Estanislao Z. Navas.- Alfonso X “El Sabio” y Carlos Vázquez Úbeda. Dos nombres y hombres muy vinculados a la historia de la localidad de Ciudad Real. Del primero, qué descubrir a estas alturas, se trata de su fundador, y su historia como rey la llenan páginas y páginas de libros de historia. Del segundo, la historia es más local, es un artista de la tierra, un pintor de cierta relevancia muy estrechamente vinculado a su ciudad, a pesar de que fuese más conocido al emigrar a otros lares, del cual hablaremos algo más en este artículo.
Pero ¿alguien se estará preguntando por qué aparecen estos dos personajes como protagonistas de esta sección? Tienen ustedes razón, mas existe un motivo: por un lado, el pintor ha recibido homenaje en una vía que fue sede del noble oficio de los cuchilleros, la hasta hace poco calle Cuchillería, homenaje a Carlos Vázquez, actual calle Carlos Vázquez y, además, por otro lado, en esta vía existe un edificio singular, uno de los iconos hoteleros por antonomasia de la capital, el otrora “Gran Hotel”, actual Hotel Alfonso X.
Así pues, por lo que respecta a la calle donde desde antiguo se hallaban las tiendas de vaciadores de cuchillos y afiladores, en la que el alcalde de Ciudad Real entre los años 1910 y 1911 don Ceferino Sauco y Díez ejerciera su profesión de “boticario” o en la que allá por el año 1887 se exhibieran los llamados “cuadros disolventes” –antes del surgimiento del “cinematógrafo” de los hermanos Lumière- por medio de linternas desde el balcón del Ayuntamiento del lado de la calle de Cuchillería, durante las fiestas en honor de la Virgen del Prado, cabe decir que, en la actualidad, su denominación es la de calle de Carlos Vázquez, personaje cuya vía le vio nacer, y del que podemos harermos solamente un breve apunte biográfico, tal como sigue:
“Nacía un 31 de diciembre de 1869 Carlos Vázquez y Úbeda en la localidad de Ciudad Real en la entonces calle Cuchillería –actual calle con el nombre del pintor- en su número 7. Hijo del notario Antonio Z. Vázquez y Mergueliza y de Matilde Úbeda, desde muy temprana edad la pintura formó parte de su vida, y tuvo como profesor a la persona más cercana posible, su propia madre. En 1886 inicia estudios en la Escuela Especial de Pintura de Madrid, donde tuvo por profesor al paisajista Carlos de Haes. Viajó a Valencia, Sevilla y Galicia y obtuvo una pensión de la Diputación de Ciudad Real para ampliar sus estudios en Francia e Italia. En 1892 obtuvo su primera medalla por “Recuerdos de Amor”, en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Llega a los treinta y un años y contrae matrimonio. El 4 de noviembre de 1901, apadrinado por Sorolla, con una joven de veinte años, barcelonesa de buena fortuna, Matilde Garriga Coronas, quien, además del amor conyugal, le proporcionaría la jamás despreciable seguridad económica y un ampliado asentamiento social donde introducir y hacer valer más todavía su arte. Fallecería en Barcelona en 1944 quedando inconclusa “La Caracola”.
Cuatro años pasó en París estudiando en el taller de León Bonnat (1833-1922), autor que se había formado en la Escuela de Madrid, de ahí que fuese frecuentado por españoles, y habiendo sido discípulo de Federico de Madrazo.
En 1929 en la Exposición de Arte Moderno de Granada, Carlos Vázquez presentará “Una chica del Toboso” y “Catedral de Ciudad Real”, y también es nombrado Caballero de la Legión de Honor. Realizará el Retrado de Raquel Meller, “El Relicario”, siendo inmortalizada cuando su nombre cruzó todas las fronteras interpretando el Relicario y La Violetera.
Además de sus obras, entre las que también destaca su colaboración en la revista “Hojas selectas”, de gran aceptación por sus contenidos literarios, científicos y artísticos editada entre 1902 y 1921, Carlos Vázquez recibió premios y honores durante su exitosa carrera entre los que podríamos destacar: la Mención Honorífica en el Salón de Artistas Franceses con “Velázquez haciendo estudios para la Fragua de Vulcano” o la Medalla de Tercera Clase en la Exposición de Bellas Artes de Madrid con “Recuerdos de Amor” ambos en 1891; la Medalla de Tercera Clase en la Exposición Artística de Bilbao con “Idilio de pobres” en 1894; la Medalla de Tercera Clase en el Salón de París con “Mozos de Escuadra” en 1907; la Medalla de Oro en el Salón de París con “Luna de miel en el Valle de Ansó” y la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de San Francisco con “A la feria de Salamanca”, ambas en 1913, entre otras. Entre los honores recibidos se encuentran la Medalla de Honor de la Exposición Internacional de Amsterdam por su participación en la misma, el nombramiento como miembro de la Hispanic Society of America, fue nombrado Caballero de la Legión de Honor Francesa, y Académico de la Real Sociedad de Bellas Artes de San Fernando.
