Estanislao Z. Navas.- Este viernes, un año más, recordábase la tragedia que asoló a las tropas cristianas en tiempos del soberano Alfonso VIII, a manos del ejército almohade. Por la noche sonaban los acordes que recordaban un pasado teñido de una mezcolanza de culturas en el ya tradicional “Festival de Música Antigua y Medieval Alarcos”, que se prolongará por espacio de cuatro días – del 19 a 22 de julio -. Testimonios de este remoto pasado son el parque arqueológico y la ermita ubicados en el cerro, mas a sus faldas se halla otro resto que aún no hemos tratado, es un “paso antiguo” a modo de puente que aún es testigo del desarrollo y riqueza que caracterizó a la otrora población de Alarcos.
De la batalla mencionada, que aconteciera el 19 de julio de 1195, poco se puede añadir que ya no se haya indicado, más a modo de apunte transcribiré el texto de don Inocente Hervás y Buendía en su “Diccionario…” referente al particular, tal como sigue:
“Almotacid, Rey de Sevilla, de acuerdo con Alfonso VI, la conquistó en unión de otras plazas de La Mancha, para formar la dote de su hija Zaida. Muerto Alfonso VII, el Emperador, la morisma cobra tales alientos, que amenaza concluir con el reino de Castilla, el que defienden en Calatrava dos monges del Cister, mientras tiemblan los más bravos caballeros; Calatrava sostiene sobre sus almenados y fuertes muros el pendón de la Cruz. Toledo se salva, pero Alarcos con Caracuel y Almodóvar sucumben al poder musulmán. El Santo abad Raimundo conquista y puebla a la vez de cristianos los castillos y lugares, que logra arrancar a su enemigo, y los caballeros de Calatrava, sus hijos, van continuando la obra de su santo fundador, no dando descanso al acero, ni reposo a sus cuerpos encallecidos, y toman a Alarcos, declarándolo así el papa Gregorio VII en 1187. Huyó la población musulmana o pereció en la refriega, conservando únicamente los caballeros el castillo para su defensa. Cuando tres años después el Arzobispo D. Martín llegó a Calatrava, y en unión de su Maestre entró por territorio musulmán y avanzó hasta Andalucía, D. Alfonso de Castilla hallábase en Alarcos con gente aprestada para el combate, por si era necesario correr en su auxilio; llegando a su noticia que el rey de Córdoba demandara de África urgente y poderosa ayuda, ordenó el Monarca se reparasen todos los castillos y fortaleza de La Mancha, dando la tenencia o alcaidía de éste de Alarcos a D. Diego López de Haro, señor de Vizcaya.
Tiempo adelante, creciendo el Rey D. Alfonso en bríos, y aprovechando la ausencia del emir Al-manzor, llevó su gente hasta Algeciras, donde alentado por sus triunfos despacho un mensaje al príncipe de los almohades, desafiándole a la pelea. (<Si coraje no te falta de medirte conmigo y hallas Inconveniente en venir acá con el enjambre de tus africanos, envíame tus buques e iré yo personalmente con ellos a lidiar contigo en tu propia casa>.- El Kartas, págs. 309 y 310).
Conocedor Celestino III de este reto y del sesgo que tomaba la empresa, en cuanto que a más de las Órdenes Militares concurrían los Reyes de Navarra y León, se estremeció de júbilo. Mas nadie contaba con la celeridad de los armamentos y transportes de las tropas, que en breve tiempo el Califa hizo desembarcar en Algeciras -29 de Junio-; -24 horas tan solas se detuvo en este puerto, y a marchas forzadas, pasando por Sevilla, Córdoba y las Navas de Tolosa hizo un alto un jueves 13 de Julio a dos jornadas de Alarcos, con el firme propósito de obligar al Rey de Castilla a aceptar la batalla antes de recibir los refuerzos. El miércoles 19 de Julio se trabó la famosa acción de Alarcos y Alfonso VIII, el mayor capitán de su época, fue vencido por Jacub.
Grande fue el estrago y horrible la mortandad causada en el ejército cristiano. Diez mil soldados que componían las mesnadas de las Órdenes Militares pelearon los primeros y vendieron a caro precio sus vidas. Con ellos murieron los obispos de Ávila, Segovia y Sigüenza, que los exhortaban al martirio; quedando prisioneros 24.000, a los que Jacub puso en libertad para hacer gala de su generosidad (<Diego López de Haro fuyó con la seña a la villa de Alarcos, seyendo aún el Rey en la batalla, e después el traidor dio la villa a los moros con su mano sin mandado de su señor>). Siguió después su carrera devastadora hasta dar vista a Toledo y Alcalá de Henares, quemando y talando cuantas villas y aldeas halló a su paso.
El obispo de Palencia D. Rodrigo Sánchez nos refiere a este objeto, que después de tan funesta jornada Al-manzor puso sitio a Alarcos, que defendía D. Diego de Haro; venía en el ejército musulmán D. Pedro Fernández de Castro, expatriado de Castilla a causa de su rivalidad con la casa de Lara, a la que el de Haro pertenecía; encargóle el caudillo musulmán de proponerles la rendición, cuya misión aceptó, y se convino en dejar libre la guarnición con exclusión del D. Diego, que había de quedar prisionero y a disposición del de Castro; pero saliendo aquél de la plaza sin ser visto, pudo con sus dos hermanos burlar la vigilancia de los sitiadores y acogerse al campo cristiano. Rades avanza aún más y asegura, que el de Haro huyó de la refriega con el pendón real, encerrándose en Alarcos, el que después entregó sin resistencia al musulmán. Pero una y otra versión es harto incierta por la confusión que reina en nuestros cronistas, al referir cuanto hace relación a tan funesta jornada.”
