Con ‘Tótem y tabú’, obra publicada por Sigmund Freud en 1913 en cuatro entregas en la revista ‘Imago’, el padre del psicoanálisis indagaba, en lo que el subtitulo explicita, esto es: ‘Algunas concordancias en la vida anímica de los salvajes y de los neuróticos’. Luego toda denominación de una realidad dada bajo ese giro lingüístico y conceptual, pudiera determinar pretensiones de fijar un parentesco novedoso, como un enlace entre el Psicoanálisis y la Política de nuevo cuño. Un enlace que marca tanto una adhesión como una prohibición.
La tesis central del trabajo de Freud l queda expresada por la hipótesis de que existiría un origen común del totemismo y de la exogamia; determinados por el conflicto entre el deseo y la prohibición. De igual forma que trataría de buscar una explicación al Tabú, por el que ciertas tribus antiguas desarrollan un temor supersticioso al incesto. El Tótem es una figura que, por ello, representa la unión del grupo, no por lazos consanguíneos, sino por pertenencia a la misma imagen totémica; de igual forma que el Tabú determina la prohibición que no debe desvelarse
La reciente omisión reiterada, del nombre del ex gerente y ex tesorero del Partido Popular Luís Bárcenas, por boca de sus principales dirigentes en el reciente debate parlamentario y sus secuelas posteriores; han determinado que ciertas visiones se acomodaran al texto de Freud. Un Tótem barceniano, para fijar la ligazón indisoluble de los miembros sometidos por la imagen totémica con la financiación ilegal, que a todos une y enlaza como observancia de culto hacia animal mítico. Y un Tabú barcenista, que prohíbe su simple enunciado y su sola enunciación, por el temor viejo y sostenido por desvelar lo que debe permanecer oculto y bien tapado. Estas quizás sean las claves reales del silencio mariano y de la niebla espesa que circunda al Partido Popular en el caso Bárcenas.
