Hay toda una teoría del VIP y los los VIPS, de los ‘Very important person‘ que comienza con las tarjetas doradas expedidas por el Ayuntamiento de Madrid para sus instalaciones deportivas, y termina con los Obituaríos usuales de famosos y conocidos. Ahora que se acumulan los decesos de famosos, brillantes y conocidos que se nos van yendo: desde Bigas Luna a Sara Montiel o Margaret Thatcher. Frente a esos muertos con pedigrí y estampa, esta mañana escuchaba en la radio a Amancio Prada, hablar justamente de lo contrario: de los muertos desconocidos, de los enterrados sin nombre y de los cadáveres anónimos. Y son ellos, decía el cantante leonés, los ciudadanos anónimos, los transeuntes de la hisgtoria, los que soportan la construcción enfática del progreso en que el estamos instalados.
Es posible que si tienes tarjeta dorada de las instalaciones municipales del Club de Campo ‘Villa de Madrid’, seas uno de eso afortunados que pueden llevar bordado en la pechera de la camisa o en el bolsillo de la american, las iniciales VIP, en lugar de las iniciales propias del nombre y del apellido, junto al escudo nobiliario o cualquier otro escudo que pinte y añore. Un vistazo a los afortunados del estatus VIP del Club de Campo ‘Villa de Madrid’, nos hace observar que ciertas pretensiones de las Revolución Francesa, sobre la anulación de la nobleza de la sangre, aún está pendiente de ser eliminada.
Aunque ello no seaóbice para admitir lo afirmado y repetido por Amancio Prada, los auténticos protagonistas de la historia, de nuestras historias, y de todas las historias, son casi siempre perfectos desconocios.