Testigo de tan funesta jornada – como apunta el presbítero Hervás – fue el puente que mostraba cinco ojos a modo de arcos de medio punto abovedados y un caz para la fábrica de harinas, así como rastrillos y presas para colar y conducir el agua a las turbinas.
Su origen ya venía de cuando los romanos habían construido una calzada para unir las poblaciones de Toledo y Sevilla, indicándose la existencia de un puente a modo de cruce del río Guadiana. En el mismo se hallaba una lápida de su reconstrucción hacia 1310 bajo la dirección del superior de los Dominicos, siendo trasladada al molino y el ayuntamiento custodia en su Índice una Provisión de los Reyes Católicos al Obispo de Córdoba, presidente de esta Audiencia para este concejo allá por el año 1495. Más tarde se daría otra en 1758, en tiempos de Fernando VI, para que los pueblos de Toledo, Alcaraz, Infantes y Almagro concurran a su reparación y a la de Doña Olalla y Morena.
Posteriormente se llevarían a cabo varias reparaciones, destacándose principalmente la del año 1800 al observarse el hundimiento de dos de sus ojos. Haciéndose pasar por dicho puente la carretera en dirección a Piedrabuena, el mismo rechayó bajo la custodia del Estado.
Por último, según un estudio realizado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos de Ciudad Real – realizado por Ana Sanz, Pedro Fabián Gómez y Jesús Sánchez Vizcaíno -, cabe precisar que “al pie de la sierra, el río Guadiana, su llanura de inundación y las infraestructuras existentes que un día sustentaron la economía de la zona, están abandonados: el puente de Alarcos está muy deteriorado, con pretiles rotos o inexistentes, el pavimento destrozado por el paso de vehículos, el azud aguas arriba del puente roto y en desuso ya que el antiguo molino hidráulico no sólo no funciona sino que está en estado ruinoso. Además, aguas arriba del puente, nos encontramos con una charca, y un talud desprendido que deja al aire una tubería oxidada que vierte residuos al río, y en general, la zona está altamente degradada”.
Según el citado estudio, este puente viejo de Alarcos se localiza en un encajonamiento natural del río Guadiana. Históricamente, significó un paso importante ya desde la época romana, estando integrado en la calzada que unía Toledo con Sevilla. A finales del siglo XIX quedaría incluido en la carretera de Badajoz a Valencia (N-430), pasando a ser propiedad del Estado. A mediados del siglo XX, queda obsoleto y es sustituido por otro aguas arriba como consecuencia del nuevo trazado de la carretera. Es el comienzo de su auténtico abandono y deterioro, quedando sólo como servicio a las carreteras de Poblete (CR-P-4128) y Corral de Calatrava (CR-P-4129). Ya fue el puente declarado como un Bien de Interés Cultural, y se intentó compatibilizar sus servicios auxiliares a estas carreteras con un uso turístico, al integrarse en la otrora ruta del Quijote.
Junto al puente de Alarcos, se sitúa el molino hidráulico que, en la época medieval, supuso la más importante maquinaria de la economía feudal. Su instauración en el entorno cristiano feudal se llevó a cabo a mediados del siglo XII. En la actualidad, no sólo ha perdido su función, sino que está derruido.
El azud situado aguas arriba del puente viejo de Alarcos con una disposición Norte – Sur está ligado al molino de Alarcos, aunque no se tiene una reseña histórica sobre el año de su construcción. Su función era desviar aguas del río Guadiana para accionar los mecanismos del molino hidráulico. En la actualidad no tiene ningún uso.
En la margen derecha del río, aguas arriba del puente y en sus inmediaciones, existe una tubería que une la estación depuradora con la central térmica de Puertollano. El estado actual de esta tubería es de total degradación, se encuentra oxidada y con numerosas fugas que provocan la contaminación del río. Inicialmente estaba enterrada, pero debido al movimiento de los materiales de la zona sobre un plano de deslizamiento generado en la ladera junto a la charca y propiciado por la falta de compacidad y por la ausencia de especies vegetales que den sujeción al terreno, la tubería queda descubierta, semi-sumergida en la charca y doblada formando un codo. Cerca del río y en las inmediaciones del estribo derecho del puente viejo de Alarcos, se encuentra la caseta del SAIH (sistema automático de información hidrológica en tiempo real).
Finalmente, aunque este artículo comenzase con el recuerdo del aniversario de la batalla de Alarcos y la evocación de los sonidos que se muestran en el Festival de Música Antigua y Medieval, no podemos olvidar el yacimiento arqueológico existente en la zona, que nuevamente está de actualidad al encontrarse una tumba de un príncipe ibérico en la primera excavación de la necrópolis de Alarcos, bajo la dirección de Rosario García Huertas y David Rodríguez.
Bella historia y bello paraje donde aún podemos ver el puente conservado, no así el viejo molino que por desgracia presenta un estado de ruina bastante deprimente.
No entiendo como las administraciones no han podido aún hacer que este bello ejemplo de arquitectura manchega se conserve en aceptables condiciones no solo como parte de nuestro legado histórico sino incluso enfocado al turismo: «Paquete turístico ideal»: Visita a la Ermita, excavaciones, puente y molino, todo amenizado con un mercadillo medieval con música y actividades al uso de la época… pero no, no hay inteligencia ni cultura ni voluntad política suficientes para que esto pudiera ser realidad
Gracias de Luis y Eusebio
Corrijo lo anterior: Gracias de nuevo Luis y Eusebio
Se esta creando una asociación para recuperar las zonas verdes y realizar la rehabilitación de los molinos de Alarcos y La Pedrosa. Esperemos que todo llegue a buen puerto y esa zona vuelva a vivir mejores momentos con una mayor actividad cultural y turística.