La figura femenina será uno de los elementos casi imprescindibles en sus composiciones acompañando sus atractivos personajes con elegancia exquisita y revestidas de finísimo colorido. También se editaron postales fotográficas de las obras que presentó en el Salones de París. E incluso es considerado uno de los pioneros del cartelismo en Europa.
Su ciudad de nacimiento no le olvida. En 1969, en el Casino de Ciudad Real, con motivo del primer centenario del nacimiento de Carlos Vázquez, se le rinde homenaje exponiendo su obra. Pero no todo es respeto a su memoria. Al año siguiente la prensa ha de denunciar la demolición de la casa donde nació.”
Por otra parte, nos encontramos ante Alfonso X “El Sabio”, aquel monarca de Castilla y León desde el 1 de junio de 1252 que se convirtió en una de las figuras políticas y culturales más relevantes de su época, pues no sólo impulsaría la Reconquista repoblando el sureste de la Península y aspiró al Sacro Imperio Romano Germánico, sino que se convirtió en un auténtico propulsor de las artes y las ciencias en el siglo XIII tal como lo atestigua su Escuela de Traductores de Toledo, el ser considerado el fundador de la prosa castellana (siendo autor de obras diversas como el Código de las Siete Partidas, El Lapidario, Libros del Saber de Astronomía, Libros de Ajedrez, dados y tablas, las Cantigas o sus obras históricas) o el propulsor de un sistema fiscal y aduanero que potenció ingresos para las arcas castellanas.
Este monarca, al igual que ocurre en la vía que lleva su nombre o la estatua sedente que preside la Plaza Mayor, también da nombre a un edificio muy característico del centro de la ciudad: el Hotel “Alfonso X”, que allá por 1911 era conocido como “Gran hotel” y desde 1917 con su denominación actual.
Este edificio muestra las características propias del cambio de los siglos XIX y XX, pues en él vienen a conjugarse a nivel compositivo y cromático materiales tales como la piedra, el ladrillo y el hierro. Sería declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1990.
El edificio que adopta un estilo romántico bajo la influencia neoclásica y de los comienzos del modernismo, tiene cuatro plantas de ladrillo visto rojo y piedra, con enjambados neoclásicos y modernistas.
Su fachada, elevada sobre un zócalo de ladrillo, parece coronarse con una cornisa y un remate de ladrillo adornado con palmetas de piedra. En ella también se observa una simétrica distribución de huecos, una cerrajería de hierro colado y dos miradores.
Si exceptuamos los marcos de las puertas, la principal y dos laterales, que son de piedra caliza, el resto del edificio es de ladrillo.
La portada se resalta por el balcón, que está más avanzado y sobre ménsulas, y por dos pilastras que ofrecen un juego vertical en contraste con el horizontal de la primera planta que también tiene los balcones más avanzados que el resto y cuenta con dos miradores de forja y cristal, elementos poco habituales en la arquitectura manchega.
La segunda planta tiene una riqueza decorativa menor que la primera, con tres balcones y cinco ventanas abalaustradas, y la tercera planta con ventanas abalaustradas. Y la planta baja está ocupada por un conocido local comercial, además del acceso al propio hotel.
La decoración tiene resabios modernistas, tanto en los detalles florales de los dinteles de puertas y ventanas y en las palmetas del remate, como en los trabajos de forja de las rejerías.
A pesar del entronque de esta fachada con el Modernismo, el concepto general responde a un evidente clasicismo, como se manifiesta en la articulación en sentido horizontal de las plantas, en el adintelamiento de los vanos y en toda la escala de elementos decorativos.
El bello edificio del siglo XIX que alberga el Hotel Alfonso X ha mantenido su singular fachada –respetada por el grupo empresarial que se hizo cargo del hotel en diciembre del año 2000-, lo que lo integra plenamente en el centro histórico donde se ubica, junto a la plaza Mayor y el Ayuntamiento.
Tras esa fachada que respeta la tradición se halla un interior totalmente reformado, en el que los materiales y las líneas contemporáneas otorgan un interesante contraste para ofrecer un nuevo confort. Así, en las 66 habitaciones se observan materiales nobles como la madera, el contraste de claros y oscuros y la variedad de texturas definen su decoración, el mármol es el elemento definidor de sus cuartos de baño o el completo equipamiento muestra entre otros aspectos una televisión interactiva o la conexión a módem.
