Los elementos tangibles e intangibles que definen y aportan valor a la marca de una empresa se identifican con la imagen institucional, la reputación corporativa, la calidad tanto del equipo directivo como del capital humano, la función social, los valores representados o proyectados, los beneficios económicos, el posicionamiento en el mercado, la diferenciación en el modelo de negocio, el perfil y el número de clientes, el nivel de internacionalización, etc.
Cuando una compañía comete una acción irresponsable o delictiva, causando con ella graves daños a la sociedad, a sus clientes, al entorno medioambiental, etc. ¿Qué medidas debería adoptar el equipo directivo (y el consejo de administración) al objeto de proteger la marca de la empresa: asumir las responsabilidades o intentar ocultar el hecho? Sin duda, la marca de la empresa podría salir reforzada si los gestores de la misma asumen inmediatamente las responsabilidades e intentan paliar los daños ocasionados con celeridad.
Suponiendo que un país pueda tener una marca propia, ¿cuáles son las variables internas y externas que podrían potenciar o, por el contrario, devaluar una “marca país”? El nivel de independencia del sistema judicial, el grado de corrupción política, la calidad de la democracia, la sostenibilidad del modelo económico de crecimiento, la eficacia del modelo educativo, la flexiseguridad del mercado laboral, la calidad formativa, moral e intelectual de la clase dirigente, el grado de madurez democrática de la sociedad, el nivel de emprendimiento, etc.
Centrándonos en la marca de nuestro país, ¿el término “marca España” está siendo utilizado por la casta política para tapar sus corruptelas con la engañosa excusa de protegerla? Lo más conveniente para proteger a la marca España es regenerar nuestro caduco sistema pseudodemocrático al objeto de implantar una verdadera democracia y procesar con garantías a los corruptos (todo lo contrario de lo que pretende la casta).
Un ejemplo en relación con lo anterior. Respecto a la imputación de la Infanta Cristina en el caso Nóos, determinados políticos han manifestado públicamente que dicha imputación perjudica a la marca España. Habría que añadir a esta declaración política de intenciones que la citada imputación beneficiaría a la marca España si la misma se ajustara a derecho, en caso contrario, evidentemente, la perjudicaría. Un ligero pero relevante matiz.
¿Proyecta actualmente la marca España algún valor añadido?
La marca España representa en la actualidad, tanto en el exterior como a nivel interno, millones de parados, corrupción política institucionalizada, despilfarro, déficit, deuda, triplicidades e inseguridad jurídica en las autonomías, gasto político insostenible, creciente pobreza infantil, impuestos desorbitados, cajas bancarizadas salvadas con dinero público, pymes y autónomos expoliados, clase media en extinción, sistema de pensiones en peligro, sistema educativo fracasado (LOGSE), etc.
¿Se va pareciendo España, progresivamente, a Venezuela? ¿Quién se atreve a invertir, por ejemplo, en la República Bolivariana de Andalucía? El mayor escándalo de corrupción política de la democracia (los ERE´s andaluces) se está intentado tapar a través del decreto andaluz contra los desahucios, un plan bolchevique que atenta contra la propiedad privada y, por tanto, contra la libertad. ¿Por qué no se expropian los miles de pisos desocupados propiedad de la Junta de Andalucía?
¿Es aconsejable invertir en la “futura” República de Cataluña, una autonomía que lidera el descuadre fiscal (acumula la mitad del déficit autonómico) pero no tiene reparos en enarbolar la bandera de la independencia para ocultar la corrupción institucionalizada y en utilizar la imposición lingüística como principal vehículo de poder?
¿Y en el País Vasco, donde la dictadura terrorista y secesionista aceptada por el PSOE ha terminado haciendo amigos en el PP?
¿Y en el resto de nuestras quebradas autonomías? ¿Por qué no se cierran, por ejemplo, las empresas públicas y las TV? El despilfarro sigue intacto.
¿Qué valores aporta el bipartidismo corrupto? El PP, un partido actualmente socialdemócrata y acomplejado, que está gobernando España de forma intervencionista, antiliberal y contrariamente a lo que predica su programa electoral, convertido, además, en un rehén ideológico de la izquierda (concepto obsoleto). La actual oposición, el PSOE, un partido que, históricamente, nunca ha aceptado el resultado de las elecciones cuando las ha perdido y que para recuperar el poder no duda en alinearse con la ultraizquierda radical y antidemocrática, con el separatismo, con el escrachismo bananero y sectario dirigido únicamente contra los políticos del PP, etc.
La sociedad española también es culpable del desprestigio de la marca España o, al menos, parte de ella, puesto que todavía existen muchos ciudadanos que siguen apostando, según una reciente encuesta realizada por el BBVA, por una fuerte presencia del Estado en la economía (un factor que ha llevado a España a la situación de crisis económica actual), en lugar de posicionarse por la austeridad (respecto al gasto público ineficiente) y por el emprendimiento. Más Estado significa más políticos interfiriendo en la economía, más pobreza, más paro, más intervencionismo, más impuestos, más corrupción, menos libertad, menos competitividad, etc.
¿Estado del Bienestar insostenible? No lo creo. En España debería haber suficientes recursos para mantener un Estado que, al menos, ayudara socialmente a todas los colectivos desfavorecidos. Insostenible es el Estado del Bienestar actual, diseñado para beneficiar exclusivamente a la casta política.
¿Qué piensa Bruselas de la política económica del Gobierno (que también forma parte de la marca España)? El último informe de la Comisión Europea muestra que las pseudo reformas de Rajoy no están dando ningún resultado, puesto que la deuda del Estado aumenta y el gasto público-político no se recorta para proteger los privilegios de la casta y su legión de enchufados. ¿Se podría exprimir fiscalmente a los españoles todavía más? ¿Se pueden tocar las pensiones?
La marca España comunica que nuestro país se encuentra en estado de descomposición por culpa de una casta política extractiva y únicamente lo podemos salvar nosotros, la sociedad civil.
Lucio A. Muñoz.
Socio director de Eurogroup Human Resources.