Mucho se ha hablado sobre la rehabilitación de los Jardines del Prado, el polémico embaldosado, la tala de árboles y el cambio climático, pero nadie hasta ahora había tenido acceso al proyecto inicial, que incluía atrevidas propuestas y que, finalmente, fue rechazo por ser demasiado conservador.
Una de las principales novedades que hubiera podido disfrutarse en este emblemático enclave capitalino no era otra que la sustitución del quiosco, una estructura metálica altamente peligrosa, por un acogedor castillo hinchable de temática climatológica, para no herir sensibilidades. Se barajó la posibilidad de dedicar la atracción a insignes personalidades de la política y la empresa, como Bob Esponja o Dora la Exploradora. Sin embargo, se desechó esta posibilidad para evitar un más que posible rechazo de la oposición por cuestiones ideológicas.
Por otro lado, la estatua del Pandorgo universal se ubicaría dentro de un nuevo conjunto monumental que incluiría un Mirage F-5, un submarino atónito y varios misiles scud tierra-aire y arién- Cabernet Sauvignon, todo donado por los movimientos sociales de la ciudad.
Otra de las novedades consistía en conectar con un carril bici subterráneo el antiguo Casino con el Mercado de abastos y éste, a su vez, con la Catedral y el Museo Provincial. En dos fases posteriores, a realizar en el plazo de dos quinquenios, este carril bici llegaría hasta La Atalaya, Las Casas y el paseo marítimo de Torremolinos.
Por último, cabría destacar la intención de realzar el manto de albero que cubre la superficie peatonal de los Jardines del Prado con la suelta de un cabestro capitalino, seleccionado de entre las mejores divisas de la ciudad.