El Hotel ofrece garaje propio, planta de fumadores, habitaciones para discapacitados, habitaciones superiores y una exclusiva junior suite con terraza.
Caramba «Estanislao»…da gusto ver cómo exprimes el limón de nuestra historia.
De la calle Carlos Vázquez, recuerdo alguno de los negocios que había hace cincuenta años.
Mirando a San Pedro, a la derecha, la droguería el Globo, a continuación el establecimiento de maquinaria y electrodomésticos de D. Julio Morales. El hotel que con tanto detalles mencionas y al que de niño iba a ver la llegada de los toreros, y la tienda de licores de Caballo.
En la acera de enfrente..Calzados Olimpio en la que se vendían las famosas botas de El Gorila,, la farmacia de Mirasierra, la única que realizaba los análisis con el famoso Pelegrín; la entrada de carruajes a un corralón que en su día fue parada y pensión,el club de cazadores, una pastelería…
Añadir a tu comentario dos detalles; al lado de Casa «Caballo» estaba la tintorería «Madrid» y de Casa Caballo huardo un recuerdo de la infancia: se vendían licores y jarabes a granel y uno de los garabes que mi abuelo paterno compraba para sus nietos era el de Zarzaparrilla, jarabe que según una leyenda urbana Cocacola compró a todos sus fabricantes porque ese dulce jarabe era… «uno de los elementos o ingredientes de la bebida -USA- por excelencia! Pues bien, hace unos días he vuelto a descubrir este maravilloso y dulce jaraba de mi infancia en La Despensa Ecológica de Joseba. ¡Un feliz descubrimiento que me trae sabores de la infancia con sumo placer…!
Y como siempre, buen trabajo Estanislao…
Pues voy a contar un curioso sucedido en relación con Casa Caballo…para que comprobemos una vez más lo mal que hemos vendido las cosas excelentes que tenemos en nuestra tierra.
Cierta persona de Ciudad Real fue a operarse a Barcelona, años 60. Debido a que le unía alguna relación con el cirujano, éste no le cobró por su trabajo. En agradecimiento, fue a Casa Caballo y le envió dos botellas de coñac Peinado 100 años.
A los pocos días…el regalo fue devuelto por el cirujano, pidiéndolo cambiar por botellas de vino.
La sorpresa del galeno fue mayúscula cuando apareció una furgoneta en su domicilio cargada hasta los topes de las botellas que había pedido….
Caballo le dijo por teléfono al recibir su llamada:Es que no sabe usted la calidad de lo que acaba de despreciar…
Lecciones de historia con chascarrillos…
Esto empieza a perecerse ya a los textos históricos comentados de la gran escritora y periodista Nieves Concostrina con sus «Historias de la Historia»…
Es que Luis Mario…los que ya tenemos una edad…y tiempo…nos convertimos sin darnos cuenta en pequeños voceros de nuestra intrahistoria…y sin apenas quererlo.Fuimos testigos de ese tiempo y lo que hoy contamos…no es sino la vida sobre la construimos lo que ahora somos.
De Carlos Vázquez ya he comentado su fiebre patriótica y su amor a Queipo. Del Gran Hotel habría que retomar algunas secuencias, como su competencia con el Hotel Pizarroso, coetáneo y próximo en la calle de La Paloma. Citar por demás, la estancia, con foto incluida, de Pablo Iglesias en 1912. También, la estancia, más ruidosa, en 1954 de Hemingway con la cuadrilla de Antonio Ordoñez. Y finalmente, las anotaciones de Carlos López Busto, quien a su llegada a Ciudad Real,reside un tiempo en el Hotel.
D. Carlos López Bustos…la sabiduría y la humildad unidas…Menudo ejemplo nos dio a los de muchas generaciones. Era D. Carlos, así sin más.
Veo que los maestros han sacado toda su sapiencia a relucir: ¡Gracias por vuestras loas y lecciones don Fermín, don Luis y don José! A buen seguro podréis darme muchas lecciones sobre estos contenidos, y si a eso unimos vuestra más amplia experiencia personal, no me queda más que reiteraros ¡Gracias!
Algo que acabo de recordar: no ha mucho tiempo en la esquina que da a la parte posterior del ayuntamiento se encontraban los Calzados «California», no? Corregidme si me equivoco
Creo que yes…
…pues sigo con este pequeño periplo histórico recordando la droguería El Globo, en la que dentro de la tienda había una mgnífica máquina registradora que a mi me entusiasmaba y…¡como no recordar el famoso muñecote de «Netol» sobre la fachada de la tienda!!!
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No es eso, se trata simplemente de NO DESTRUIR LA HISTORIA…
Gracias de nuevo don Luis!!!
Me encanta entrar en la página !!!
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