Juanma Núñez.- Perdonadme si me dejo llevar por el más absoluto de los pesimismos y dejo constancia de que, no sólo Fernando Alonso se aleja a pasos agigantados de su ansiado tercer título de F-1, sino que Sebastián Vettel está cada vez más cerca de encadenar su cuarto mundial consecutivo. Estas son las razones.
El coche
El F-138 nació con halagüeñas perspectivas, no tanto por resultar dominador ante sus rivales, sino por un carácter de homogeneidad y equilibrio que se parecía bastante a la tónica habitual de Red Bull, a los que superó mientras estaba en pista durante las primeras carreras del año, y se acercaba peligrosamente al trato exquisito que Lotus tenía para con sus neumáticos. Un coche así, con un piloto de la talla de Alonso, dejó enseguida trazos muy optimistas con dos victorias casi encadenadas en China y España. Como quiera que la polémica sobre los neumáticos demasiado frágiles llegó a lo más alto de los despachos gracias a las quejas del “boss” de Red Bull y las más solapadas de los chiquitos de Mercedes, Pirelli fue alterando su inicial filosofía de gomas ajustándola curiosamente a los deseos de los “quejicas” y alejándose de lo que Ferrari hubiera considerado óptimo. Desde Maranello ya han levantado la voz en protesta por esa alteración que, curiosamente, les ha afectado más que a toda la competencia, signo inequívoco de que los italianos no han sabido interpretar las evoluciones e imprimirlas en la geometría de las suspensiones del F-138 que, ahora en el ecuador del campeonato, se comporta como un coche vulgar que acaba cabreando a su piloto principal.
Esa boquita
Al bajarse en Hungría de su Ferrari, al que había llevado hasta una meritoria quinta plaza que protegió con uñas y dientes del acoso febril de Romaní Grosjean, Alonso calificaba de “milagro” poder seguir luchando por el mundial con tan cortas herramientas, lo que, casi inmediatamente, tenía respuesta desde lo más alto de la compañía: Luca de Montezemolo, jefazo y (cree él) heredero de los valores de “Il Commendatore” Enzo Ferrari, advertía a su piloto estrella sobre ese uso alegre de ciertas declaraciones, así como espoleaba a sus técnicos para mejorar un vehículo que deberá luchar por el título como corresponde al carácter de la marca. Esta pequeña tormenta veraniega llegaba justo cuando el sensacionalista “Bild” alemán, desvelaba conversaciones entre el manager de Alonso y Red Bull a fin de sentar al asturiano en el coche que dejará libre Webber. A pesar de los desmentidos, el clima se enrarecía de cara al parón de Agosto que preludia nubarrones para la segunda parte del Campeonato si, como parece con números en la mano, la escudería energética llega a su territorio preferido en franco dominio de la situación.
Hablen números…
Si exceptuamos 2011, cuando Vettel obtuvo seis victorias en las primeras diez carreras y cinco en las segundas nueve, el alemán siempre ha mejorado en la segunda mitad del año sus registros de la primera parte. En 2010, el año que mejor se comportó Alonso y que acabó decepcionantemente con la carrera de Abu Dhabi de infausto recuerdo, Vettel había cosechado 121 puntos en la primera mitad del campeonato, a los que añadió 135 de la segunda mitad. El alemán ganó tres de las cuatro últimas carreras, Alonso una. En 2012 se vuelven a cruzar los dos poderosos rivales, con Alonso magnífico líder (154 puntos) contra Vettel tercero (110 puntos) al término de la primera parte de la temporada, situación que se invierte dramáticamente cuando el alemán encadena cuatro victorias consecutivas (100 puntos) contra unos parcos 48 puntos recogidos en migajas por el asturiano. Vettel almacena 171 puntos contra los 124 de Alonso: otra vez vencidos.
Claro que ahora la posición es inversa y esos antiguos 34 puntos favorables al asturiano son ahora 39 en contra y todos en Ferrari se agarran al “clavo ardiendo” de que ellos también pueden lograr cuatro victorias consecutivas y poner el Campeonato patas arriba… ¿pueden? Desde que conduce para Ferrari, Alonso sólo ha encadenado dos victorias consecutivas de las once que ha logrado para los coches rojos: Italia y Singapur 2010; en estos tres últimos años (obviamos 2013), Vettel ha obtenido 21 victorias, doce de las cuales fueron en las segundas partes del año. Ninguno de los pilotos punteros del mundial tiene números equivalentes. Alonso obtuvo cuatro victorias en las segundas partes sobre nueve en total; Hamilton venció en cinco ocasiones tanto en las primeras como en las segundas partes, mientras que Button hizo y tres más cuatro que podría asemejarse a las estadísticas del rodillo de Red Bull que, para mayor desesperación, suele adornar sus victorias con otros puestos de podium cuando las circunstancias no son tan favorables. Cinco segundas plazas en cada una de las partes del Campeonato certificarían nuestra afirmación del encabezamiento: Vettel va como un misil hacia su cuarto título que, de conseguir, tendría más efectos colaterales en la parrilla de 2014 de lo que ahora nadie es capaz de predecir.