Europa ha sacado los colores a España y le ha dicho a las claras que la Ley hipotecaria al uso que tiene más años que Matusalén no sólo es añeja, decimonónica, inhumana, cutre e infame, sino lo peor que se le puede decir a una ley: injusta de toda injusticia. Pero hay también que sacar una lección de todo esto: cuando la sociedad civil se mueve organizada como ha ocurrido con la PAH y es capaz de mantener un pulso a la maquinaria política y judicial con la certeza de que la justicia está de su parte, no sólo aglutina a la opinión pública en torno a su causa sino que despierta conciencias y pone las pilas a nuestros cómodos y bien pagados representantes . Si no hubiera sido por la PAH nada de esto hubiera ocurrido. Ningún partido puede arrogarse el histórico coscorrón europeo: han sido los simples ciudadanos organizados de forma persistente y valiente quienes lo han consegiodo. Una gran noticia en medio del lodazal
Gracias, PAH
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