Número redondo, especial, top en las calificaciones del estudiante, el diez es el “ne va plûs rien” de los dígitos, antes de la era digital. Diez años de Mi (nuestro) Ciudad Real y, mira por donde, diez años del GP de China, disputado esta mañana en el Imperio del Dragón y, mire usted que bien, décima victoria de Alonso con Ferrari, vamos que ni haciendo un importante soborno de 3 millones (¡) de euros a los hados de la fortuna se hubiera conseguido esa conjunción en los planetas. Y, ahora, a la carrera.
Qué carrera
Se nos debe perdonar que nos atengamos al resultado del GP y no a la lucha que, en los despachos, se está realizando para dirimir las correcciones o no de ciertos lances de carrera que han quedado en juzgar los sabios de la F-1. Por tanto, en esta carrera real que ha ganado Fernando Alonso, que por cierto está libre de cualquier investigación, han quedado varias cosas claras: la primera es que a Webber no lo quieren bien en Red Bull, vista la información sobre un pinchazo, que le dieron desde el muro de “boxes”, cuando en realidad era una rueda mal anclada, el resultado es el mismo, es decir al arcén, pero los efectos pudieron ser desastrosos para el resto de competidores y, sobre todo, para Alonso. Al pobre Mark le crecen los enanos en su mismo “cockpit”.
Segundo asunto. Dependiendo de los compuestos que Pirelli destine a cada carrera, los coches del toro rojo sufrirán más, mucho o muchísimo que, en el caso del circuito de Shangai, ha sido bastante, dado que el ritmo de Vettel a igualdad de calzado que sus rivales no presenta la incontestable superioridad de antaño lo que hace sufrir al tricampeón de una manera pasmosa, aparte de tener que jugar a la contra, lo que todos sabemos, no se le da especialmente bien. Tercer apunte, Kimi Räikkönen, lleva una victoria y un segundo este año, sin contar que su regularidad y fiabilidad hace que atesore más de veinte carreras entrando en los puntos lo que avisa del porvenir de Lotus de cara a la todavía larga temporada. Los Mercedes, y hablamos del cuarto dato del GP de China, han recibido una dosis de pilotaje por parte del siempre denostado Lewis Hamilton que, no sólo se bate como un jabato en la calificación, sino que es capaz de enlazar dos terceros puestos en carreras tan distantes en el tiempo como el pasado GP de Malasia y el recién celebrado en China. La inconsistencia en cuanto al trato de las gomas será todavía un problema, ahora bien, cuando el genio de Brawn logre resolver este apéndice, Hamilton será un serio rival en cualquier carrera y seguro que si, para el campeonato.
La razón más importante
Podríamos seguir buscando razones y perspectivas del GP (por cierto que bien lo ha hecho Hulkenberg con el Sauber) hasta llegar a los diez, pero no sería honesto. Nos quedamos con la quinta, la razón más evidente y/o contundente: la victoria de Alonso por segunda vez en Shangai, coronando una actuación sobresaliente en donde supo en cada momento qué hacer con sus rivales y cómo transmitirle las ganas a su Ferrari que, para la ocasión, se ha mostrado como una amante extremadamente complaciente. Salida de libro detrás de un Hamilton desorbitado y quitando las pegatinas a un Räikkönen demasiado suave. Ataques furibundos al Mercedes, antes de “cepillárselo” en la curva de final de recta, lugar en donde han caído sucesivamente y no sólo una vez, Hulkenberg, Button, Vettel y compañía de los mártires. “Savoir-faire” para determinar cuándo y dónde exprimir a su complaciente montura para arañar aquí y allá esas décimas vitales. El reflejo de la seguridad y el dominio del “tempo” lo da el hecho de que, en el último cuarto de carrera, con un buen colchón de segundos sobre Vettel (al que restaba aún una parada) y tras marcar tres vueltas rápidas consecutivas, recibe por radio la consigna subliminal de “no necesitamos que sigas empujando”, referida a esa innecesaria demostración de poderío, con todo prácticamente resuelto. La respuesta del “nano” no puede ser más elocuente: “no, si yo no estoy empujando”.
¿Futuro?… ¡vaya futuro!
Lo demás queda para la estadística de las carreras. Alonso se eleva a la cuarta plaza histórica junto a Nigel Mansell con treinta y una victorias en GP’s, sólo superados por Schumacher, Prost y Senna, o sea el Olimpo, se postula como aspirante al título e impone un respeto, rayando el “repelús” para el próximo fin de semana en Bahrein donde ya ha ganado dos veces y donde el pálpito invita a la esperanza. Cuando en un as del deporte tiene confianza en sus posibilidades se le ve en la cara y se le lee en la sonrisa, y la de Alonso le delata.
Muy buena crónica del Gp, sí señor!! Ánimo Alonso!!!