitas guiadas a los molinos, entremeses cervantinos a cargo de la Asociación de Hidalgos Amigos de los Molinos, actuaciones musicales a cargo de dos grupos y un mercadillo de artesanía en el que colaboró la Asociación de Artesanos Jayanes.
