Juan Fernando Ruiz Claver. Concejal del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Ciudad Real. Desde el más que discreto escenario de una concejalía de una capital de provincia de menos de 75.000 habitantes, dejando claro además que ésta pertenece a la oposición socialista en ese municipio (hablo desde Ciudad Real capital), se produce en numerosas ocasiones un choque frontal entre la POLITICA con mayúsculas y la “otra política”.
La actualidad nacional está marcada en los últimos tiempos por un ya insoportable volumen de información referida a temas de cabecera que un día tras otro, cuestionan la paciencia de los ciudadanos: la crisis económica; el imparable aumento del paro; la pérdida de derechos sociales en educación, sanidad, atención al dependiente; la corrupción política y la lucha en el seno de los partidos… son cuestiones con las que desayunamos, comemos y cenamos, y que, lejos de pasar por un proceso de solución, crecen como un grano de pus en la cara de un adolescente.
Quienes en su día adquirimos el compromiso de aparecer en las listas locales para ofrecer de forma sincera nuestra mejor manera de gestionar la política municipal, aún a sabiendas del difícil momento en el que tomábamos esta decisión, cumplimos rigurosamente con el trabajo serio y casi desinteresado (son menos de 500 € mensuales los que termina cobrando un concejal en la oposición en nuestra capital) de “estrujarnos la cabeza” en busca de soluciones y ponernos al servicio de los ciudadanos en el desempeño de dicha tarea.
De entre todos los “oscuros temas” antes mencionados, el de la desafección del ciudadano con los políticos y el desprestigio de estos, flota, cual Espada de Damocles, sobre las cabezas de quienes estamos en esta senda.
Como si de una enfermedad contagiosa se tratase, la corrupción y los abusos cometidos por unos y otros, acuñan un insoportable plural mayestático que se incrusta a fuego en la sociedad: “TODOS LOS POLÍTICOS SON IGUALES…” “TODOS METEN MANO A LA CAJA…” “TODOS MIRAN POR SU INTERES Y NO POR EL DEL PUEBLO…”
Por esto, cuando cada mañana se afronta el trabajo de atender y solucionar los problemas locales, las noticias sobre un nuevo patinazo en el seno de este o el otro partido, en un lugar u otro, o sobre los corruptos de cualquier signo político apropiándose del dinero a manos llenas, frente a la miseria a la que se enfrentan los ciudadanos, hacen que tu ánimo se desestabilice, tu planteamiento genérico se tambalee, y tu capacidad se vea amenazada por la sensación de que todas las cuestiones que paso a paso y con tremendo esfuerzo se van consiguiendo, se desmoronen al unísono como un castillo de naipes.
No podemos tirar la toalla y permitir que esta situación nos lleve a incumplir con el deber adquirido.
No es justo asumir la responsabilidad compartida de los errores cometidos por quienes, bajo la protección de unas siglas, utilizan para su beneficio la confianza otorgada.
Con este artículo quiero manifestar mi protesta ante esta situación: quiero defender al político de base, trabajador y responsable, que lejos de interferir en la POLÍTICA con mayúscula de su partido, lucha cada día por los intereses de los vecinos de su pueblo, ciudad o región, sin otro interés que el de aportar su discreto conocimiento para mejorar la situación. Quiero defender a todos los políticos honrados, legales y sinceros, que luchan y defienden el bien común y que tienen la ingrata pero ineludible tarea (le pese a quien le pese) de solucionar el estado social actual y convencer al ciudadano con el que se cruza a diario, de que sólo desde una política de cercanía, saneada y participativa, alejada de corrupción y la demagogia barata, se puede terminar con la actual situación.
Y quiero también pedirle a cada ciudadano un ejercicio de reflexión, para que antes de meter a todos en un mismo saco, piensen en el esfuerzo que supone en estos momentos “desnudarse ideológicamente” ante tus vecinos y soportar la crítica, no siempre constructiva, a la que estos en justicia te someten.
Ni todos los políticos son iguales, ni todos los banqueros lo son, ni tampoco todos los carniceros o fontaneros…por eso pido que no todos los comentarios de quienes tienen el derecho y el deber de opinar sean iguales, sabiendo identificar y castigar, con nombres y apellidos, a los que incumplan con la misión de defender el bienestar de los ciudadanos-as en Ciudad Real, en Castilla la Mancha, en Cataluña, en Madrid o en Ponferrada.