En política hay palabras- tan dada es la política al palabrerío-, que conviene pensarlas dos veces antes de engarzarlas en el discurso político obviamente para sacar provecho, primer plato, segundo plato y postre. Se trata de la palabra Hambre. El PSOE nuestro, tan bien administrador y tan generoso, por supuesto también consigo mismo, ya la lleva repitiendo bastante tiempo.
Es la estrategia del hambre que también vale para justificar cargos e instituciones. La Diputación Provincial paga anuncios voceando que pone dinero para evitar el hambre en la provincia y ahora otro dirigente socialista vuelve a hablar de hambre. La necesidad, la estrechez, la penuria, la situación de todos los que padecen el paro, la pérdida de cobertura social, la bajada de sueldo, forman parte del dia a día en estos tiempos duros. Y claro que desgraciadamente habrá sectores muy dañados,ero cuando el Hambre pasa a formar parte del discurso político la cosa cambia porque demuestra hasta qué punto de retorcimiento emocional son capaces de llegar precisamente quienes con el dinero público han demostrado ser ejemplos a no seguir de racionalidad y previsión.
Si España no fuera un país de golfos no habría motivo alguno para que los políticos utilicen la palabra «hambre»… ni ahora, ni antes.