Dejando de un lado la noche perfecta en que acabó convertido el GP de Qatar de motociclismo, primera prueba de la temporada, con tres victorias españolas (Salom, Espargaró y Lorenazo) y un total de seis podios en las tres categorías (los citados más Viñales, Rinis y Márquez), el “top” de la atención global estaba enfocado a la carrera de Moto GP que no defraudó a las expectativas en ella depositadas. Ni mucho menos.
La carrera
Salida perfecta del “poleman” y campeón vigente, Lorenzo, al que sigue en una de sus ya habituales maniobras de arranque, Pedrosa, que se zafa sin dificultad de Crutchlow y Rossi, negociando ya la primera curva a derechas en segunda posición. Un decidido u más que enervado Rossi ataca a Crutchlow en una maniobra un tanto disparatada incluso para él y se va al barbecho totalmente pasado. Conclusión: Rossi desciende a la octava plaza en un pelotón donde transitan Bradl, Bautista y más tarde Dovizioso que está viendo como su estupenda salida (llegó a rodar tercero) queda en el olvido por culpa de una Ducati poco eficaz. En medio de este reajuste de las primeras cuatro vueltas sobre veintidós, Márquez el debutante que pifia la salida por su evidente bisoñez, ha ido ascendiendo desde la séptima a la cuarta plaza y, sobrado de confianza, birla la tercera a Cal Crutchlow que no puede ni defenderse.
Cuando se roza la cuarta parte de la carrera la situación pinta de lujo para Lorenzo con más de dos segundos sobre el trío Pedrosa-Márquez-Crutchlow quienes a su vez tienen demasiado lejos ya al pelotón de Rossi & Cía. “Aprés-moi le dèluge” debió pensar el mallorquín que, a pesar de ese bagaje de segundos seguía marcando un contundente ritmo de carrera que le permitiría, si trataba bien sus gomas, llegar más que relajado a la bandera a cuadros, como así acabó siendo.
Sin embargo, quienes hubieran pensado que ya estaba todo el pescado vendido, sufrieron una estimulante decepción al ver como Márquez atacaba una y otra vez a Pedrosa para obtener la segunda posición, maniobras que dieron todo un muestrario de derrapadas y frenadas al límite por parte de los catalanes de Honda, mientras el británico Crutchlow los miraba en una corta distancia esperando pescar en el río revuelto que proponían los españoles. Y mientras, por detrás, como a la chita callando, Rossi iba arañando segundos al crono escapando de sus antiguos compañeros de viaje y acercándose más que inquietantemente al trío que luchaba por el podio.
Rossi
El regreso de “The Doctor” a su antiguo redil de Yamaha ha insuflado litros de confianza demostrando a sus detractores que Valentino sigue siendo el “killer” más dislocado en las motos de gran premio. El domingo en Qatar suya fue la lección magistral y suyas las escenas más electrizantes: llegó al trío de delante, se merendó a Crutchlow al que puso tan de los nervios que se salió del asfalto, para regresar ya vencido por completo; le hizo un siete espectacular a Pedrosa con una apurada de frenada verdaderamente temeraria en la que Dani, quizá un poco menos combativo de lo que tiene acostumbrada a la afición, opuso la justa pero no suficiente resistencia. Finalmente, el heptacampeón se las tuvo que ver con el”niño” Márquez que sí opuso una decidida rivalidad para ganar la segunda plaza final. Las tres vueltas que dirimieron esta disputa fueron brillantes con el más experto y el más novato enzarzados en pasadas y repasadas “in extremis”, con los dos disfrutando y sacando chispas (literal) del roce de sus protecciones con el asfalto qatarí. La bandera a cuadros para este dúo favoreció a Rossi que entró por milésimas delante de Marc y ambos ya a una tiradita de un diluido Dani Pedrosa.
La adrenalina del triunfo
En el podio, mientras los jeques, ataviados con sus ancestrales trajes beduinos, entregaban los trofeos (por cierto, horteras como regalos de mercadillo), los tres ocupantes del cajón irradiaban felicidad: Lorenzo con el índice “al vent”, Rossi haciendo las payasadas que tantos fans le han creado y Márquez con esa sonrisa extensa del Joker de Batman, sabiéndose poseedor de un futuro más que esperanzador en la categoría. ¿Qué hubiera ocurrido de no haber pifiado Rossi su primer ataque? Los preciosos segundos malgastados en la maniobra de rectificación nos impidieron ver una carrera a cinco u otra a dos más tres. Lo bueno es que esto no ha hecho más que empezar y los cuatro gallos del corral ya han enseñado sus espolones y a fe nuestra que se harán más que jirones en las muchas carreras que hay hasta noviembre. “The Doctor” ha regresado y sus diagnósticos son siempre letales para sus rivales que ya ven la próxima cita en Austin, Texas, como el posible escenario de otra de sus sangrías. Lorenzo sigue viéndolo todo desde arriba (como Cat Stevens en “The View from the Top”) pero sabe que el puñado de puntos arañados ayer con aparente facilidad serán mucho más caros al tener precisamente el enemigo en casa. En la otra casa, la de Honda, también hay dos enemigos ya de entrada irreconciliables: Pedrosa, que crece ante la adversidad según transita el campeonato, y Márquez quien, una vez rota su virginidad en una carrera-carrera, sabrá como administrar esas dosis de insolencia y competitividad que le salen a borbotones.
Crutchlow, Bradl, Dovizioso, Bautista (excelente 6º puesto para el de Talavera) y los demás deberán contentarse con la migajas que estos cuatro vayan dejando por error u omisión pero que nadie los dé por olvidados porque en esta categoría si algo sobra encima de un “pepino” de moto es testosterona. “Allegro andante”.
Y las motos no puede ser que pierdan interés al ser españoles solos los que ganas las carreras?